Análisis electoral: la gota de petróleo

Una gota de petróleo es capaz de convertir 25 litros de agua en no potable. Es lo que puede pasar en el mapa político en los próximos años en España y en Europa. Una gota de petróleo, VOX, puede contaminar el caudal democrático de algunos partidos. Veamos los porqués :

1º El PSOE se convierte en el partido que es la gran referencia nacional como partido de centroizquierda e incluso a nivel europeo para la socialdemocracia. Pedro Sánchez ha conseguido una importante gesta desde que hace sólo dos años estaba defenestrado por su propio partido y desde que sólo hace un año presentó una moción de censura a Rajoy. El 26M ha ganado las europeas casi doblando al PP en votos y las municipales con más de 1,5 millones de votos de diferencia al segundo, por primera vez desde hace muchos años. En las Comunidades Autónomas ha sido el partido más votado en la gran mayoría de ellas. En Andalucía logra dos Alcaldías de capitales de provincia, la emblemática Sevilla y Huelva y gana en otras dos, Granada y Jaén, aunque los pactos puedan dejarlos fuera de la Alcaldía. Las 6 Diputaciones provinciales seguirán en manos del PSOE lo que facilitará el cambio en el PSOE-A como propone Ferraz. Ahora a Paco Cuenca se le abre una oportunidad que le puede allanar Pedro Sánchez si logra cambiar el perímetro del cordón sanitario con el partido que ha sido votado por 7, 5 millones de Españoles, a más de 3 millones del segundo. ¿O es que Rivera hace el cordón a la mayoría de los españoles? Parece que es el tiempo de que las aguas vuelvan a su cauce y al pacto que reclama la sociedad española a voces. Quizás Cuenca pueda beneficiarse de ese nuevo eje, si es que fructifica.

2º El PP obtiene el peor resultado de su historia y el espejo convexo que le brinda Vox y Ciudadanos hace que su imagen agigantada deforme una realidad que en cada elección le aplasta lentamente; aunque no parece darse cuenta por las urgencias de salvar el cuello de Casado. Ahora agrandado por sus acólitos y la propaganda que lo levanta del suelo, comienza a levitar en una realidad impostada por los pactos. Rajoy estará mirando estos días el periódico con la sonrisa socarrona y su puro ardiendo. En Granada, Sebastián Pérez tendrá que reconstruir su relación con Onofre Miralles, el líder de Vox, que lo fue de las Nuevas Generaciones del PP y que no le debe nada. No se vislumbraría mucha estabilidad en el gobierno tripartito, sería un reto de difícil gestión. Atrás quedan las declaraciones de Sebastián Pérez con las maldades del gobierno tripartito de Moratalla hace ya 16 años. Seguro que ahora cambia de parecer si cuaja el pacto.

3º Ciudadanos vuelve a ser decisivo, sólo que esta vez tiene un espacio más estrecho y que le lleva a ninguna parte o, mejor dicho, el espacio que decidió ocupar Rivera: ser muleta del PP, sin sorpasarlo y teniendo ya lejos ese sueño de una noche de verano, tras el descoloque que le supuso la moción de censura de Sánchez. Tendrá que definir que quiere ser de mayor . Si con toda legitimidad quiere entrar en los gobiernos -algo muy conveniente- pero como le reclaman los suyos haciendo partido, sentando las bases de su estructura, más allá de ocupar un espacio en el gobierno. Le reprochan ya en Andalucía al partido de Rivera que no esté aprovechando su fuerza para hacer fuerte a Ciudadanos con los nombramientos en la estructura de la Junta, por el contrario que el PP. En Granada tienen la oportunidad también de situarse en ese espacio liberal de centro dejando que gobierne la lista más votada o entrando en el Gobierno sin VOX. Cualquier pacto con Vox, por activa o por pasiva -cohabitando en la Sala de la Mariana para la toma de decisiones- implicaría una mancha de “petróleo” que contaminaría el caudal que representa la democracia constitucional. El programa electoral de Vox y las declaraciones de sus líderes contenía medidas muy claras que lo llevan a un extremo difícil de justificar. Lo que ha pasado en Andalucía con los equipos de violencia de género y las listas que ha pedido Vox de sus trabajadores es una muestra de que las listas negras en Granada también pueden circular. Ese dique de contención de la extrema derecha -si Cs se lo deja al PSOE- lo puede mantener muchos años sin opción de ser alternativa de gobierno. Luis Salvador lo sabe, y eso seguramente ha sido lo que le ha dado sólo 4 concejales del Ayuntamiento, los mismos que obtuvo en 2015. Es decir que no ha aportado nada a la nueva composición municipal esta posición. Quizás con ello logre regalarle al PSOE el espacio de centro que le ha hecho crecer de 8 a 10 concejales, ganado las elecciones en Granada (lo que no sucedía hace más de 30 años). Salvador dio al PP la Alcaldía y le salió rana con los casos de corrupción, que dieron con la detención del Alcalde y Concejales del equipo de Pérez. Después para sanear el Ayuntamiento le dio a Cuenca la Alcaldía hace tres años, retirándole el apoyo unos meses después. Aún recordamos la rueda de prensa con el candidato del PP en el Hotel Carmen sellando una inexplicable alianza contra Cuenca que alimentó todo tipo de rumores en la ciudad sobre los debes y haberes de los protagonistas. Ahora Cs tiene la oportunidad de seguir estancado, o administrar con la inteligencia que otras ocasiones ha demostrado Salvador y marcar con equidistancia el camino. Ahora hay una diferencia, que esta vez no está con su acta de Diputado debajo del brazo. Se la quitó un paracaidista y el adelanto electoral. Lo jugó todo al Ayuntamiento.

4º Adelante Andalucía ha mantenido el tipo en la ciudad y en la provincia, si bien sus divisiones internas le han llevado a dilapidar la posibilidad de que la izquierda -a pesar de ganar- no pueda gobernar. Como ha sucedido en muchos sitios de España. Las “marquitas de los egos” se llevan buena parte de las opciones de la coalición con IU. Los más de 4,000 votos de partidos de la izquierda dispersa han dilapidado el concejal que podía haber dado la absoluta a la izquierda. Pablo Iglesias tiene en un partido hecho a su imagen y semejanza, lleno de seguidores y followers, más que de afiliados ha sido el gran perdedor de las elecciones, como lo fue también en las generales de Abril. Ahora se agarra a la posibilidad de entrar en el Gobierno con Sánchez, pero ha llegado a esta orilla ahogado. El fantasma de la dimisión que aplazó cuando organizó el esperpento de referéndum tras el escándalo del casoplón deambula por los pasillos de La Sexta.

Ahora toca saber si el caudal de agua potable va a dejar de serlo por esa gota que supone un pacto con Vox que ya exige negociar cara a cara con ciudadanos y entrar en los gobiernos. Rivera y los suyos tendrán que tomar decisiones que los lleven a dar una de cal y otra de arena para no acabar siendo una copia del PP original. Las aguas limpias no provocan enfermedades, ni dañan la naturaleza.

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