Español de España

Como me parieron dentro del territorio que hace unos cuantos siglos los Reyes Católicos acotaron y definieron como España, soy español, al igual que mis progenitores, mis abuelos y hasta donde tengo conocimiento de mi entronque genealógico. Cumplo con toda obligación fiscal, satisfago con puntualidad la hipoteca, abono al momento lo que consumo, pago con resignación alguna multa de tráfico y uso de la libertad que al parecer el Estado me otorga procurando no perturbar la del prójimo. Me tengo por una buena persona, 54 veranos dan para conocerse a uno mismo, amén de las veces que otros ensalzaron esa extraña virtud en mí y más aún por las que muchos ratificaron confundiendo sensibilidad con debilidad, bondad con estupidez, o sencillez con simpleza, es lo que tienen los prejuicios.

Pues bien, hace unos días me hallaba navegando por redes sociales, concretamente en una página Facebook con clara tendencia, (sea el lector quien la califique), y leí como alguien justificaba ufano la agresión que el vehículo oficial que trasladaba a la ministra de Trabajo sufría por parte de una horda de taurinos que a base de insultos, gritos y golpes, exigían consideración cultural y una prestación económica, no seré yo quien tilde de ilegítimo el fondo, pero las formas… Reconozco que discrepé con rigor, llamando descerebrado y sinvergüenza al autor del comentario. Comenzaron a llover entonces paralelismos y recordatorios sobre otros escraches tan execrables como este, no tan violentos, desde luego. De una ministra se pasó al Gobierno entero, a partidos políticos, organizaciones nacionales, internacionales, terroristas y hasta religiosas, que para mi perplejidad, un presunto católico dijo que aunque volviera a reencarnarme mil veces jamás llegaría a alcanzar su inteligencia, ética y vergüenza. Qué bien pagados de sí mismo los que no comprendieron aquello de: sólo sé que no sé nada, invitándome a aprender a leer antes de embestir, además de llamarme cobarde y otras lindezas que me ahorraré de citar aquí. Luego se mencionó el casoplón del Coletas, la ideología ocupa y el socialcomunismobolivariano, todo con deleznable ortografía y adjetivos insultantes que convertían el hilo en un lodazal de bajezas humanas, para acabar en esto: “Disfrute lo votado que ya nos reiremos los españoles de bien de ilusos como usted”. Apelando al resultado de los recortes en Educación, decidí poner fin a mi participación, eso sí, con la entrecomillada frase zozobrando en mi cabeza.

Entre una España que muere y otra España que bosteza, escribió Antonio Machado y añado yo, ambas han de helarme el corazón. Ahora le piden cuentas a un futbolista del Granada CF por lucir una camiseta reivindicativa de lo que a todas luces es una injusticia, me refiero a la trifulca en un bar de la localidad de Alsasua, o Altsasu, cosa que nada tiene que ver con tendencias políticas por mucho que algunos se empeñen en etiquetarla como tal. Y si a este chico quieren crucificarlo por esto, nada en cambio dicen de otros, también futbolistas y de más calado, que sí se han decantado a favor o en contra de tal o cual ideología política, ¿será por ser de su misma cuerda? Como yo también sé hacer paralelismo, en la misma página Facebook que se acusa de terroristas a los que se pelean en un bar, quise comparar con esta la noticia de la absolución, cual si de un pecadillo liviano se tratara, del nieto de Franco por, y así reza en el informe de la Guardia Civil y la primera sentencia, conducir en sentido contrario y con las luces apagadas, hacer caso omiso a las indicaciones de la autoridad, saltarse un stop y continuar a gran velocidad, tras ser por fin interceptado negarse a entregar el arma que portaba, avistada en dos ocasiones, e intentar de nuevo burlar a los agentes realizando una maniobra brusca embistiendo al coche de la Guardia Civil… El resto es de sobra conocido. Hubo quien se ofendió por comparar los casos, los que curiosamente se consideran españoles de bien, dejando fuera de tan selecto grupo a españoles como yo, que ya no sé bien a qué España pertenezco ni en cual prefiero estar. ¿En la que tributa aquí o en la de los paraísos fiscales, en la de las cajas de ahorros o en la de las cuentas en Suiza? ¿En la que apoquina para que siga habiendo hospitales y colegios o en la de los que defraudan y encima son vitoreados? ¿En la que se humilla o en la que lucha, en la que se arroga la verdad absoluta o en la que duda cada día? Fuego cruzado para este españolito, al que no podrán llamar alemán de pollas o italiano de mierda, como oí por ahí, porque soy y seré español de España.

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