Expertos del Hospital San Rafael advierten de un mayor impacto en las secuelas en los pacientes de ictus

Expertos del Hospital San Rafael advierten de un mayor impacto en las secuelas en los pacientes de ictus

  • El equipo multidisciplinar del centro subraya la importancia del tratamiento precoz para evitar secuelas de mayor calado

El equipo multidisciplinar del Hospital San Rafael de Granada, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, advierte de un mayor impacto en las secuelas en los pacientes de ictus.

Según los expertos, el tratamiento precoz desde un equipo completo especializado, la intervención y la rehabilitación de las secuelas desde momentos iniciales resulta un factor fundamental para minimizar las posibles secuelas y garantizar la mayor calidad de vida posible para los pacientes. En este sentido, la capacidad de producir cambios es mucho mayor si la intervención se realiza lo más próximo en el tiempo desde que se produce la lesión. “Nuestro papel es la rehabilitación tanto física como neuropsicológica desde el momento en que el paciente está estabilizado”, comenta López. “Nuestra intervención tiene como objetivo la normalización de la vida de los pacientes más allá del propio proceso de rehabilitación. Asesoramos a los paciente y familias para que puedan reconstruir su vida”.

Para ello, el centro cuenta con un equipo multidisciplinar de neuropsicología, logopedia, fisioterapia y rehabilitación para una atención integral totalmente personalizada para este tipo de pacientes que han sufrido un accidente cardiovascular. “El proceso de intervención es muy personalizado y se realiza por fases en función de la fase del proceso de rehabilitación. Se interviene desde el primer momento en la habitación con el paciente aún en la cama, hasta que se le da el alta de hospitalización y el tratamiento pasa a ser ambulatorio”, expone el neuropsicólogo del Hospital San Rafael. “En nuestro centro no solo ofrecemos rehabilitación de las secuelas motoras, sino que podemos intervenir sobre alteraciones cognitivas y comportamentales, además de ofrecer asesoramiento y apoyo a las familias en el cuidado”.

Los factores de riesgo de esta enfermedad dependen del riesgo vascular, de la edad, del sexo y de la predisposición familiar. No obstante, influyen otros factores que incrementa la posibilidad de sufrirlo. “Los ictus son un problema creciente en nuestra sociedad debido a los malos hábitos de nuestro estilo de vida actual”, afirma el especialista de San Juan de Dios. Por ello, los expertos recomiendan actuar de manera preventiva vigilando la hipertensión arterial, cardiopatías, fibrilación auricular, la diabetes, la obesidad y el tabaquismo.

Entre las principales secuelas de los ictus se encuentran aquella relacionadas con limitaciones motoras y alteraciones cognitivas, principalmente afasias. Según Samuel López, este tipo de problemas provocan dependencia de apoyos y cuidadores e impiden que estas personas puedan tener una vida en sociedad normalizada, ya que repercute en las actividades laborales y de la vida diaria. “Los fallos en memoria son también muy frecuentes, así como las alteraciones comportamentales y cambios de personalidad. Este tipo de secuelas complican enormemente los cuidados y son los que más desgastan y sobrecargan a los cuidadores”.

Secuelas en el lenguaje y su capacidad de deglución

Otras de las secuelas más comunes son aquellas que se derivan de una afectación del lenguaje, produciendo que el paciente vea comprometida en mayor o menor grado la comprensión de lo que se le dice o su capacidad de hablar, aún en los casos en los que sí dispone de una buena de entendimiento.

Además, pueden presentar una afectación a nivel respiratorio y fonatorio que entorpezca su discurso y una afectación en su deglución. Es decir, la imposibilidad de beber líquido de manera segura y comer comida sólida sin riesgo a atragantarse, por lo que una actividad natural puede convertirse en algo desagradable y peligroso.

En esta línea resulta fundamental que los profesionales vayan un paso más en el tratamiento desde la humanización de la asistencia. “Desde el Área de Logopedia trabajamos siempre desde el conocimiento de que la persona está pasando por un proceso traumático de su vida y se la debe apoyar y comprender desde el respeto, la admiración y mucha paciencia”, explica la logopeda del Hospital San Rafael, Macarena Correa.

En este sentido, la intervención se realiza de manera individualizada mediante actividades especializadas en optimizar las funciones que tiene afectadas e integrarlas en su día a día, haciendo partícipes a sus familiares para reforzar y progresar de manera satisfactoria en la recuperación de su nivel comunicativo y su capacidad en los procesos de alimentación. “Nuestra labor no es solo lograr la mayor recuperación de sus habilidades y la capacitación posible del paciente durante su estancia en nuestro centro”, asegura Correa. “Nuestro compromiso va más allá y favorecemos una continuación del trabajo llevado a cabo y unas guías de adaptación posterior facilitando el contacto con asociaciones especializadas que puedan ofrecerles las herramientas necesarias y ayudas para paliar su situación”.

La importancia de la readaptación funcional

Otra de las vertientes más importantes en aquellos pacientes que han sufrido un ictus se encuentra la recuperación física y la readaptación funcional.

Dependiendo de la lesión y estado individual de cada paciente, los objetivos en buscar la recuperación física para conseguir la máxima autonomía y funcionalidad para su vida diaria. “Nuestro tratamiento desde el campo de la fisioterapia se engloba en un trabajo multidisciplinar en continua interacción entre los distintos profesionales del centro. Desde el médico responsable del estado general del paciente en planta, pasando por el rehabilitador, que valora la evolución funcional o la indispensable atención por parte del equipo de enfermería que están al cuidado del bienestar físico y atencional del paciente”, explica el responsable del Centro de Fisioterapia y Rehabilitación San Rafael, José María León. “Esto se une al trabajo transversal desde neuropsicología, logopedia y el abordaje imprescindible desde la terapia ocupacional buscando optimizar las capacidades funcionales del paciente en los quehaceres diarios”.

Según los expertos, las necesidades de cada paciente dependen de la afectación particular de cada uno de ellos. No obstante, de forma general, se precisa conseguir una buena representación del esquema corporal y actividad sensitivo-motora que le permita controlar su posición en cama, sentado, de pie y caminando, si fuese posible. “Buscamos siempre que nuestros pacientes recuperen la máxima funcionalidad posible, pero en este proceso que resulta complicado para ellos, también es fundamental trabajar desde la empatía, proximidad y máximo rigor técnico, pero sin perder el toque distintivo cercano y, por qué no decirlo, con buen humor para hacer al paciente este proceso lo más agradable posible”, afirma León.

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