El turismo del mañana

La actual crisis sanitaria ha hecho que se tambaleen todas las estructuras que tenemos en nuestra tierra. Desde la administrativa a la política, pasando por la económica, poniéndonos ante un espejo donde hemos visto las innumerables carencias que tenemos a todos los niveles. Y no solo tenemos para muestra un botón, sino que tenemos la caja de costura llena de botones para extraer numerosos ejemplos que corroboran esta afirmación.

El aspecto digital es el primer sector que analizaremos. Vivimos en la sociedad de la información y nos encontramos con la sociedad (valga la redundancia) más desinformada de la historia: bulos por doquier, brecha socio digital que imposibilita un derecho tan fundamental como es la educación en una gran parte de la sociedad andaluza, a la vez que comprobamos que no existen las herramientas, los recursos y la adaptación necesaria para generar teletrabajo en cualquier sector productivo de nuestra tierra. Son claros ejemplos de varios caminos que debemos transitar el día después de esta crisis sanitaria.

El segundo sector es el aspecto social. Los saludos, los abrazos, las charlas interminables en un establecimiento degustando nuestro plato favorito también se han visto afectados tanto ahora como en los próximos meses. Por lo tanto, todo lo relacionado con “lo social” será totalmente diferente a lo que vivíamos hasta marzo de este año.

El tercer sector, el que analizaremos con algo más de detenimiento, será el económico. Nuestra tierra, Andalucía, ha evidenciado, según pudimos extraer al conocer las cifras de personas en situación de desempleo del mes de marzo, la excesiva dependencia del sector servicios y más específicamente del turismo. Recordemos que, en ese mes, la cifra de paro en Andalucía aumentó en 138.569 personas. Esta cifra supuso un incremento del desempleo prácticamente el doble de lo que se produjo en el resto del territorio del estado. Por lo tanto, no es baladí afirmar que somos una comunidad autónoma “turismo dependiente” puesto que, recordemos, su aportación al PIB es superior al 13%. El sector turístico se sostiene como un gigante con pies de barro donde hoy, ese modelo, se muestra fallido ya que ha estado compuesto por unas condiciones de trabajo en precario con contratos temporales en su amplia mayoría por estar influenciado por la estacionalidad, la masificación de determinadas zonas turísticas (lo que conlleva la sobreexplotación de los recursos naturales, desborde de los servicios públicos esenciales y de los sistemas de depuración de aguas como ocurre por ejemplo en Sierra Nevada donde la depuración de aguas tiene capacidad para 8000 personas y la estación de esquí llega a soportar jornadas de hasta 20.000 usuarios) y, por último, la lucha entre David y Goliat, la lucha entre el tejido empresarial de autónomos contra las turoperadoras.

Todo este conglomerado va en detrimento de una oferta turística de calidad y sostenible, indicándonos que es necesario más que nunca el cambio de modelo productivo en nuestra tierra, hecho por el que siempre ha apostado insistentemente Izquierda Unida durante todas las legislaturas donde ha tenido representación en el Parlamento de Andalucía.

Junto a ese cambio de modelo productivo y para afrontar los grandes problemas que se nos han presentado por causa de la crisis sanitaria, se debe trabajar de forma paralela por la consecución de un turismo sostenible, de calidad, que apueste por los productos locales, que incorpore la participación social ubicándola en el polo opuesto del modelo actual.

No hace falta decir que Andalucía en general y nuestra provincia en particular tiene en su ADN un gran reclamo turístico. Recordemos que Granada aumentó un 7´7% el número de turistas (respecto a 2018 según los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía) llegando a más de cinco millones de visitantes en 2019.

Y para alcanzar esas cifras solo debemos observar los reclamos turísticos que tiene la provincia en todas sus comarcas intercalando turismo de playa, rural, natural y patrimonial donde la Alhambra debe jugar un papel fundamental en todo el proceso de reconversión del sector.

Y las administraciones públicas tienen que realizar las acciones necesarias para crear un excelente caldo de cultivo hacia una nueva visión del turismo. Y esas acciones pasan, ineludiblemente por rechazar cualquier actividad económica que genere condiciones de inseguridad y precariedad laboral entre los trabajadores y trabajadoras andaluzas en el sector del turismo, impulsar el diálogo entre los agentes sociales del sector (sobre todo a los ayuntamientos y sindicatos) generando espacios de participación para la toma de decisiones en materia de política turística, profesionalizar todos los sectores económicos vinculados al sector turístico, públicos o privados, aumentar la financiación pública en materia de fomento del turismo destinado a pymes y autónomos/as, primar actuaciones relacionadas con la protección del entorno natural-turístico, evitar la especulación inmobiliaria de grandes mercados, garantizando el cumplimiento de las normativas urbanísticas y preservando los derechos de la población residente, estimular el apoyo y la conservación de la gastronomía andaluza como base de una alimentación más sana y sostenible, promover el turismo gastronómico ecológico, poner en valor los productos artesanales y los naturales, reduciendo el impacto ambiental (sobre todo en la costa) donde conciliemos la conservación del patrimonio tanto natural como histórico.

Por lo tanto, es importante tomar medidas para garantizar que las pymes y comercios locales primen sobre los gigantes turoperadores y, para ello es primordial que se desestacionalice el sector y se proteja a la clase trabajadora creando un armazón que consiga resistir cuando aparezca una crisis con consecuencias devastadoras.

CATEGORÍAS

COMENTARIOS

Wordpress (0)
Disqus ( )