Bienvenidas, futuras y pretendidas señorías

Si Pepe Entrena dice Granada debemos, y podemos, adivinar que se refiere a la provincia de Granada, así en general, que no queda mal del todo. Si quien nombra Granada es Paco Cuenca sabemos que, lógicamente, habla de la ciudad de Granada, más del centro que de los bordes, la verdad sea dicha. Si lo hace JiangLizhang, chapurreando, nos vamos directamente al córner del Zaidín: al Granada C.F. Si es Juan Pérez quien te habla de Granada hay tres probabilidades: una, que no sepas ni papa quien es ese sujeto, porque en el mundo mundial no hay un nombre más común que ese y vaya usté a saber; dos, mira tú por donde, que se trate del puñetero Juan Pérez ese que tanto habla de «El médico a palos», el de Moliere… o el de Granada; y tres, que sea el Juan pérez de «La Voz de Granada», en la que también hablan muchas voces y escriben muchas plumas, unas doctas, otras,como un servidor,solo pasionarias, unas poetas, otras prosaicas, pero mira tú por donde casi todas ellas hablan y escriben desde y de la ciudad de Granada y de la gente y las cosas de la ciudad de Granada, como sus señorías, cuando la mayoría de ellos y ellas, traidores y traidoras, han nacido y son de pueblo, metafóricamente hablando. Valga aquí, que estamos empezando, aquello de “que no es por criticar, que es por referir”.

Los catetos, y las catetas, que nacimos, somos y vivimos en los pueblos de la provincia seguimos sin tener quien nos escriba, como al Coronel de García Márquez, ni antes cuando el sobre más el sello y sin internet, ni ahora con tanta polla de nuevas tecnologías; tampoco tenemos siquiera quien escriba de nuestros pueblos y de sus gentes, de nuestros gozos y sombras, como siempre ha sido y como dios, seguro, no dejó mandado, salvo el típico articulillo de copia y pega en el suplemento del fin de semana, de carácter rural, bucólico y pastoril de algún ajuntaletras o vocero de un ser romántico o ideal.

Pero que no cunda el pánico ¡ya están al caer! es cuestión de días, como cada cuatro años, así igual desde hace cuarenta. Nos visitarán en persona, en vivo y en directo, pisarán nuestras calles, olerán nuestros huertos, los de siempre y «los interiores», mantendrán perennes la sonrisa y hasta nos preguntarán por nuestros padres sin siquiera conocerlos…todas estas personas son aspirantes al gran sorteo de sueldazo mensual y viajes semanales con pensión completa, durante cuatro años, a Madrid, al Congreso o al Senado y, quién sabe, si a alguna Dirección General ¡o a un Ministerio! eso sí que mola.

Como cada cuatro años, así igual desde hace cuarenta, se acercarán físicamente a las personas, sí, en mangas de camisa, descorbatados y hasta habrá quien ose no llevar chaqueta, como la gente corriente de pueblo, sí, y aparentarán hablar mirándolos a los ojos, les tocarán, sí, y hasta les ofrecerán sus manos para estrecharlas, siempre con una abierta y permanente sonrisa de color pastel de postal. Todo serán parabienes y golpecitos en el hombro y como cada cuatro años volverán a enmendar eso del paro y removerán cielo y tierra, sin picos ni palas, para que el desarrollo económico y el bienestar social inunde el medio rural, término este eternamente existente, ahora más que utilizado y últimamente más que masticado por todas las bocas, desde Cabo de Gata hasta Finisterre. Y vendrán, decíamos, para arreglar otra vez las mismas irregulares carreteras de los mismos feos accesos de nuestros mismos muertos pueblos de Granada, como hace cuatro años, así desde hace cuarenta. Y ya, por fin, seremos provincia decentemente conectada entre sí y, por supuesto, con Córdoba, nuestra perdida hermana. Y mejorarán, otra vez, los equipamientos educativos, sanitarios, socioculturales y culturales de nuestros desequipados municipios, harán todo lo que esté en sus manos para responder a todas las demandas del pueblo y las de sus sufridos alcaldes y concejales, estos auténticos jornaleros de la política, salvo deshonrosas excepciones.

Todo esto coincidirá con la también manida campaña «Ya es Primavera en El Corte Inglés» para que nuestras ilustres y pretendidas señorías encuentren su chaqueta ideal y no necesiten desempolvar viejos baúles de pueblo ni hurgar en abultados armarios de ciudad. Muchas de sus señorías renovarán rebecas y rebequillas, pendientes del contenedor de textiles, por colección de chaquetas y chaquetillas y sabrán ya a estas alturas cuál ponerse: unas señorías habrán optado por las chaquetas de moda, nuevas, renovadas o retocadas; otras por las de colores vivos (algunos muy chillones) y que se llevan mucho esta temporada: rojas, azules, naranjas, verdes y hasta moradas; y, por último, habrá quiénes planchen y se colo quen la misma de siempre, con el riesgo de ser tildados de desaliñados, antiguos e informales. Cuidadín, especialmente los daltónicos.

¿Recordáis aquella voz temblorosa en blanco y negro, mil veces oída: «Villar del Río es un pequeño y tranquilo pueblo en el que nunca pasa nada…»? Pues eso, que ogaño está de moda lo del despoblamiento rural pero sus señorías (pretendidas) nos abrirán los ojos y nos convencerán, una vez más, como cada cuatro años, sobre la raída vertebración e igualdad en el equilibrio territorial, propuesta sencilla que no debería ser reto ni odisea ni utopía, tan solo que quienes la ofertan creyeran en ella. A los pueblos no se va a vivir sino a vivirlos, a los pueblos no se va a comer sino a comérselos… y para ello hay que habitarlos con vida y con semilla (¡y con reforma agraria!) y no pasar por ellos como aquél Mister Marshall, puro en mano.

Y vendrán y vendrán sus pretendidas señorías, y nos adularán, y nos abrazarán, y nos colmarán, y nos calmarán, y nos embriagarán, y nos dormirán, y también nos jalearán, y nos enfrentarán, y se irán, se irán, como cada cuatro años, desde hace cuarenta, sin haber dicho nada. Unas nos atizarán con el bla, bla y bla y otras al modo Trío Lalalá. Ojo también con las otras estrellas, las de la tele y de la radio: ni puto caso al políticamente incorrecto de Bertín ni al neutral de Ferreras, ni a la independiente Bueno ni a la amable Quintana, ni a la inocente Pastor ni al guay Évole, ni al sosegado Federico ni al güena gente del Herrera, ni a los innombrables de la noche del sábado, ni a la otra ni al otro, todo está pactado y guisado.

Para la próxima veintena de días creo que poco, y pocos, hablarán de las cosas de comer, por eso procurad tener a punto los sentidos, la cabeza, el corazón y la barriga ¡y la memoria! Y comed, bebed, amad y votad lo que queráis, pero cuidadín con los de hace cuarenta y más con los de hace ochenta, cuidadín con los colores ajados y con los charlatanes de feria, porque la verdad es que todo es mentira, esto ciertamente antiguo desde antes que existiera el simpático Risto. Escuchemos ¡por Dios, por Zeus o por Baco! las reflexiones de personas normales y corrientes, mejor si son de pueblo. Para esto, en esta primera tira, os quiero regalar una coplilla del bueno de José Antonio Labordeta: «¿Quién te cerrará los ojos, tierra, cuando estés callada?».
https://www.youtube.com/watch?v=gsqystjkqRE
Enlace recomendado para hombres y mujeres libres, también para sus señorías y para el desnortado vasallaje.

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COMENTARIOS

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    Salustiano 5 años

    Buen artículo. Leyéndolo he reconocido a mi amigo Antonio de toda la vida. Los invencibles lo son, no porque no les derroten, sino porque no se rinden. Y mi Caba no se rinde nunca.

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