Cinco años después

Por fin ayer, tras una eternidad de cinco años, el Ayuntamiento de Granada dio el primer paso, para conseguir por fin, un presupuesto que le permita hacer frente a las necesidades corrientes de esta ciudad, a los proyectos estratégicos de la misma y sobre todo, a las urgencias derivadas de esta auténtica tragedia humana y económica que nos deja el COVID.

Que una ciudad como Granada haya estado cinco años sin presupuestos, demuestra, quizás mejor que ninguna cosa, el fracaso de la política y de los políticos que nos han tocado en suerte y que, por fin, un lustro después se vayan a conseguir aprobar esas cuentas, demuestra también que no todos los políticos son iguales y que otra forma de hacer política también es posible en Granada.

A pesar de no pocas críticas, en su propia casa y en la ajena, el Grupo Municipal Socialista y el exalcalde y jefe de la oposición, Paco Cuenca, han entendido que los intereses generales de esta ciudad, están por encima de los partidarios y particulares y en ese sentido han actuado en consecuencia, negociando unas cuentas que poder aprobar y con las que hacer frente a las necesidades de Granada y su ciudadanía.

Esa actitud es la que la sociedad de este país viene reclamando a sus fuerzas políticas, más aún en situaciones tan dramáticas como las que nos están tocando vivir. Lamentablemente no abundan los ejemplos de esa imprescindible responsabilidad política y los pocos que tenemos viajan siempre en la misma dirección.

Es posible que muchos no entiendan el ejercicio de responsabilidad y generosidad política del Grupo Socialista en general y de Francisco Cuenca en particular, sobre todo si tenemos en cuenta que el PP, que tiene la responsabilidad de elaborar y sacar adelante estos presupuestos, les negó el pan y la sal durante los tres años de alcaldía socialista. Más o menos lo mismo que ha ocurrido en la política nacional, con un PSOE que hace cuatro años, permitió con su abstención la investidura de Mariano Rajoy, pero que ha recibido a cambio la oposición más insoportable que se recuerda, hacia el Gobierno de Pedro Sánchez.

La responsabilidad política parece viajar solo en un sentido y eso no es bueno para la salud de un sistema político que la ciudadanía ha decidido que sea cada vez más plural y, en el que por lo tanto, cada día hará más necesaria la negociación, la transacción y el encuentro.

Que la confluencia de Podemos-IU y Vox hayan votado en contra de esta aprobación inicial no es una buena noticia. Sobre todo no lo es para la confluencia que tenía aquí una gran oportunidad de confirmar tantas cosas buenas como están apuntando desde el inicio del mandato. De Vox nada constructivo se espera y por lo tanto no de extrañar su voto contrario, en un tema en el que la posición favorable del PSOE, ha convertido en irrelevantes los votos verdes de la furia, el ruido y la confrontación.

Tanto el PSOE, como el PP y Ciudadanos han reconocido que no son las cuentas que aprobarían de acuerdo a sus programas, pero si las que obliga la situación de la economía municipal y los graves efectos sociales y económicos provocados por la pandemia y eso es precisamente lo que la sociedad espera de sus representantes.

En su intervención, Francisco Cuenca, portavoz socialista, reivindicaba ayer el valor útil de la política para fraguar acuerdos por el interés general y frente a quienes abogan por despolitizar la vida pública, el portavoz del Grupo Socialista, subrayó la necesidad de todo lo contrario. Y lleva razón el ex alcalde, porque la aprobación inicial de este presupuesto es, simple y llanamente, la consecuencia la política. De la de verdad, de la que es útil a la ciudadanía y de la que dignifica la actividad pública en lugar de encanallarla.

Cuando la política se crispa hasta la náusea, ocasionalmente aparecen acciones que nos reconcilian con ella y con quien la ejerce con dignidad, con pasión y con una entrega que evidencia que en su ejercicio hay algo tan noble como trabajar por los demás y hacer de lo público un servicio para los ciudadanos sin pedir nada a cambio … La aprobación inicial de los presupuestos del Ayuntamiento de Granada, es una de ellas.

Parafraseando a Neil Amstrong, lo ocurrido ayer en la Plaza del Carmen, es un pequeño paso para el presente municipal, pero quien sabe si uno muy importante para el futuro de la ciudad, siempre que el inusual ejercicio de responsabilidad iniciado ayer, se convierta en algo permanente y viaje en ambas direcciones … Granada y su gente lo agradeceremos.

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