Espejismo

Intercambiaba opiniones y perspectivas con un compañero, (ante la incertidumbre que padecemos los trabajadores autónomos, disertar se convierte en osadía), acerca de las ayudas que en forma de prestación económica, el Gobierno, mediante las mutuas, decidió poner a nuestro alcance a causa del confinamiento y el posterior batacazo económico en el que sin remisión nos vemos inmersos. Analizaré el párrafo en sentido inverso. Inmersos: estamos con el agua al cuello. Sin remisión: si no remite el virus se agravará la situación. Batacazo económico: es la consecución inevitable en un país donde el 15% de su producto interior bruto se basa en el turismo, no digamos ya la ciudad de Granada. A nuestro alcance: ¿cómo la zanahoria que hace caminar al burro?

Mediante las mutuas: ¿mediantes o medradoras? Gobierno; Ayudas; incertidumbre… Y en esta espiral de desconcierto caíamos el mencionado compañero y este humilde autónomo, hoy ocasional articulista, cuando nuestra conversación derivó por defecto en las actuaciones pasadas y presentes que nuestros próceres, tuvieron y tendrán a bien llevar a cabo, o no, para paliar los efectos de una situación inesperada. Pues bien que se rescataron autopistas, decía uno. Y aeropuertos sin aviones, mencionaba el otro. ¿Y qué me dices del dinero que se dio a la banca?, recordaba él. Lo cierto es que por primera vez se está teniendo en cuenta a los trabajadores, expuse yo. Sí, eso es verdad, admitía él, pero de manera miserable, añadió, que no estoy tan seguro de que tengamos que devolver el dinero de la prestación, que los políticos ya se sabe; ahora están los podemitas estos, que son comunistas, no te olvides, y ya sabes lo que pasa en los países comunistas… Bah, al final son todos iguales, sentenció declarándose de pronto apolítico, saque el lector sus conclusiones, que yo omitiré las mías. Pero reconoce que por fin un Gobierno se acuerda de los pobres, insistí, sin embargo mira la Comunidad de Madrid: los taxistas haciendo como nosotros, servicios solidarios de manera gratuita y ellos le firman un contrato a Cabify en pleno confinamiento… Son unos sinvergüenzas, expresaba con rabia mi interlocutor, ¡pero todos, que lo tengas claro! Bueno, convine yo, unos más que otros, que observando uno por uno los culos que ocupan los sillones del Hemiciclo, los tiene que haber hasta limpios; porque hay que ver en lo que han convertido el sistema. La Administración en general es hoy en día un monstruo voraz que no hace más que comer y cagar, sobre todo cagar… Con la situación que estamos padeciendo y a ¿qué se dedican?, a insultarse unos a otros, a acusarse y culpar al de enfrente de todo lo malo que está ocurriendo, a cualquier cosa menos a gobernar, que es por lo que cobran; y bien que cobran, aseveraba yo y asentía él. En vez de ofrecer soluciones les ha dado ahora por lanzarse puyitas sobre si tu pareja es, o tu casa está, o si el otro día te vieron en tal lugar sin mascarilla, pues tú fuiste a la gala de y dicen que tu partido se benefició de… Que si Venezuela, que si Irán, que con quién te acuestas o con quién te levantas. Y tú. Pues anda que tú… Y así todo el rato, mientras la gente muere a causa del coronavirus, unos sobreviven como pueden y otros se desesperan observando que quienes deben gobernar, poner orden y dar sentido al sinsentido que estamos viviendo, se pasan la vida lanzando dardos a una diana que se desangra ante sus ojos sin advertir que la sangre que se derrama es la de los ciudadanos que los sustentan con sus tributos. Parece un juego macabro, pero es el juego de la vida, los de siempre pagando y los mismos de siempre perdiendo. ¿Nos merecemos esto?, interpelé a mi compañero con resignación y me dio una respuesta que me hizo reflexionar, me desarmó, fui incapaz de otra cosa que no fuese darle la razón, muy a mi pesar, por eso hoy la comparto con vosotros.

Nuestros políticos, nuestros representantes, dijo mirándome fijamente a los ojos con media sonrisa irónica y sarcástica, son, nos guste o no, el fiel reflejo de nuestra sociedad. Que España es un país de pillos, de granujas, de sinvergüenzas que buscan una paguita para vivir sin dar palo al agua, ¿no ves a tu alrededor la cantidad de golfos y buscavidas que triunfan en televisión vendiendo su inexistente dignidad por dinero? Pues sí, asentí derrotado, eso es lo que somos y eso es lo que tenemos, como bien has dicho, nuestros políticos son un fiel reflejo de nosotros mismos, todo lo que se nos antoje querer ver más allá, es triste y sencillamente un espejismo.

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