El jurado declara culpable al preso que reconoció haber matado a su compañero de módulo

El jurado declara culpable al preso que reconoció haber matado a su compañero de módulo

El jurado popular que ha enjuiciado al interno acusado de matar a cuchilladas a un compañero de módulo en la prisión de Albolote (Granada) lo ha declarado culpable por unanimidad en la tarde de este jueves, después de que él mismo, en su declaración ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, reconociera los hechos.

Así, tras el veredicto, para cuya lectura ha sido convocado a las 17,00 horas en la sede de la Audiencia, en la Real Chancillería de Granada, está previsto que el acusado sea condenado por la magistrada presidenta del tribunal a diez años y medio de prisión, la pena que por la comisión de un delito de homicidio le pide la Fiscalía, una solicitud a la que se sumaron, en sus conclusiones definitivas, la acusación particular, en nombre de la compañera del fallecido, y la defensa del procesado.

Fuentes del caso consultadas por Europa Press detallaron además que, en el ejercicio de su derecho a la última palabra este pasado miércoles, el acusado volvió a pedir perdón a la familia, como ya hiciera el pasado lunes en su declaración ante el tribunal. El juicio se ha venido celebrando en el edificio judicial de Caleta, para el cumplimiento de las medidas de seguridad contra el coronavirus, si bien tanto la entrega del objeto del veredicto como la lectura de sus conclusiones se han desarrollado este jueves en la Chancillería.

El procesado defendió que actuó así porque el «miedo pudo más» que él tras una discusión entre ambos en que señaló que fue amenazado de muerte, después de meses soportando «tocamientos sexuales». También mantuvo que llevó adelante la acción, sobre las 17,30 horas del 29 de junio de 2017, cuando le habría asestado hasta 23 cuchilladas con media hoja de tijera, pero no por un tema de drogas sino porque el finado «abusaba» de él y se le «fue de las manos».

A la petición de la Fiscalía, en sus conclusiones definitivas, de diez años y medio, se sumaron este pasado miércoles la acusación particular que representa a la mujer con la que la víctima mantenía una «relación estable de pareja con convivencia desde 1991» y que pedía en un inicio 18 años de prisión por supuesto asesinato, o alternativamente, 13 años y medio por la presunta comisión de un delito de homicidio, con la agravante de abuso de superioridad; y la defensa, que solicitaba en su escrito provisional la libre absolución o alternativamente la pena de dos años y medio de cárcel.

Según la fiscal, y como ha dado por bueno el jurado, en un momento determinado, el acusado, «con clara intención de causarle la muerte», habría sacado de entre sus ropas media hora de tijera con una dimensión de 6,5 centímetros para asestarle a su compañero distintos golpes «durante una persecución a lo largo del taller».

Todo ello sucedió, agregó el fiscal, «pese al intento de los demás internos que allí se encontraban de repeler la agresión, logrando alcanzarle el primero de ellos en la espalda de manera superficial», llegando la víctima a «interponer entre ambos una mesa».

Finalmente, al objeto además de «aumentar deliberadamente su sufrimiento», le llegó a producir hasta 23 heridas en distintas partes del cuerpo, que afectaron a la piel, el tejido celular o graso subyacente, y a la masa muscular.

Dos cuchilladas afectaron a vísceras provocándole «disfunciones graves que llevaron a la muerte» del agredido, con lesiones que llegaron a afectar a las zonas de pulmones y corazón, y, en definitiva, un «shock hipovolémico» instantáneo por el que falleció entre las 17,30 y las 17,40 horas, según indica el fiscal.

En este sentido, el acusado, «consciente de lo ocurrido, entregó la tijera empleada a los funcionarios de prisiones». Se añade que el fallecido dio positivo en distintas sustancias psicoactivas, entre ellas metadona, si bien eran «concentraciones terapéuticas, no habiendo intervenido dicha ingesta como concausa en su muerte».

Por otro lado, dos funcionarios de la prisión de Albolote declararon como testigos en el juicio, reconociendo que se enteraron de los hechos diez minutos después de que ocurrieran, una circunstancia que han achacado a la «carencia de medios».

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