El principal acusado de asesinar a un promotor en Calahonda mantiene que no recuerda cómo murió

El principal acusado de asesinar a un promotor en Calahonda mantiene que no recuerda cómo murió

El principal acusado del supuesto asesinato de un promotor de 72 años en Calahonda, ha mantenido que no recuerda qué pasó después de que éste le agrediera con una lámpara, tras lo cual perdió el conocimiento a causa de «estrés postraumático» y cuando lo recuperó ya estaba «muerto». Ha sido ante el jurado popular que enjuicia los hechos desde este lunes, cuando un segundo procesado, que también ha reconocido en parte su participación en los hechos, ha explicado que llegó a ver al otro con un cuchillo «en alto» sobre la víctima.

El edificio de la Real Chancillería, en Plaza Nueva, acoge este juicio de la Sección Primera de la Audiencia Provincial en el que los procesados se enfrentan a un total de 27 años de prisión por la presunta comisión de los delitos de asesinato y de robo con violencia en casa habitada y con uso de arma.

El primero había tenido una relación sentimental con la exmujer del finado, y era, tras años de convivencia, «conocedor de los conflictos y procedimientos judiciales relativos a guarda y custodia y pensión alimenticia de los hijos comunes», según detalla el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía.

La Fiscalía detalla que, tras su separación, en noviembre de 2019, conoció al otro en un albergue municipal, pidiéndole el 11 de ese mismo mes «que le acompañase a la localidad de Calahonda para cobrar una supuesta deuda de 5.000 euros, dinero con el que ambos harían frente a las dificultades económicas que atravesaban».

En su declaración ante el jurado, el principal acusado ha reconocido que no sabía si llegó a matar a la víctima, que recibió hasta 39 puñaladas, pero que tiene entrenamiento militar «desde los 14 años» y que no lo habría hecho así, porque fue una «chapuza».

Ambos en prisión provisional desde finales de noviembre de 2019, se enfrenta a 22 años de prisión como coacusados por la presunta comisión de asesinato, y a otros cinco por supuesto robo con violencia en casa habitada y con uso de arma.

El ministerio público detalla que la supuesta deuda no era tal y que el verdadero propósito del ex de la ex mujer del posteriormente agredido era «dar muerte» al mismo, «al tiempo que buscaba enriquecerse de modo ilícito». Pero habría dicho al otro que «su intención era acabar con la vida del fingido deudor si no lograba cobrar el dinero pretendido».

Ninguno de los dos lo han reconocido, si bien el primero sí ha explicado que quería cobrar una deuda al finado pues le había dado previamente «100.000 euros en mano» relacionados con los hijos que tenía en común con la que luego fue su pareja y que, ya en su casa en Calahonda, éste le habría golpeado con una lámpara tras lo que perdió el conocimiento por «estrés postraumático» y cuando lo recuperó ya estaba «muerto», ha mantenido tras especificar, a preguntas de la fiscal, que se quedó sin recuerdos previos a 2016 por un episodio de «coma» tras el que no supo nada de su ex.

Ha negado haber tenido problemas económicos, señalando que llegó al albergue donde conoció a su supuesto compinche porque en aquella época investigaba la desaparición de un USB con «bitcoin».

Por su parte, el segundo acusado ha reconocido que le propuso ir a cobrar esta supuesta deuda y que solo comentó que si no la cobraba le daba muerte en modo de una «frase hecha como el que dice si no me paga lo mato», si bien «nunca» pensó que lo iba a matar.

Se retiró a la cocina tras taparle la boca como le pidió el principal acusado aquel día de noviembre de 2019, y se quedó pensando si irse porque no le «interesaba» participar en un «secuestro», y entonces oyó «ruidos» y al volver al salón vio, ha proseguido ante el tribunal del jurado, en el suelo a la víctima, que no se movía ya, y al supuesto autor material e instigador de la muerte sobre él con un cuchillo «levantado».

Posteriormente, ha reconocido que le ayudó a limpiar, y que trasladaron el cadáver hasta el descampado donde apareció, extremo este último que no ha reconocido tampoco el principal acusado. La fiscal ha aportado declaraciones de ambos en la fase de instrucción en que reconocían los hechos explícitamente para que se puedan valorar posibles contradicciones.

Según la Fiscalía, y «en ejecución del plan ideado», ambos coacusados se habrían desplazado sobre las 15,00 horas del 11 de noviembre en autobús desde Motril hasta Calahonda y se dirigieron al domicilio de su víctima.

Una vez en el portal, el ex de la mujer, que «portaba un cuchillo, un cable y una bolsa de plástico», indicó a su acompañante que «se dirigiese a la vivienda de la víctima» para maniatarle y taparle la cabeza, y que «se identificase como agente del CNI».

Prosiguiendo con el relato provisional de la Fiscalía, el primero le dijo supuestamente a la víctima, ya dentro del domicilio, «en tono amistoso pero, en todo caso, con ánimo» de atemorizarle, que «su exmujer y sus hijos habían sido secuestrados y que se encontraban en grave peligro», y el segundo le habría instado a «que les entregase su coche y dinero para pagar la liberación de su familia».

Entonces, tras obtener las llaves del vehículo, el primero habría comprobado que el coche estaba en el garaje y, al regresar, habría exigido «la entrega inmediata del dinero que le reclamaban» pero la víctima solo habría dicho disponer de 400 euros en su cuenta corriente «al tiempo que profería expresiones despectivas contra su exmujer», y «culpabilizándola de la situación» lo que habría provocado «el enfurecimiento» de su interlocutor que supuestamente «decidió entonces ejecutar su idea inicial de darle muerte».

Después de que, con ayuda de su supuesto cómplice, le torturara y apuñalara con un cuchillo «hasta en 39 ocasiones», causando la muerte a este hombre, se habrían llevado una serie de objetos, entre ellos un par de zapatos tasados en 40 euros y un reloj valorado en 4.750 euros, que no han sido recuperados.

El cadáver, que habrían trasladado a un descampado a unos 80 metros del edificio aparecía el martes 12 de noviembre, según informaron en su día fuentes cercanas al caso, bajo unos plásticos, y al parecer se correspondía con el de un vecino promotor de viviendas, que vivía solo en el pueblo.

Habrían utilizado por último el vehículo que estaba en el garaje, el cual fue recuperado el 27 de noviembre de 2019 en Irún (Guipúzcoa), en el momento de la detención del primero. Está previsto que el juicio con jurado popular prosiga este martes y este miércoles con las declaraciones previstas de testigos y peritos, antes de que las partes, la Fiscalía y las defensas, que interesan provisionalmente la libre absolución de ambos, expongan sus conclusiones definitivas.

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