Odio jupiterino

El odio es un intento por rechazar o eliminar aquello que nos genera disgusto; es decir, sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo. El “odio jupiterino” es elevar esos sentimientos a su máxima expresión, comparándolo a la temible cólera que podía sentir el Dios más poderoso de la mitología romana; pues bien, el “odio jupiterino” es el que parecen profesarse los líderes del PP y Vox en el Ayuntamiento de Granada, Sebastián Pérez y Onofre Miralles.

En el circo de tres pistas en que se ha convertido la Plaza del Carmen y en un receso del Pleno del pasado viernes, con una finura y educación, solo a la altura de los más preclaros próceres patrios, Sebastián llamó a Onofre “soplapollas”, a lo que Miralles respondió con un muy hispánico “hijo de puta”, dirigido a su no hace mucho tiempo compañero de partido. Aún calientes los boquinos de ambos, ayer miércoles, el odio jupiterino entre los líderes municipales de ambas formaciones dio un paso más, cuando el portavoz municipal de Vox denunciaba indicios de «amiguismo», en la contratación de la mutua que prestará servicios en el Ayuntamiento, con la consecuencia de la comisión de un posible delito de tráfico de influencias.

En una comparecencia junto al presidente del sindicato SITAG, también vinculado a Vox, Pablo García de Movellán, Miralles desveló que un responsable de la empresa adjudicataria, MC Mutual, está afiliado al PP y mantiene una estrecha amistad con su presidente y primer teniente de alcalde, Sebastián Pérez, ante lo cual anunció que acudirá a la Inspección de Trabajo, para que reclame la baremación que ha concluido con la contratación de esta empresa, frente a la Mutua que venía prestando este servicio, al objeto de que revise esa baremación y, si encuentra irregularidades, las traslade a la Fiscalía. También acudirá a la Tesorería de la Seguridad Social, al considerar que sin el informe preceptivo del órgano de representación de los trabajadores, la contratación es nula.

No está la imagen del Ayuntamiento de Granada para sufrir muchos episodios como este, en el que se pone bajo sospecha la adjudicación de suculentos contratos, máxime cuando aún no se ha sustanciado judicialmente el Caso Nazarí que llevo a prisión al anterior alcalde del PP y al banquillo a casi todo su equipo de Gobierno.

Pero la cosa no queda ahí. En la comparecencia de ayer, Miralles y García de Movellán, pusieron seriamente en duda los procedimientos de selección de personal en el Ayuntamiento. En concreto de una oposición celebrada en 2014, cuya limpieza cuestiona ahora SITAG y en la que se habrían “filtrado” preguntas y respuestas del examen, en un anónimo que habría circulado entre afiliados y simpatizantes del PP.

Sin duda se trata de unas denuncias de extraordinaria gravedad que ponen de manifiesto la tremenda falta de control, existente en el Ayuntamiento de Granada, gobernado con amplísima mayoría absoluta por el PP y que afectarían a áreas tan importantes, como las de contratación y personal.

Trece años de desafueros, de gobernar para la “famiglia”, ya fuera esta sanguínea, política o económica, que acabaron la vergüenza de ver, como el alcalde popular de la “muy noble, muy leal, nombrada, grande, celebérrima y heroica ciudad de Granada”, era introducido como un vulgar chorizo, en un coche policial y las tres cuartas partes de su Gobierno, imputados como presuntos delincuentes, siguen supurando y arrastrando por el barro el buen nombre de esta ciudad.

Que nadie se equivoque. Por más que el también odio jupiterino entre Pepe y Sebas, pudiera servir como cortina de humo, en todos y cada uno de aquellos trece años de la infamia, el actual teniente de alcalde, Sebastián Pérez, estaba allí, en cada uno de aquellos episodios, como el dinosaurio de Monterroso.

Por eso y con independencia de que milagrosamente aún no haya sido imputado, alguien con semejantes “credenciales” jamás debería ser representante de los granadinos. Está visto que en el PP no han querido, sabido, o podido evitarnos ese sonrojo y, paradojas de la vida, ahora podría ser Vox, quien se encargue de la imprescindible “limpieza”

«Que no cuenten con Vox para el presupuesto. Primero la limpieza y después la economía», resumió ayer Miralles, recordando el decálogo por la regeneración que su formación exigió para dar su respaldo a Luis Salvador y su gobierno bipartito.

PD.- Sin querer ser mal pensado, parece mucha coincidencia que los líderes nacionales de Vox, tronarán ayer contra el PP por su postura en la configuración de la Mesa del Congreso, que privó a Vox de una secretaría y hoy Onofre Miralles, haya hecho explotar semejante torpedo en la línea de flotación de Sebastián Pérez y del PP ¿Primeras consecuencias de las amenazas lanzadas al PP desde la Carrera de San Jerónimo?

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