Con «V» de Vox

Asisto con profundo asombro a la escasa repercusión que parecen estar teniendo, entre la población andaluza y los medios de comunicación de nuestra tierra, las conclusiones de la Comisión para la Reconstrucción de Andalucía, de donde debe partir la estrategia para la recuperación tras la crisis del coronavirus. Una comisión que ya nació herida de muerte bajo la presidencia de Vox, «graciosamente» cedida por PP y Cs y con la ausencia del partido mayoritario de la cámara, que no se nos olvide sigue siendo el PSOE y de Adelante Andalucía.

Con esos mimbres no de extrañar que dicha comisión haya alumbrado un texto, auténticamente vergonzoso, con 500 propuestas que incluyen desde rebajas fiscales para quienes más tienen, a la barra libre para colaboración público privada, pasando por el  oprobioso endurecimiento de los requisitos para acceder a la renta mínima vital, o la criminalización de la inmigración, culpando a las pateras de traer enfermedades contagiosas.

Sorprende que semejante manifiesto ultra, redactado por el diputado de Vox por Cádiz, Manuel Gavira, haya sido definido  como un texto “despolitizado”, aunque su apartado de medidas sociales lo encabece un salmo religioso y más parezca el programa político de Vox, que un documento para reconstruir Andalucía tras el azote de la pandemia. 87 páginas preñadas de propuestas profundamente antisociales, promotoras de la desigualdad y que tienden la alfombra roja a la pobreza. En definitiva, un documento más propio de los Principios Fundamentales del Movimiento franquista, que de una sociedad moderna, aconfesional, igualitaria  e integradora.

Tras una primera lectura del dictamen llegamos a la conclusión, de que  para la derecha andaluza, es más importante seguir salvaguardando los privilegios de la oligarquía de la que provienen, que asegurar que el Ingreso Mínimo Vital, llegue a todo el mundo que lo necesite.

Según datos prepandemia de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, En Andalucía, cuatro de cada diez personas están en riesgo de pobreza y el 10% en riesgo de pobreza severa. 12 puntos por encima de la media española, hasta un total de 3,2 millones de personas. Hablamos de datos de hace más de un año, que sin duda se habrán agravado considerablemente tras la devastadora COVID.

Pues bien, para atacar tan demoledor panorama, la propuesta que se nos hace desde el Parlamento Andaluz, no es otra que la de cobrar menos impuestos a las personas ricas y conceder menos ayudas sociales para las pobres.

La lectura del dictamen destila un tufo de insoportable clasismo, como si ese casi 40% de andaluces sumidos en la miseria, supusieran para esa derecha un lastre que arrojar cuanto antes por la borda. Por no hablar de la permanente ofensiva para diluir el concepto de «violencia machista», uno de los objetivos prioritarios de Vox, como lo demuestra que el texto no lo mencione una sola vez, en beneficio del de «violencia intrafamiliar”, con el que Vox pretende diluir aquel. Sin pudor alguno, PP y Ciudadanos han celebrado semejante texto, insistiendo en que las asociaciones feministas son ‘chiringuitos ideologizados’ para captar ayudas públicas.

Para rizar el rizo del despropósito PP, Ciudadanos y Vox, no han tenido empacho alguno, en volver al ladrillo como bálsamo de Fierabrás, también para la Andalucía postCovid y para ello quieren garantizar que ni la legislación urbanística, ni la fiscalidad medioambiental, serán un freno para la jungla en que puede convertirse el sector.

Nos encontramos en suma, ante un «recetario» con el inconfundible sello de la extrema-derecha, que no deja de ser un brindis al sol, que por no tener, no tiene ni la imprescindible memoria económica y que no deja de ser un paripé de populares y ciudadanos, para tener contentos a sus socios de la ultraderecha, de cara a conseguir su apoyo para sacar adelante los próximos presupuestos andaluces.

Semejante dislate deberá ser sometido a debate y votación en comisión el próximo lunes, 31 de agosto y su luz verde definitiva llegará en el pleno del previsto para finales de septiembre. No habrá problema para su aprobación. Primero porque los votos del PP y Ciudadanos se sumarán a los de Vox, para tener contentas a las huestes de Abascal y segundo, y más preocupante, porque parece que sus señorías azules y naranjas, no están ideológicamente tan incómodas, con las barbaridades de esa derecha retrógrada y dañina, que solo pretende salvaguardar sus privilegios en Andalucía, a costa de profundizar aún más la brecha de la desigualdad.

 

 

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