Isabel Celaá, la “amiga” de la educación

Nunca me hubiese imaginado que una ministra de Educación en teoría progresista, tuviese un perfil tan conservador. Cuando se formó el Gobierno de coalición, pensé que un balón de oxígeno vendría a salvarnos de los ademanes de las anteriores leyes educativas. Bajo mi punto de vista, nada más lejos de la realidad.

Hoy no quiero aburrirles con aspectos sobre su ley educativa, ni tampoco con el tema COVID. Quiero ser el altavoz de gran parte de nuestro alumnado y de los docentes, que están leyendo titulares realmente denigrantes hacia nosotros.

El pasado jueves, en el programa de Carlos Alsina, tuvo a bien decir que los docentes nos debemos ganar la autoridad en el aula. Quizás no sepa la señora Celaá que la definición de autoridad, en una de sus acepciones, reza: “Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia”. No voy a entrar a valorar si algún colega es mejor o peor en su trabajo, porque en nuestra profesión, hay de todo, como en botica. Pero que nuestra máxima responsable nos denigre de esa forma tan soez, es realmente intolerable. Quizás no sepa la señora Celaá que, lo que el colectivo docente se gana en el aula no es la autoridad que se le presupone por su trabajo. Lo que nos ganamos día a día es la confianza y el cariño de nuestro alumnado y sus familias con nuestro buen hacer, el amor hacia nuestra profesión y hacia nuestra materia prima, que es el futuro de nuestro país.

Parece que nuestra ministra no conoce ni las leyes que defiende a la base de su equipo. En el Código Penal, en el artículo 550, recoge claramente que somos “autoridad social”. De igual modo, hay varias comunidades autónomas que tienen legislada por Decreto la autoridad del profesor. En Andalucía, hace casi un año, Juanma Moreno afirmó que “hay que dignificar la figura del maestro” y se publicó en el BOJA el 17 de julio de 2020 el Proyecto de Ley de Reconocimiento de la Autoridad del Profesorado. En el capítulo II habla de la “protección psicológica del personal docente”. Falta nos va a hacer porque entre esta falta de respeto, que no nos tuvo en cuenta para su ley educativa y el año que estamos viviendo en las aulas, en breve nos veremos haciendo cola en los gabinetes psicológicos.

Otra de las perlas semanales de la ministra, ha sido que no considera la retirada de la mascarilla en los colegios porque, según ella, “los niños se sienten como héroes llevándola”. Está claro que desde su maravilloso despacho no sabe la realidad del aula. Ya lo dije en otro artículo, los niños y niñas no son héroes, son responsables. Y son tan responsables que, estando hasta las narices de llevar las mascarillas, aun empezando a pasar de nuevo un calor insoportable en las aulas, en los recreos o en las clases de Educación Física, la siguen llevando estoicamente. Le puedo asegurar a la señora Celaá, que no les gusta llevarlas. Están cansados de ella. Necesitan ver las caras y las expresiones de sus compañeros/as y de sus maestros/as. Diga que no considera retirarlas porque es por una cuestión de salud pública, o que la inmunidad de rebaño a final de agosto es una falacia… pero que no diga que no lo contempla porque se sienten como héroes, porque si bien nos denigró a los docentes con su comentario sobre nuestra autoridad, con el de las mascarillas de nuestro alumnado, simplemente se retrata como la ministra que menos sabe sobre su materia prima, insisto una vez más, el futuro de nuestro país.

CATEGORÍAS

COMENTARIOS

Wordpress (0)
Disqus ( )