Granada varada

Me comentan desde el entorno más estrecho del flamante «realcalde», que cuando hace cinco años llegaron al Gobierno municipal por primera vez, la ciudad viajaba por la vía equivocada, pero al menos se movía. Ahora se han encontrado con una ciudad paralizada totalmente, en la que por no haber movimiento, no había ni agenda del alcalde.

Si viajar por una vía equivocada es un problema grave, estar varados es aún peor. En el primer caso siempre se puede llegar a un cambio de agujas y encaminar el tren por la vía correcta, en el segundo cuesta la misma vida desencallar el buque  y ponerlo en condiciones de navegación. Ése es el problemón al que se enfrenta el equipo de Gobierno que salga de las reuniones que en estos días está manteniendo Paco Cuenca con todos los grupos municipales menos con Vox.

Año y medio, ese es el tiempo de que dispondrán los nuevos regidores de Granada para poner en marcha la ciudad, si quieren llegar a las elecciones de la primavera de 2023 con el más elemental bagaje que presentar a la ciudadanía. Siendo esto importante, que sin duda lo es, aún es más fundamental recuperar la reputación y la credibilidad de una ciudad dilapidada por quienes la han utilizado como moneda de cambio de otros intereses y volver a convertirla en un actor principal en el concierto andaluz, nacional e internacional, cosa que ahora esta muy lejana, para quienes toman las decisiones, políticas, económicas y estratégicas, de las que Granada no puede estar ajena. Para conseguir ese objetivo no hay un segundo que perder.

Precisamente por eso, Paco Cuenca ha ofrecido desde el minuto uno a todos los grupos políticos democráticos, formar parte de un gobierno amplio que pueda sacar a esta ciudad del marasmo en que se encuentra y para ello el tiempo es oro, como lo demuestra la agenda del alcalde y el hecho de que hoy mismo someta a sus compañeros/as socialistas de la capital, las posibles fórmulas de gobierno de coalición que podrían salir de las conversaciones que estos días se han ido sucediendo con PP, PodemosIzquierda UnidaAdelante Granada y con Luis Salvador.

No esperen que el PP arrime demasiado el hombro en esta situación de emergencia -aunque el PSOE ya les sacó las castañas del fuego aprobándoles un presupuesto y ofreciéndose a volverlo a hacer este año-, la entrada en ese gobierno de salvación de la confluencia de izquierdas, o de Luis Salvador, está por ver, aunque pronto saldremos de dudas.

Es cierto que, en una situación como la que atraviesa Granada, lo importante no es quienes se arremanguen para sacarla del atolladero, sino cómo, con qué y cuándo lo vayan a hacer y eso puede quedar plasmado en un acuerdo de Gobierno, sin que sea necesario formar parte del mismo, aunque un ejecutivo multicolor enviaría a los granadinos un mensaje inequívoco de que nuestros munícipes están dispuestos, esta vez sí, a poner los intereses de Granada, por encima de los de su partido.

Nadie podrá negar a Paco Cuenca la generosidad política que otros no han tenido con él, ya que desde el minuto uno tendió su mano al resto de formaciones, para la articulación de ese gobierno de coalición Pero que nadie tome ese gesto como muestra de debilidad, porque se equivocaría. El equipo que le rodea está suficientemente preparado y dispuesto para afrontar la tarea de sacar adelante a esta ciudad. Si hace tres años lo hicieron en solitario, con un grupo más conformado para estar en la oposición que en el Gobierno, tanto más ahora cuando el actual grupo socialista se gestó pensando en el Gobierno más que en la oposición.

El pasado lunes el Alcalde traslado al resto de formaciones un documento que permita la reconstrucción de esta ciudad, tras el paso de la pandemia sanitaria que ha supuesto el COVID y la pandemia política que ha personificado el gobierno bipartito de PP y Ciudadanos. Ese documento recoge 67 medidas, de las que 36 tendrían que ejecutarse en un semestre. Entre esas medidas se encuentran algunas acordadas meses atrás en el pacto de ciudad, cuya autoría proviene de los diferentes grupos municipales.

La tramitación de un nuevo PGOU, la ampliación del Metro, renovación de la flota de buses urbanos, bonificaciones sociales de diferentes impuestos, recuperación de los cauces de los ríos Genil y Darro, son algunos de los asuntos recogidos en ese esa propuesta que no deberían suscitar reservas en ninguno de los grupos municipales, ya que en algunos casos fueron impulsados por ellos.

La propuesta de este acuerdo parece haber sido bien recibida por los portavoces, a excepción del irrelevante Vox. Para poner en marcha este primer plan de choque es fundamental habilitar un Gobierno y constituir la Junta de Gobierno Local, herramientas imprescindibles para arrancar la sala de máquinas de la Plaza del Carmen, algo que podría ocurrir en los próximos días, ya veremos si de tono monocolor, o con más variedad cromática.

Mientras tanto el nuevo Alcalde no deberá dejar pasar ni una semana más para llamar a las puertas de los gobiernos central y autonómico, para reclamar para Granada lo que a Granada pertenece y que por nuestra mala cabeza ni ha llegado, ni se le espera, salvo que pongamos pie en pared con gobiernos del mismo, o de distinto color. Qué decir de los fondos Next Generatión, de los grandes contratos que deben renovarse para el transporte urbano o la recogida y el tratamiento de residuos y por supuesto el darle sentido y unidad, de una vez por todas, a un área metropolitana que nos hace a todos más fuertes si estamos unidos y por encima de todo dar respuesta a la situación de emergencia social en que vive buena parte de la población granadina, que en modo alguno puede solucionarse con los escuálidos medios de un área anémica que necesita con urgencia el refuerzo de medios humanos y materiales, para responder el desafío más importante y urgente que tiene esta ciudad.

¿Labor de titanes? No, tarea de todos, empezando por cada uno de nosotros.

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