El miedo

Llevamos desde el mes de marzo viviendo en el miedo. La cuestión no fue, ni es, baladí. Aún recuerdo la primera vez que salí de casa una vez confinados para ir a comprar al supermercado. Comprando lo mismo que en la etapa “preconfinada”, tardé el doble de tiempo, a pesar de estar el supermercado bastante vacío y, por supuesto, bastante desabastecido, y no sólo de papel higiénico… El miedo es bastante paralizante.
El miedo es una de las seis emociones primarias inherentes al ser humano. Está definido en el diccionario de la RAE en su primera acepción como “angustia o temor por un daño real o imaginario”. Se considera que las reacciones involuntarias que nos provoca el miedo, son la reacción de huida, la sumisión o tratar de pasar desapercibido y la reacción de ataque o lucha. Estas mismas reacciones las estamos teniendo actualmente, tanto docentes como familias, con la vuelta al colegio, y la verdad, es que no es para menos.

Por un lado, nos encontramos con la REACCIÓN DE HUIDA. La traduzco en referencia a la vuelta al colegio como un “yo no voy a llevar a mis niños al colegio, porque vamos a morir todos como chinches”. Son muchas las familias que se están organizando en colectivos que radicalizan la situación, con frases alentadoras tales como “prefiero que mi hijo pierda un curso a que pierda la vida”. Pero a partir de ahí, ya no dan un paso más.
Por otro lado, nos encontramos con la REACCIÓN DE SUMISIÓN. Sería un “bueno, lo voy a llevar porque es lo que hay que hacer, aunque no esté del todo de acuerdo, no vaya a ser que me señalen con el dedo como negacionista de la realidad”. Es quizás la reacción más cómoda, pero que peor sabor de boca nos deja como padres y madres.

Por último, tenemos la REACCIÓN DE ATAQUE O LUCHA. La interpreto como una evolución entre ambas, pero dando un gran paso hacia delante. Un “lo voy a llevar a la escuela porque entiendo que es lo mejor para su futuro, pero estas condiciones hay que cambiarlas sea como sea. ¡Luchemos!”. Ahora viene el quid de la cuestión. ¿Qué podemos hacer para que esas condiciones cambien? Sinceramente, no lo sé.

Una de las mayores certezas que he sacado de la situación sanitaria actual es que no podemos vivir con miedo. Prudencia si, miedo no. Y aunque tratamos de mentalizarnos a nivel individual constantemente, intentando que el miedo no nos paralice, los políticos y las grandes empresas, con sus mensajes “tranquilizadores”, están consiguiendo todo lo contrario.

Las fichas de dominó empezaron a caer el once de agosto. El Corte Inglés nos alarmó con un cartel publicitario de la campaña “La vuelta al cole”, donde se podía sacar la conclusión que un niño se había ahorcado. ¡Menudo panorama se nos presentaba! Al menos fueron conscientes de su error y retiraron esa imagen de su campaña… Pero otra dosis de miedo ya estaba inoculada.

Como ya comenté en el anterior artículo, el Presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, cree que los colegios son sitios seguros. Entre la creencia y la seguridad hay la misma distancia que de aquí a la Luna. El otro día nos dejó una nueva perla. “Reducir la ratio en las aulas no es esencial”. Nada más leer el titular me vino a la cabeza El Principito y su célebre cita de “lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve con los ojos del corazón”. Ahí lo dejo.

Nuestra Ministra de Educación, Isabel Celáa, aportó a las familias la mayor tranquilidad del mundo en su comparecencia ante el Congreso el pasado 31 de agosto, y no fue precisamente tras explicar los acuerdos a los que había llegado el Ministerio con las Comunidades Autónomas. Sus fotos y vídeos tocándose la mascarilla o con la mascarilla mal colocada, por debajo de la nariz, ha dado la mayor serenidad del mundo a los cientos de padres y madres cuya reacción ante el miedo ha sido la de la huida. Si la que manda en Educación no es capaz de estar un rato con la mascarilla bien puesta, ¿cómo la tendrán nuestros hijos e hijas en clase? ¿Y los docentes? La señora Celáa, predicando con el ejemplo.

Pero si alguien se lleva la palma en los mensajes “tranquilizadores”, esa es Isabel Ayuso. No me cabe duda que ella, que es de mi quinta, creció bajo el amparo televisivo de “La bola de cristal”. La Bruja Avería gritaba aquello de “Estableceré la democracia de la desgracia. Todos acabarán en la farmacia”. Seguramente se le quedó grabado a fuego y ella actualizó el mensaje: “Es probable que prácticamente todos los niños se contagien por la Covid-19”. ¡Grandioso!

En los centros educativos, nos encontramos en una situación muy inquietante, pero nuestras ganas de volver a las aulas y reencontrarnos con nuestro bien más preciado, nuestros alumnos y alumnas, hacen que volatilicemos el miedo. Como cualquier persona, el colectivo docente tiene una gran cantidad de cuestiones que aún tenemos en el aire y que, poco a poco, vamos despejando con confianza, unidad y corresponsabilidad. De lo que estoy totalmente seguro es que, con el paso de los días de colegio presencial, iremos mejorando nuestros protocolos Covid. Seguro que hay situaciones que, in situ, serán mucho más evaluables y modificables.

Está claro que no podemos garantizar muchas de las recomendaciones dictadas por Sanidad o por Educación, por ejemplo, la distancia entre el alumnado en nuestras aulas, pero eso lo dejaré para otro artículo. Estamos trabajando por tener el entorno más seguro posible para toda la comunidad educativa. Los primeros que no queremos contagiarnos somos nosotros mismos. Es por eso, por lo que pido desde aquí, un poco de confianza extra hacia nuestro trabajo, que seamos transformar el miedo en preocupación y prudencia, que son menos paralizantes y que, en unidad, podamos sentar las bases para un auténtico cambio en el modelo tradicional de escuela y que avance, realmente, hasta la escuela del siglo XXI que tanto docentes como familias queremos. Insisto una vez más, confíen en los equipos docentes. Nos dejan a cargo de sus mayores tesoros, sus hijos e hijas. No les quepa la menor duda que los cuidaremos como se merecen.

Entiendo que aún quede queda algún poso de miedo, pero favoreced que se transforme en reacción de ataque o lucha. Es el momento de prender la mecha y cambiar el Sistema Educativo. Como cantan los 091, “la rebelión se está fraguando, es solo cuestión de tiempo”.

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COMENTARIOS

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    Clara 4 años

    Buen artículo. Yo intento superar el miedo con el conocimiento, cuando no lo tengo con la confianza. Confío en los profesionales q dejo a mi hijo no se si dispondrán de lo necesario pero confío en q harán todo lo que esté en su mano

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