Encapsulación temporal

Eso es lo que van a hacer las derechas andaluzas, y seguramente las granadinas, durante una temporadita. La palabra parece bien buscada y analizada, “encapsularse”, que han venido a traducirla, más o menos, como un blindaje ante ataques de los tránsfugas, pero eso sí, temporal, sólo durante un tiempo. Quienes demuestran más optimismo lo cifran en lo que resta de legislatura ”andaluza”, o sea, vaya usted a saber. Los mas realistas, quizá, no lo hacen pasar de primeros de Mayo, cuando se conozca cómo queda el mapa político en la Comunidad de Madrid. En cualquier caso, la citada encapsulación será temporal, según han declarado los dirigentes de PP y C,s.

Curioso que quieran blindarse frente a algo que, a la vez, están practicando sin disimulo. Y que consideren, nada menos que un ataque, lo que es el fiel cumplimiento de las invitaciones cursadas entre unas filas y otras para que vayan traspasando el umbral de las puertas que se les han abierto de par en par. Parece ser que la idea es prohibir el trasvase durante una temporada. Antes y después de ese periodo se podrá trasvasar quien quiera, pero durante el periodo de “encapsulación”, se vetará el transfugismo, que es como se denomina la operación, lisa y llanamente. Es decir, nuestras derechas gobernantes en Andalucía (ignoramos el efecto que tendrá en Granada la jugada) parece que van a hacer una pausa en el juego del transfugismo. Cada cual se quedará donde está ahora, por supuesto la suma será exactamente la misma, y pasado un cierto tiempo, se podrá volver a cambiar cada sumando. Realmente pavoroso el escenario, sino fuera ciertísimo.

Mientras, el tercer elemento en discordia, la ultra derecha, amaga y no da. De un lado, desea recoger algunos restos del naufragio de alguna de las otras derechas, por lo que espera y observa, pero de otro, no puede disimular las prisas por entrar a formar parte del reparto de la supuesta tarta, antes de que expire el plazo de encapsulamiento. Porque el componente ultra de las derechas no ha pactado pausa ninguna, así que juega a todos los palos. Por un lado, es lo que quisieron los andaluces y andaluzas y granadinos y granadinas en las urnas, y ahí tienen la resultante. De otro lado, es la consecuencia natural y lógica de un proceso evidente de reconfiguración de los espacios políticos conservadores, que, sin atisbar el resultado final, nos está ofreciendo estos espectáculos deplorables de la peor condición política y humana.

Prueba de lo anterior es el destacado carácter temporal de la pausa en los trasvases, solemnemente declarado por los responsables políticos de ambas fuerzas. Ahora no, pero después ya veremos¡. O sea, que habrá que estar atentos al momento en que se abra la veda, porque la cosa promete. No resulta difícil imaginar carreras para llegar antes o para coger mejor sitio de cara al futuro. Lo dicho, pavoroso que en las actuales circunstancias políticas, sociales y económicas, las derechas se dediquen a estos menesteres, con luz y taquígrafos, y sin cortarse un pelo.

Socios y aliados políticos para gobernar, o simplemente, para mandar, en Ayuntamientos y Comunidades autónomas. Encarnizados rivales para confrontar y disputarse los espacios políticos, hasta el punto de buscar el engullimiento de alguno de ellos. Así son las derechas patrias, que mientras tanto, destrozan implacables los servicios públicos esenciales allí donde pueden, y bajo el manto de la “despolitización”, tratan de imponer la más despiadada e injusta de las ideologías.

Todo ello revela la imperiosa necesidad de un rearme ético, cívico y democrático de las izquierdas políticas, que ponga freno y ofrezca alternativas viables y creíbles a semejante festín antidemocrático, autoritario y vergonzante. Antes de que sea tarde.

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