Asesinato entre olivos (2003)

El lunes 3 de noviembre de 2003 fallecía en el Hospital Clínico de Granada la joven de 31 años, Yolanda J.T. Había agonizado durante dos días en un paraje solitario entre las localidades de Loja y de HuétorTájar donde su asesino la abandonó después de darle una brutal paliza con un objeto contundente. Había sido encontrada el sábado anterior, día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, por un agricultor. La joven estaba inconsciente y su estado era de tal gravedad que de no haberse cerciorado de que se movía y de que presentaba algunas constantes vitales, habría pensado que estaba muerta.

Yolanda fue trasladada al Hospital Clínico de Granada donde falleció al día siguiente. Era vecina de Loja y tenía dos niños pequeños, uno de 3 años y otro de 7 meses, sobre los que se le había retirado la custodia el Servicio de Protección de Menores de la Junta de Andalucía por sus problemas con la droga, encontrándose en ese momento en acogimiento, dado que, también, el padre se hallaba cumpliendo condena en prisión.

Posibles móviles

El día siguiente de ser encontrada las pesquisas de la Guardia Civil llevaron a la detención de dos hombres, José Antonio C.A., que había sido visto con Yolanda la noche del viernes día 31 de octubre en el interior de un coche, y Jesús C.F. Ambos negaron tener relación con los hechos. Incluso el segundo dijo no conocer a la víctima. Sin embargo, los investigadores del Grupo de Homicidios tenían claro que el primer detenido, José Antonio, bien solo o en compañía de alguien, había participado en la paliza que acabó con la vida de la joven. No obstante, se trabajó para poder establecer el móvil del crimen, dado que no quedaba clara la razón de la actuación del sospechoso, barajándose el robo, el ajuste de cuentas o la agresión sexual como causas. Cualquiera de ellos podía ser, dada la condición, también, de adicto a la heroína, del detenido.

Ajuste de cuentas

La indagación de los detenidos pudo establecer que la tarde del día 30 de octubre, jueves, José Antonio C.A. y Jesús C.F. se reunieron en el domicilio de éste último en la localidad de Loja y en el seno de la conversación que mantenían encargó a José Antonio C.A. que le diera una paliza a Yolanda para evitar que declarase contra él en un juicio que tendría lugar el día 11 de noviembre en el Juzgado de lo Penal núm. 3 de Granada, por un delito relacionado con el tráfico de drogas, al que Yolanda había sido citada como testigo. A cambio Jesús C. F. le permitiría consumir droga gratis, le perdonaría una deuda de 200 euros que mantenía con él, y le regalaría dos gramos de revuelto de heroína y cocaína. Tras aceptar José Antonio el encargo, Jesús C. F. le indicó que podría encontrar a Yolanda en el Polígono de Almanjáyar, en Granada, a donde se desplazó al día siguiente, 31 de octubre, para encontrarla.

El crimen

Tras localizarla anduvo con ella parte de la mañana y toda la tarde, hasta que pasadas las 19 horas se desplazaron en el vehículo propiedad de José Antonio se dirigieron por la A-92 a la localidad de Loja, tomando a la altura de HuétorTájar por un carril conocido como Tejas Verdes, por el que circularon unos dos kilómetros, hasta llegar a un descampado, en el que José Antonio detuvo el automóvil y se apeó del mismo con el falso pretexto de ir a coger alcachofas. Se dirigió hacia un olivo y tras tomar una rama la desbrozó, y acercándose por la parte trasera del coche hasta la puerta del acompañante en cuyo asiento se encontraba sentada tranquilamente Yolanda, de forma súbita y por sorpresa, sin posibilidad alguna de que la joven pudiera defenderse, la golpeó repetidamente en diversas partes del cuerpo con el palo, primero dentro del vehículo, y luego fuera del mismo, de donde la extrajo a tirones, y una vez inmóvil en el suelo por estar inconsciente, la arrastró tirando de los brazos hasta una acequia, donde después de tomar una gruesa piedra y golpearla salvajemente en la cabeza, la arrojó por un barranquillo de metro y medio de desnivel, abandonándola a su suerte, porque seguidamente se machó a Granada. No se sabe muy bien la razón, pero posiblemente movido por el ánimo de conocer qué había podido ser de Yolanda, más concretamente, si ésta se habría reanimado y marchado del lugar para denunciarle, sobre las 4 de la madrugada ya del día 1 de noviembre regresó al lugar de los hechos, encontrando tendida y muy malherida a Yolanda, a la que oyó gemir. En vez de apiadarse y socorrerla, decidió actuar para evitar que fuera descubierta y ocultó a la víctima con ramas que arrojó sobre su cuerpo, marchándose de nuevo del lugar. Pocas horas después, a las 9 de la mañana Yolanda fue encontrada en estado de inconsciencia por un agricultor. Dos días después la joven fallecía por infarto isquémico cerebral por traumatismo craneoencefálico.

El juicio y la condena

La vista oral ante el Tribunal del Jurado tuvo lugar a principios del mes de julio de 2005 en la Audiencia Provincial de Granada. El Jurado emitió veredicto de culpabilidad y el magistrado presidente dictó sentencia el día 13 de julio, condenando a José Antonio C.A., al considerarlo culpable de un delito de asesinato, concurriendo la circunstancia atenuante analógica de drogadicción, a 20 años de prisión, inhabilitación, accesorias y costas, y a indemnizar a los hijos de la víctima. Y a Jesús C. F., como partícipe por inducción en un delito de lesiones, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a la pena de 5 años de prisión, inhabilitación, accesorias y costas, y a indemnizar a los perjudicados por el delito.

El violento asesinato de Yolanda J. T. se produjo en un agradable paraje de plantación y olivos en la vega baja del Genil, con el lamentable trasfondo del inframundo de la droga.

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