Més que una llengua

A nadie le extrañará que proceda a condenar de la forma más enérgica posible el acoso que está sufriendo una familia en Barcelona por exigir que se cumpla el precepto constitucional de utilizar la lengua castellana en la educación de su hija. Según la sentencia del Tribunal Supremo, al menos el 25% de la enseñanza debe realizarse en Castellano. Personalmente, me parece exiguo, y pienso que debería ser el 50%.

De igual manera, me parece deleznable la utilización de una herramienta básica de la educación como instrumento político. Atenta a los derechos de los ciudadanos y pone en peligro el nivel educativo de las personas.

Las Ciencias Económicas consideran que el valor de un bien se establece en función de la utilidad de dicho bien. El precio del agua en el Desierto del Sahara es muy superior al precio de unas botas de nieve, situación que se invertirá en el caso de vivir en Laponia.

El Latín mantuvo su unidad lingüística hasta la caída del Imperio Romano, por cuanto que era útil para las relaciones comerciales y sociales entre las diferentes regiones que la componían. Cuando colapso el Imperio, con la consiguiente desconexión entre estas regiones, es cuando se produjo la evolución desde el Latín “vulgar” hacia el nacimiento de los actuales idiomas que hablamos en Europa.

El conocimiento de un idioma es una riqueza para las personas que lo hablan, así como un bien de enorme valor cultural y social del colectivo humano que lo utiliza como instrumento de comunicación. Sinceramente, apoyo que el uso de las lenguas vernáculas se promueva en sus correspondientes territorios, y si hace falta se protejan mediante la creación de los mecanismos legales y educativos pertinentes.

Por ejemplo, estoy de acuerdo en que el idioma asturleones sea declarado como lengua cooficial, junto al castellano, en el Principado de Asturias, tal y como se está promoviendo en la actualidad. De igual manera, apoyo que el Aragonés sea declarado cooficial en Aragón.

Me encantaría que el mozárabe (la evolución del latín que hablaba la población cristiana que vivía en Al-ándalus, y que ellos denominaban “l´átinus” pues pensaban que seguían hablando en latín) se hubiera mantenido en Andalucía, pero la represión cultural almorávide-almohade, junto a la esclavización y deportación masiva de cristianos andalusíes al norte de África (y los que pudieron escapar hacia los reinos cristianos norteños, perdieron su lengua en favor de la existente en el lugar de acogida) provocaron la desaparición de este idioma en el siglo XIII. Como se puede ver, las “limpiezas étnicas” no están circunscritas a ningún pueblo o religión en particular, tal y como pretenden algunos ignorantes en relación con la reprobable expulsión de judíos y moriscos de España por los Reyes Católicos.

Incluso, creo que es negativo que los hijos de los emigrantes pierdan la lengua de sus mayores. Me reitero en que la lengua es una riqueza de la persona, y para la sociedad en donde vive esta.

Como he señalado anteriormente, un bien (en este caso una lengua) adquiere un valor en función de su utilidad.

Por ejemplo, saber inglés es básico pues es lo que se denomina “lingua franca” en la actualidad, que permite la comunicación entre distintas personas cuyas respectivas lenguas maternas son distintas. Para viajar o en la actividad profesional es clave. Yo incluso he aprendido portugués debido a que a veces trabajo en Portugal.
El problema de supervivencia de los idiomas minoritarios es su utilidad en el mundo global. Cuando se busca información en internet, la diferencia en calidad y cantidad de recursos disponibles, entre las principales lenguas mundiales (inglés, español, francés, chino) y el resto es tremenda. El uso de una lengua minoritaria en las relaciones sociales más cercanas (fundamentales en el bienestar y el equilibrio mental de las personas) es muy positivo, pero la publicación de la técnica más novedosa en neurocirugía en idioma asturleones posiblemente impida su difusión a nivel mundial.

En el caso del catalán, idioma que no está en ningún caso en riesgo de extinción, su problema es que se encuentra frente al Castellano, uno de los idiomas principales en el mundo (gracias a Hispanoamérica, y cada vez tendrá más fuerza mundial debido a que la comunidad hispana está adquiriendo cuotas importantes de poder económico y social en Estados Unidos, y que al ser útil no se está perdiendo en las generaciones de los hijos/nietos). Aquellos nazionalistas catalanes que prefieran no conocer el español, estarán en su pleno derecho a autoaplicarse una lobotomía intelectual, pero no pueden condenar al resto a ser ciudadanos de segunda en este mundo global. Curiosamente, la oligarquía pro independentista lleva a sus hijos a elitistas colegios trilingües (catalán, inglés, español).

De igual manera, no estoy en contra de las subvenciones públicas para que las plataformas digitales emitan contenidos en las lenguas cooficiales regionales, pero estas subvenciones tendrían que proceder de los presupuestos de los gobiernos autónomos correspondientes, no del conjunto de ciudadanos españoles. En este caso, además, se esconde una subvención a los grupos afines políticamente y una inyección económica ilegal para el sector de la comunicación y la traducción de Cataluña.

Para finalizar, tengo que señalar que igualmente me parece inaceptable la creación del “chiringuito” de la Oficina del Español para Toni Canto en la Comunidad de Madrid. ¿Acaso el español está en riesgo de desaparición en Madrid?.

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