Pactaron por encima de sus posibilidades

El resultado de las pasadas elecciones municipales en Granada ya lo saben ustedes. Las dos derechas de PP y Ciudadanos junto con la ultraderecha de Vox sumaron 14 concejales, lo justo para tener la mayoría absoluta, y lo previsible era un entendimiento fácil y rápido, ya que el partido naranja anda con un discurso completamente escorado a la derecha y del PP que voy a contarles, no ha hecho nunca ese viaje al centro que lleva tantos años anunciando. Era previsible que se sentaran y urdieran un pacto; que decidieran el número de túneles que iban a hacer debajo de Granada, cómo iban a introducir más tráfico en el centro, qué cacharritos mecánicos iban a instalar, que solares destinados a espacios verdes iban a edificar, … ; y eso sí, para que Vox pudiese tener su cuota de protagonismo, si iban a eliminar la celebración de Mariana Pineda como fiesta local, y en su lugar iban a impulsar una reforzada ‘Toma’, con más pendones que nunca.

Pero en lugar de toda esa discusión programática de derechas nos hemos encontrado con un esperpento. Varios días abriendo noticias en informativos nacionales de prensa, radio y televisión. Nadie es capaz de decir qué pasa en Granada con el poder municipal. Ustedes ya saben: ¿tenemos alcalde para 2 o para 4 años? ¿Entra o no entra Vox en el gobierno municipal? ¿qué programa de gobierno van a aplicar conjuntamente?, o es que cada concejalía aplicará el que le venga en gana según del partido del que proceda el que la detente. Ni quien aparentemente detenta la alcaldía, tras la pasada constitución de los ayuntamientos el 15 de Junio, ni ningún otro portavoz es capaz de decirnos nada al respecto. Y es que el relato tiene unas condiciones inconsistentes desde un enfoque lógico, es decir, que no pueden ser satisfechas todas simultáneamente y que marcan el desarrollo posterior.

La primera es que Ciudadanos está en un grupo, el liberal europeo, que no puede aparecer públicamente pactando con Vox. Sus correspondientes en otros países europeos se niegan a pactar con la ultraderecha. Es más, tratan de aislarla mediante lo que se conoce como “cordones sanitarios”. La ultraderecha alemana o la francesa es completamente homologable a la hispánica, parecidos programas antiinmigración, antiigualitarios y antiecologistas. Aquí además ese ideario se complementa con caspa franquista, latencia falangista y un historicismo pervertido y falso. De ahí el ridículo espantoso de Rivera en su reciente viaje a Europa, mientras declaraba que él tenía línea directa con el Eliseo y había sido felicitado por Macron, desde este último se afirmaba tajantemente lo contrario, que nunca había sido felicitado en privado y si reprendido en público. Ello obligaba a intentar repetir el malabarismo del pacto andaluz. El PP, que no tiene tantos escrúpulos en esto se articula como el vértice que por un lado pacta con C’s y por otro con Vox. Pero simultáneamente Vox ahora ya no quiere ser un extraño en la mesa y reclama aparecer como uno más y pactar abiertamente con todos. En definitiva ser reconocido como actor político y legitimarse ante su electorado. Dos condiciones de imposible cumplimiento y de ahí buena parte de la representación teatral: Dirigentes de C’s que se toman un café para conocerse, como si vinieran de tinder, con los de Vox, Rivera en ridículo afirmando lo que es notoriamente falso, reuniones secretas para que no se sepan públicamente y al final lo evidente, Vox en Palencia acaba de hacer público el acuerdo que pactó por escrito con C’s para hacerlo alcalde.

La segunda es que el PP de Casado quería un pacto a tres que le redimiese de su reciente derrota electoral en las generales y más aún en las municipales. Para ello necesitaba conquistar la alcaldía de Madrid para su partido, a toda costa. Ahí embarrancaron las negociaciones con C`s y ahí se decidió todo, en Madrid. Al conseguir finalmente Casado la alcaldía de la capital, hubo de compensar a Ciudadanos con otras alcaldías menores y escogió Palencia, donde Ciudadanos no le disputa nada al PP (3 frente a 9 concejales) y Granada, donde tampoco le disputa mucho, y donde además el cabeza de lista del PP era cuestionado en su propio partido y en Vox, que también pedía su cabeza. Todos contentos. Vox local se lleva su trofeo, la cabeza de Sebas, C’s el suyo la alcaldía de Granada, y el PP el premio gordo, la de Madrid, asumiendo que en Granada y Palencia habrán de hacer regeneración municipal para las próximas elecciones y presentar nuevas caras a su electorado. Un cambalache que se decide a 400 km de Granada, y en donde la opinión y la votación de los ciudadanos de Granada cuenta cero. Y ahí viene la segunda condición inconsistente. El PP en Madrid cede Granada, pero en Granada, con 7 concejales frente a los 4 de C’s eso sienta mal y lo máximo que se admite es un acuerdo de turnismo, para que al menos ellos tengan 2 años la alcaldía. C’s en Madrid sabe que ha perdido mucho en su viaje a la derecha y ha ganado poco, y Salvador, el actual alcalde de C’s, que ha estancado a su formación en concejales y no ha sabido aumentar el peso de la misma en un contexto general de subida de Ciudadanos sabe que no cuenta con la simpatía de los granadinos. Si los dos últimos años gobierna el PP será evidente el salto de gobierno, su apuesta de dos años quedará enterrada y probablemente la memoria de voto de ciudadanos sin muchas glorias que reclamar. Un tira y afloja que hoy, más de una semana después de materializado el pacto, no han sabido aclarar los partidos implicados y en el que, como la procrastinación manda, se han parado las negociaciones para aclararlo porque es Corpus, como si la ciudad no fuese más importante que todas sus fiestas y no mereciese utilizar cualquier fecha fijada en rojo en el calendario para resolver los graves problemas que tiene pendientes.

Los tres partidos han pactado en Madrid, los tres han ninguneado a Granada, los tres han jugado por intereses personales y espurios, los tres ocultan lo que han hablado y ninguno de ellos ha puesto por delante las necesidades de la ciudad y de sus habitantes, aunque fuese desde su limitado punto de vista. ¡Vamos, como para hacerles un homenaje!

El mercado del pacto, al igual que el hipotecario hace unos años, estaba barato. La central de pactos te ofrecía un dos por uno, tu hacías un pacto, pero en realidad eran dos, te refinanciaba el pacto a los dos 2 años, si es que llegabas pagando deudas hasta entonces, dándote la posibilidad de 2 años más, y sobre todo te tasaba tus votos por más de su valor catastral, y te hacía alcalde con tan solo la séptima parte del consistorio, o te endiñaba por el precio de una hipoteca pactaría, casa de gobierno y transporte express para el futuro político personal a cuenta del tribancario: un chollo que convenía no dejar escapar.

 

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