Descubren nuevos restos arqueológicos en las obras del barrio de San Miguel de Almuñécar

Descubren nuevos restos arqueológicos en las obras del barrio de San Miguel de Almuñécar

Las obras de rehabilitación del barrio de San Miguel, en el casco antiguo de Almuñécar, en la costa de Granada, han vuelto a sacar a la luz restos arqueológicos que servirán para interpretar la riqueza histórica de la antigua ciudad sexitana, datada ya hace más de 3.000 años.

Así lo ha indicado en una nota de prensa el Ayuntamiento de Almuñécar, que ha detallado que, bajo la supervisión del Servicio Municipal de Arqueología, han salido a la luz «las primeras muestras empíricas de la distribución de agua en el interior del criptopórtico. Estructuras funcionales asociadas a estancias de almacenaje».

Es «un hallazgo sin precedentes que nos sirve para acercarnos más a la maravillosa historia de nuestra ciudad», ha manifestado el edil de Cultura, Alberto García Gilabert, quien ha felicitado a los arqueólogos encargados de los trabajos, Iván Sánchez y Eva Urquieta, tras visitar la zona.

Un criptopórtico, en la arquitectura romana, era una galería o corredor cubierto semisubterráneo destinado a la circulación o al almacenamiento que estaba integrado en un complejo construido más grande.

Generalmente abovedados, soportaban las estructuras porticadas sobre el terreno y se iluminaban mediante aberturas en la parte superior de sus arcos o en las bóvedas. La sombra y el lugar semiexcavado proporcionaban «temperaturas frescas y moderadas útiles para el almacenamiento de productos perecederos, mientras que ofrecían un podio nivelado y ligeramente elevado para la superestructura».

Todo ello viene a definir o traducir lo que fue el centro de la urbe de Sexi, tal y como se constata en distintas muestras arquitectónicas de Almuñécar, siendo «la más popular y conocida la Cueva Siete Palacios, a las que se suman otras muchas incluidas dentro de numerosas viviendas privadas que se mantienen con el paso de los años».

Precisamente, se pueden distinguir dos formas de criptopórticos, unos integrados en las villas romanas, y los otros, puramente utilitarios, con objeto de resolver la pendiente del terreno sobre el cual se construyeron edificaciones civiles, religiosas o políticas.

En los sitios inclinados, el lado abierto del criptopórtico estaba a menudo parcialmente a nivel del suelo y soportaba la estructura, como en un foro o villa romana, en cuyo caso servía como ‘basis villae’.

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