El Maligno en Aldeire

Al autor del hecho que voy a relatar se le puede ver a diario por las calles más céntricas de Granada. Es una persona en apariencia normal a juzgar por su aspecto, que sin embargo no cumplió condena porque fue declarado inimputable dado su grave estado mental. Sufría una esquizofrenia que le fue diagnosticada en 1988. Fue declarada como no responsable de su acto. Ahora bien, la ausencia de culpabilidad no impide que su crimen, aun no siendo técnicamente un delito —acción u omisión típica, antijurídica, culpable y punible—, pueda ser calificado como abominable. Acaso uno de los crímenes, o si quiere hecho sangriento, más brutal que registra la historia negra de Granada. Y, por qué no, también uno de los sucesos más misteriosos y llamativos que se recuerdan si lo contemplamos desde los parámetros propios del esoterismo y se admite como cierta la versión que el autor mantuvo desde el principio y durante la celebración de la vista oral del proceso, que tuvo lugar el día 2 de diciembre de 1993, en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Granada.

Manuel N.A., de 42 años, mato a su madre “porque, según declaró, voces que salían del televisor le advirtieron que estaba poseída por el demonio”. Igual que sucediera con la protagonista de la afamada película producida por Steven Spielberg, Poltergeist: Fenómenos extraños (1982), dirigida por Tobe Hooper. Una cinta de terror y suspense que no inspiró al autor del parricidio de Aldeire pero que sí que se vería reflejada en el suceso que tuvo lugar el 26 de abril de 1992, segundo domingo de Pascua de Resurrección, en la tranquila localidad de la comarca del Marquesado del Zenete.

El suceso se cobró la vida de M.A. madre del homicida, pero a punto estuvo de registrar también la del padre, que se libró muy posiblemente de ser la segunda víctima al haber salido de la casa poco antes de desatarse la personalidad criminal que Manuel N.A. albergaba dada su esquizofrenia.
Ante la Guardia Civil y después ante el tribunal el procesado mantendría su versión. Pasado el mediodía y encontrándose la madre ocupada en una labor doméstica reaccionó a las llamadas que le hicieron unas voces desde el televisor que le advertían de la presencia del Maligno en la casa. Lo descubrió personificado en su madre, siendo entonces cuando la acometió con violencia, asiéndola fuertemente por el cuello hasta ahogarla con sus manos. Para asegurarse de que había logrado su propósito de acabar con el demonio, trasladó el cuerpo de la víctima ya sin vida a la planta baja de la vivienda donde lo golpeó repetidamente con una azada, terminando su acción rociándolo con gasolina y prendiéndole fuego.

En el acto de juicio el Ministerio Fiscal solicitó la absolución de Manuel N.A. por su condición de inimputable. No obstante, instó su reclusión en un centro psiquiátrico por los graves problemas mentales que sufría. Días más tarde la sentencia declaró la ausencia del delito y la absolución del parricida, sometiéndolo a una medida de seguridad para evitar un nuevo acto sangriento.

Un día, en una situación muy concreta, pregunté a Manuel N. A. por lo sucedido. No me lo contó abiertamente, pero me dijo que “él había matado a su madre. Que se puso muy nervioso. Que tuvo que acabar con el demonio y así lo hizo”. El maligno estuvo en Aldeire…

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