Científicos certifican la ausencia de diferencias sociales en el consumo de alimentos en periodo prehistórico

Científicos certifican la ausencia de diferencias sociales en el consumo de alimentos en periodo prehistórico

  • La homogénea alimentación, junto con unas prácticas rituales y funerarias donde se enfatizaba la colectividad frente a la individualidad, «evidencian que las poblaciones megalíticas se caracterizaron por mantener unas relaciones sociales basadas esencialmente en valores como la igualdad», apunta el estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han determinado, mediante el análisis de la dieta de las poblaciones del pasado en las necrópolis megalíticas de Panoría, en el municipio granadino de Darro, y El Barranquete, en Níjar (Almería), que, aunque las comunidades megalíticas variaran sus hábitos alimenticios a lo largo del tiempo, no existieron diferencias sociales relevantes en el tipo de alimentos durante miles de años en la Prehistoria.

Según ha informado la UGR en una nota de prensa, la homogénea alimentación, junto con unas prácticas rituales y funerarias donde se enfatizaba la colectividad frente a la individualidad, «evidencian que las poblaciones megalíticas se caracterizaron por mantener unas relaciones sociales basadas esencialmente en valores como la igualdad», ha señalado el autor principal de este trabajo, el investigador del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, Gonzalo Aranda.

Las necrópolis megalíticas de Panoría y El Barranquete son cementerios formados por tumbas construidas con grandes losas de piedra o muros de mampostería, que delimitan cámaras funerarias a las que se accede mediante un corredor o pasillo.

Las excavaciones realizadas por los investigadores de la UGR han evidenciado que son lugares de «enterramiento colectivo», donde se sepultaron los cuerpos de individuos de ambos sexos y de todas las edades.

Una de las principales características de estos sitios funerarios es su largo periodo de uso. En el caso de Panoría los primeros enterramientos se realizaron en el periodo comprendido entre los años 3525 y 3195 antes de Cristo, y los últimos ocurrieron entre el 2125 y el 1980 antes de Cristo, hace unos 4.000 años.

Por su parte, en la necrópolis de El Barranquete, los enterramientos más antiguos se realizaron entre el 3030 y el 2915 a.C, hace unos 4.000 años, y los más recientes se produjeron entre el 1075 y el 815 a.C. En ambos casos, el uso ritual y funerario se prolongó durante más de mil años.

Entre ambas necrópolis, los investigadores han analizado 52 muestras pertenecientes a otros tantos individuos: 19 procedentes de Panoría y 33 de El Barranquete.

Además de las mediciones de isótopos de carbono y nitrógeno, también registraron los valores de sulfuro para las muestras del yacimiento almeriense, con el objetivo de «establecer con mayor precisión el uso de alimentos de origen marino, dada la proximidad de esta necrópolis al Mar Mediterráneo, del que dista escasos kilómetros».

«Nuestros resultados muestran una dieta basada en el consumo de proteínas de origen terrestre –plantas, proteínas animales y productos lácteos–, donde los alimentos de origen acuático estuvieron ausentes», ha destacado Aranda.

A la luz de los resultados de este trabajo, sus autores concluyen que, durante buena parte de la historia, las identidades sociales se construyeron a partir de la identificación con la colectividad y con unas relaciones «ajenas a cualquier tipo de división social permanente y estructural».

«El estudio de las poblaciones megalíticas demuestra que las relaciones coercitivas y de explotación que rigen las sociedades actuales son la excepción, pero no han sido la norma», ha indicado Aranda.

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