Con las cosas de comer no se juega, con nuestra salud tampoco

Es tanto el postureo, el marketing vacío y la inanidad del “Gobierno del cambio”, como se autodenominó el del PP y Ciudadanos en Andalucía, (con el aliño de sus palmeros de Vox), que a la primera prueba seria sobre su capacidad de gestión, el tinglado se le está viniendo abajo, como pasaba en la fábula, con los cerditos que construyeron sus casas de paja y madera y se derrumbaron estrepitosamente, ante el más leve soplido del lobo.

En Andalucía, el lobo ha sido la listeriosis y los cerditos confiados el consejero de Salud y el mismísimo Moreno Bonilla, que puso semejante responsabilidad en manos de un incapaz de libro, como viene demostrando Jesús Aguirre, desde el mismo momento de su toma de posesión, primero con su incontinencia verbal, luego con su zafiedad impresentable y ahora con su absoluta incompetencia, que está dejando la imagen sanitaria de la Junta de Andalucía literalmente por los suelos.

Una mujer fallecida, 150 personas afectadas, 500 bajo sospecha y el brote extendido por todo el país, son las cifras, hasta hoy jueves, del episodio de listeriosis, que la Junta de Andalucía admite conocer desde la segunda quincena de julio, aunque no se sabe por qué extrañas circunstancias, no fue hasta el 5 de agosto, cuando el departamento del “rey del power point”, declaró el brote de toxiinfección alimentaria; no fue hasta el día 8 cuando se llevaron las muestras al laboratorio y, lo que es peor, no fue hasta cinco días después, cuando la eminencia consejeril, tuvo a bien retirar la carne con listeria, cuya inmovilización del producto causante del brote, no se produjo hasta el día 14, pese a que sabía desde el día 9, que una de las dos muestras analizadas había dado un resultado «altamente positivo» a la bacteria, tal y como se desprende de un documento interno del Laboratorio Municipal de Sevilla.

La “diligencia” que Aguirre y sus mariachis, al frente de la consejería de Salud, tuvieron para manipular cifras y estadísticas, nada más llegar al Gobierno y para tirar por tierra, todo lo realizado con anterioridad, contrasta con la ineptitud demostrada, a la hora de gestionar la primera crisis sería a la que se enfrentan el consejero y sus amigos, pues sus amigos son quienes componen la cúpula de la administración sanitaria andaluza, como no tuvo empacho alguno en reconocer, el mismísimo Aguirre en un momento de exhaltación de la amistad.

Resulta extraño, enormemente extraño, que no fuera hasta ayer miércoles, 21 de agosto cuando la Junta de Andalucía ordenara la paralización de la actividad y la retirada de todos los productos elaborados por la empresa sevillana “Magrudis”, responsable de la carne de ‘La Mechá’, la infectada con la bacteria. Nada más y nada menos que doce días después de que los análisis, establecieran, sin sombra de duda alguna, que ese producto era el causante del brote. Créanme que preferiría que tan inexplicable tardanza se debiera a la incompetencia más absoluta, que a otra razones que rondan en la mente de casi todos.

Y si la gestión sanitaria de la crisis, por parte del Gobierno de Juanma Moreno, ha sido un desastre, la informativa y política han resultado una absoluta catástrofe y si no, ya me dirán como puede llamarse al papelón del presidente de la Junta, poniéndose exquisito y ofendido, por la oferta del puerto de Algeciras a los inmigrantes del Open Arms, mientras no se enteraba de que una industria alimentaria andaluza, estaba contaminando de listeriosis a media España.

Ya se sabe que las crisis sanitarias no son el fuerte de los gobiernos de derechas. Ya en el año 81, Jesús Sancho Rof, tuvo que abandonar el ministerio, con posterioridad a sus declaraciones sobre el llamado síndrome tóxico, provocado por aceite de colza adulterado. Tres semanas después de la muerte de la primera víctima, declaró en TVE que “el síndrome es menos grave que la gripe. Lo causa un bichito del que conocemos el nombre y el primer apellido. Nos falta el segundo. Es tan pequeño que, si se cae de la mesa, se mata».

Siguiendo sus pasos la irrepetible Celia Villalobos -inexplicable ministra de sanidad-, en plena crisis de las vacas locas, la convirtió en mayor de lo que era, al recomendar a las amas de casa que no hicieran “un caldo con huesos de vaca, que además ya no se venden, y si los tienen en la nevera, que los tiren. Se puede hacer el caldo con huesos de cerdo”. … Después vino lo de Manolo y lo del Candy Crush.

Pero no nos desviemos de lo esencial, que no es otra cosa que el desastre de la consejería de Salud de la Junta de Andalucía, que en solo siete meses ha convertido un departamento con problemas, pero que inspiraba confianza a la ciudadanía, en un auténtico desastre. Por eso señor Aguirre -vaya tela con los apellidos del PP- hágase y háganos el favor de presentar su dimisión, aplicándose uno de los chascarrillos que tanto le gustan y que en esta ocasión es el Evangelio: “Con las cosas de comer no se juega». Con la salud de los andaluces tampoco.

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