El estado de la nada

Si recuerdan los añejos carteles anunciadores de los festejos taurinos patrios, no habrán olvidado que en su encabezamiento, se leía aquello de que la corrida se celebraría, «si el tiempo no lo impide y con el permiso de la autoridad competente». Previamente al gran acontecimiento, sobre todo en aquellos años en que en este país había pocos o ningún entretenimiento, los periódicos y las radios, caldeaban el ambiente, las tertulias de los bares subían la temperatura de los parroquianos, e incluso coches con altavoces recorrían las ciudades, atronando las calles a los acordes de «España cañi», o «El gato montés», anunciando la terna de diestros que figuraban en el cartel y la ganadería de procedencia de los seis «magníficos ejemplares» que se lidiarían en la plaza, mientras se lanzaban al aire centenares de folletos anunciadores que los niños cogíamos al vuelo para llevarlos a casa.

Una expectación parecida deberíamos haber estado viviendo en estas fechas, de cara al debate sobre el estado de la ciudad que se celebra hoy y que, junto con el Pleno de presupuestos, son las dos grandes citas en la vida municipal de esta ciudad. Sin embargo, y corríjanme si me equivoco, el «festejo» de la Plaza del Carmen ha llegado ante la indiferencia general y se va a celebrar, con más pena que gloria entre la afición. Quizás por lo flojito del cartel, quizás por el escaso trapío del ganado.

Es cierto que el director de lidia, Luis Salvador, tiene la cabeza en otros menesteres, sabiendo como sabe, que en cosa de tres meses es muy posible que tenga que cortarse la coleta y abandonar el ruedo municipal, a lo que habría que añadir que sus dos últimas temporadas, se saldan con faenas de aliño, mucho pico de muleta, poco toreo al natural y bajonazos infames, lo que junto al desastre en el recuento de «trofeos» de sus compañeros azules y los «saltos de la rana» de los verdes, anima poco a la «afición».

Pero sin duda, el problema más grave del «festejo» que se nos anuncia para hoy, no es otro que el escaso trapío del ganado a lidiar, porque como cualquier aficionado sabe, si no hay toros, no hay corrida y a lo que parece, la calamidad de temporada con la que comparecen los primeros espadas, ha obligado a que no haya ganado bravo que lidiar.

Así les podríamos narrar, en clave taurina, la previa de este debate sobre el estado de la ciudad, primero del gobierno bipartito de Ciudadanos y PP, con el imprescindible apoyo de Vox. No es la pandemia que nos ha cambiado la vida, es la incapacidad y ausencia absoluta de liderazgo de este alcalde, lo que condiciona un debate que podríamos ahorrarnos, toda vez que para que se celebrara, debería existir alguna gestión sobre la que debatir, algo que por desgracia para esta ciudad, brilla por su ausencia.

Salvando la aprobación del presupuesto municipal, por primera vez en muchos años, lo que se produjo gracias al ejercicio de responsabilidad del ex alcalde, Paco Cuenca, el haber de Luis Salvador, arroja un vacío tan absoluto como el eco que devuelve.

Esta ciudad no se merece un alcalde que lleva casi dos años más pendiente de su futuro político y personal, que de dirigir una ciudad, que a pesar de sus muchas posibilidades, arroja unos datos escalofriantes de paro, pobreza y futuro incierto.

Luis sabe que va a dejar de ser alcalde en muy pocos meses. Y lo sabe porque conoce a Sebas y no debe tener muchas dudas, de que no le va a permitir que se incumpla aquel vergonzoso acuerdo de repartirse la alcaldía. El otrora todopoderoso jefe del PP de Granada, ha pasado ya por todos los escarnios políticos posibles, propios y ajenos, pero sigue guardando la bala de plata que supone poder dar o quitar la alcaldía y Luis sabe, que por su mala cabeza, los días de vino y rosas entre ambos, hace mucho tiempo que se acabaron.

Con semejante panorama, esta mañana pisará el albero Luis «el Veleta», con terno de purísima y oro, afianzará las zapatillas, desplegará el capote, pero de la puerta de toriles solo saldrá un ratón. Porque nada hay con lo que pueda lucirse en el ruedo. Nada sobre su gestión de la pandemia. Nada sobre los fondos europeos para la reconstrucción. Nada sobre el «secuestro» de la gestión del Parque de las Ciencias por parte de la Junta. Nada de la disolución de la prestigiosa Escuela Andaluza de Salud Pública, en ese batiburrillo que el consejero de Salud es incapaz de explicar. Nada sobre la liquidación del Legado Andalusí, que también se «traslada» a Sevilla, para morir en le Fundación Tres Culturas. Nada respecto a la incertidumbre sobre el futuro público de CETURSA. Nada sobre del desparecido liderazgo cultural de Granada en beneficio de Málaga, según refleja el prestigioso Observatorio de la Cultura. Nada sobre el oscuro futuro de las escuelas infantiles y su nula apuesta por sostener un modelo educativo de calidad, con un recorrido de 40 años y gran reconocimiento nacional e internacional … Nada. Absolutamente nada de nada.

Para los más jóvenes, el sifón era una bebida carbónica muy popular hace años, embotellada a presión en recipiente de vidrio grueso que, accionando un dispensador, se usaba hasta bien entrados los sesenta, primero como bebida sustitutiva del agua de seltz y después, como aditivo del vino tinto o para mezclar con el clásico vermouth, o para rebajar otras bebidas alcohólicas de alta graduación.

“Nada con sifón” fue después una sección de “La Codorniz” (La revista para lectores inteligentes), que hasta 1977 corrió a cargo del excelente crítico cinematográfico Alfonso Sánchez y que como su propio título indica, se utilizó para poner de “chupa de dómine”, a inútiles con pretensiones.

Pues bien «el estado de la Ciudad» de Luis Salvador, podría incluirse bajo tan memorable epígrafe. Llega sin nada en su haber, describe lo obvio y conocido y, cuando llega a lo mollar, se limita a dibujar unas cuantas ideas mostrencas que, en buena medida, por no ser, no son ni originales, aunque se hayan quedado en formulaciones platónicas, tímidos intentos y acometidas fallidas. Es la expresión de un alcalde sin brío, como de vacaciones perpetuas, y muy lejano del líder potente y eficaz, claro de ideas y enérgico en sus realizaciones, que necesita esta ciudad, para salir de una de las situaciones más complicadas de su historia … La nada con sifón.

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