Ignorancia y desmemoria

¿De qué hablamos cuando hablamos de caza, de toros, del peligro de los centros de menores extranjeros, del Nuevo Mundo y de los beneficios sociales de las familias numerosas?

Por increíble que parezca, de un acuerdo para política presupuestaria andaluza que introduce parte de estos temas en el currículum de las escuelas. O para ser más exacta: de la sintonía entre tres partidos de derechas -uno de ellos de extrema derecha- sobre el modelo de sociedad que queda reflejado en un pacto sobre presupuestos y del que las escuelas (públicas) se verán afectadas.

Leyendo el documento de 16 páginas y 35 puntos de este acuerdo de junio pasado me percaté de que el peligro no estaba ya en los persistentes recortes educativos en la enseñanza pública andaluza, sino en la incapacidad de revertirlos en un acuerdo-marco económico. El conflicto no estaba en la pluralidad de los seres humanos, que es real y verdadera, sino en no introducir herramientas educativas que permitan urgentemente trabajarla en los centros escolares andaluces de titularidad y gestión pública. El problema que yo vi no era que fueran tres partidos de derechas, no, sino que estos partidos aceptaban en sus pactos algunas tesis propias de otras épocas no democráticas, para traerlas aquí y ahora con total normalidad e impunidad. Esto es  vivir en un anacronismo peligroso, excluyente y ajeno a lo común.

Por ir concretando: según este acuerdo serán nuestra infancia y adolescencia escolarizadas (no se especifica realmente si en las dos etapas)  las que van a adquirir conocimientos sobre las «ventajas» para el sistema eco-ambiental de la caza de animales y las corridas de toros. Junto a esto, nuestros centros revisarán sus enfoques historiográficos sobre el aporte de las «relaciones de convivencia» establecidas por los andaluces y españoles con el «Nuevo Mundo» (americano, para no despistar). Lo primero que significa esto a simple vista pedagógica es que los centros escolares quedan instrumentalizados para fines no educativos, establecidos en exclusiva por colectivos ajenos a la educación, ahora en las instituciones y en el gobierno de Andalucía. Esto significa permanecer ajenos a la responsabilidad que implica la escuela en el desarrollo social y cívico de su alumnado (competencia incluida en los reales decretos de 2014 para el currículum básico en primaria y secundaria).

Sigo un poco más. Lo que es preocupante de este pacto de 13 de junio de 2019 entre C’s, PP y Vox en materia presupuestaria es el  modelo de sociedad andaluza que refleja el substrato ideológico presente en el documento. Es esta ideología la que yo veo cercana a lo irreal, ahistórico, machista, xenófobo, autoritario y paternalista.

Para aclarar algo necesario: la educación escolar pública tiene ideología, y la privada también -distinta, normalmente, de la pública-. Muchas personas defendemos que esto debe ser así y así es, pero cuando hablamos de ideología en los centros públicos nos referimos a aquella que representa los valores humanos acuñados por la sociedad en torno al respeto humano y medioambiental, a los derechos humanos, al sentido crítico que nos permite diferenciar la barbarie de los aportes sociales al cuidado de la vida, valores como la solidaridad, la inclusión (nunca la exclusión), la igualdad (nunca la desigualdad), la ética de la vida, en suma, contemplada por el Estado, cuya obligación es no cejar en el empeño de realizarla.

Duele comprobar en el documento la preocupación por los beneficios de la caza y de las corridas de toros, sin mención alguna a la caza furtiva y los cotos de caza donde se introducen cebos envenenados que están acabando en Andalucía con el lince ibérico, el águila real o el halcón peregrino, denunciado en informes elaborados por la propia Junta de Andalucía y la Comisión Europea (LIFE09/NAT/ET). Alguien que conozca a las criaturas de seis a dieciséis años sabe que estos animales representan la imagen de la libertad, la estrategia y la astucia de la supervivencia en un mundo humano que les cerca su hábitat. Preferir la imagen del toro ensangrentado y sacrificado, y llamarle a esto educación es un insulto a la inteligencia humana.

Llamar Nuevo Mundo a las tierras originarias a las que llegaban los europeos desde el siglo XVI es ignorar la historia de un expolio racista, misógino y colonialista que llega hasta hoy. Lorena Cabnal lo explica muy sencillo: hablamos de «sociedades originarias que se fundan en raíces milenarias, basadas en sus propias filosofías y paradigmas cosmogónicos ancestrales»; luego lo «Nuevo» fue la sorpresa mutua del choque de varias culturas ancestrales con una extranjera, donde aquéllas fueron sometidas por ésta. Este enfoque está asumido por la historiografía mundial, sin que España tenga que volver a ser tierra de conquista a ocurrencia de estos partidos.

Pero introducir en el pacto de manera aparentemente aséptica la seguridad en los centros de menores extranjeros no acompañados (Menas), puntualizando en dicho documento la necesidad de «evitar y contener posibles situaciones de conflicto», aprovechando un capítulo exclusivamente dirigido al mantenimiento de los edificios donde residen (BOPA 111 para los presupuestos de 2019) es, como poco, persuadir deliberadamente a la población andaluza del riesgo que puede correr con estos menores cerca, o bien mostrarlos como potenciales seres conflictivos, cuando el conflicto se llama pobreza, explotación, exclusión o racismo y xenofobia.

Y, finalmente, lean esto: «la prole numerosa es beneficio inmenso que la familia presta a la sociedad» (O.M. 20/02/1949); y ahora esto otro: con los incentivos fiscales a las familias y la natalidad «se valora la aportación positiva de las familias numerosas al conjunto de la sociedad andaluza…» (p.9 del Acuerdo entre PP, Ciudadanos y Vox para avanzar hacia una nueva política presupuestaria).

¿Todo nuevo? Ignorancia y desmemoria.

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