Los exámenes de enero de la UGR serán presenciales y con aforos al 50 por ciento
La Universidad de Granada (UGR) prevé que los exámenes de enero se realicen de manera presencial si la evolución de la pandemia lo permite y ha elaborado un protocolo de prevención por el que estas pruebas se desarrollarán con una ocupación máxima del aula del 50 por ciento del aforo, ventanas abiertas y una cuarentena recomendada de 24 horas para los folios de esos exámenes.
El objetivo es que haya exámenes presenciales en enero en todas aquellas materias en las que no se ha hecho evaluación continua, siempre que no haya cambios significativos en la situación sanitaria que lo desaconseje, según han detallado a Europa Press fuentes de la institución docente.
Será obligatorio el uso de mascarilla y antes de entrar al aula los alumnos deberán lavarse las manos con agua y jabón o aplicarse gel hidroalcohólico. Se garantizará la distancia de seguridad siguiendo la señalización del aula y, si las condiciones climáticas lo permiten, las ventanas y puertas permanecerán abiertas. De lo contrario, se optará por ventilar durante 10 minutos cada 50 minutos de ocupación.
En las aulas que por diseño no se pueda realizar una apertura de ventanas porque dispongan de ventilación forzada centralizada, el sistema de ventilación está programado para realizar una renovación de aire que asegure las condiciones higiénicas contra la Covid-19, según precisa la institución.
Aunque los alumnos habrán manipulado los exámenes con las manos previamente desinfectadas de acuerdo a este protocolo, como medida adicional la UGR recomienda que el estudiantado vaya depositando los exámenes sobre la mesa del profesorado. Una vez entregados, propone guardarlos en un sobre, caja o bolsa de plástico, donde permanecerán cerrados durante 24 horas.
La Universidad de Granada se plantea abrir a partir de enero algunos servicios que ahora permanecen cerrados por el covid-19, como los comedores, donde actualmente solo se sirve comida a becarios para llevar. También se quiere retomar la actividad en salas de estudio y bibliotecas, siempre y cuando la situación epidemiológica lo permita.
