Investidura y gobernabilidad

Dado que la actualidad política nacional adquiere, en estas fechas, una especial significación, y que la mayoría de compañeras y compañeros del Club de la Opinión no han podido sustraerse a reflexionar sobre la misma, tampoco seré yo quien rompa esa sana práctica, de modo que expongo algunas ideas sobre la compleja, muy compleja, realidad política que ha resultado de las pasadas Elecciones Generales del 10 de noviembre. Que, dicho sea de paso, me guste más o me guste menos, me ocupe o me preocupe, o me produzca dolor de cabeza, malestar estomacal o éxtasis placentero, es la voluntad inequívoca e indiscutible de las españolas y los españoles. Y por tanto, ensoñaciones o elucubraciones al margen, es la realidad sobre la que debemos operar. Sin más.

Empezaré señalando que la aritmética parlamentaria y la más elemental lógica política sólo permite tres escenarios. Uno, gobierno del PSOE con algún tipo de apoyo del PP (desde una gran coalición, hasta el solo apoyo del PP a la investidura de Pedro Sánchez, pasando por una larga lista de opciones parlamentarias, apoyos programáticos o presupuestarios, etc.). Dos, gobierno del PSOE y Unidas Podemos, con otros apoyos parlamentarios en forma de voto favorable o abstención. Tres, nuevas Elecciones Generales.

Para discernir cual es el escenario más adecuado, creo que hay que poner en relación dos conceptos claves: Investidura y Gobernabilidad. Es decir, si es posible conseguir la investidura y además, garantizar unas condiciones de gobernabilidad aceptables, o si por el contrario, alguna fórmula asegura la investidura pero impide la gobernabilidad. También puede darse el caso de que logremos descubrir alguna manera de conseguir una correcta gobernabilidad, pero de nada serviría tan magno hallazgo, si previamente no se logra la investidura. Esto lo entiende cualquiera.

Descarto, desde ya, para este análisis y como escenario a contemplar y valorar, una nueva convocatoria electoral. Por tanto, voy a analizar los otros dos. Sobre el primero, gobierno del PSOE apoyado de alguna manera por el PP, es obvio que éste sólo podría darse si el PP vota favorablemente la investidura del «malvado» Sánchez. En este caso, serían 208 votos, que no precisarían de más cuentas. Porque si el PP se abstiene, incluso Ciudadanos lo hiciera, es razonable pensar que nadie más lo haría. En este caso, serían 120 votos a favor de Sánchez, 98 abstenciones (PP+C,s), pero 132 votos en contra. No habría investidura. Por tanto, para garantizar la investidura, en este primer supuesto, el PP habría de votar a favor. Tendríamos investidura, pero y ¿que gobernabilidad?. Qué medidas, qué presupuestos, qué programa?. Haciendo un notable ejercicio intelectual, puedo llegar a comprender la aseveración de que «socialismo y nacionalismo son incompatibles» . Pero ¿y socialismo y conservadurismo?, sobre todo este conservadurismo de este PP. Alguien considera que son mínimamente conciliables ambos idearios hoy día en España?. Sinceramente, pienso que ni los más apasionados defensores de este invento, se lo crean. Descarto, pues, este escenario.

De modo que sólo queda el segundo escenario. Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, con apoyos, tanto para la investidura, como para la gobernabilidad de otras fuerzas parlamentarias, en unos casos, afines al Programa de gobierno, y en otros caso, al menos, no opuestas al mismo. Es el escenario que permite una investidura razonable. Sumando los votos de los partidos que han anunciado el apoyo o de los que cabe esperar, por actitudes recientes, el mismo, nos movemos en torno a 168 – 170 votos. La citada investidura de Sánchez tendría, con seguridad 140 votos en contra de las derechas políticas, cada vez más en comunión (PP y Vox). Y quedarían por dilucidar, para asegurar la investidura, algunas abstenciones. Por supuesto, a cargo de fuerzas políticas legales (en caso contrario, no estarían en el Congreso), legalizadas y legítimas. Dichas abstenciones podrían venir de Ciudadanos (no es descartable este servicio a la responsabilidad, a la vista de a dónde les ha llevado su sinrazón anterior), de Esquerra Republicana de Cataluña (por mucha tensión interna que haya dentro de su mundo, se antoja muy difícil verlos votar con la derecha contra un gobierno progresista y dialogante) o de otras fuerzas nacionalistas.

Y que duda cabe que es el escenario que posibilita la mejor gobernabilidad para España. Los diez puntos del pre-acuerdo firmado por el PSOE y Unidas Podemos así lo atestiguan. Medidas sensatas y razonables, claramente progresistas. Y si alguien considera que el mismo es muy «genérico» sólo ha de buscar el Documento de 50 páginas de Acuerdo de Presupuestos del Estado para 2019, firmado por PSOE y Podemos en Octubre de 2018, que contempla medidas en las siguientes materias: Pensiones, Blindaje del Estado del bienestar, Vivienda, Empleo, Autónomos, Ayudas a las familias, Ciencia e innovación. Feminismo e igualdad, Gobiernos locales, Transición energética, Calidad democrática, Cultura, Apuestas y juegos de azar y Fiscalidad progresiva. Y que constituye un completo y detallado Programa de gobierno, nítidamente socialdemócrata, en absoluto radical, ni antisistema, ni nada que se le parezca. Y de verdad, si a alguien se lo parece, es que no está en este mundo, aunque tenga todo el derecho a estar en la galaxia.

Investidura y gobernabilidad, justamente lo que necesita este país. Creo que es una irresponsabilidad mayúscula, rayana (ahora sí) en lo antisistema sostener lo contrario.

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