Salud de hierro

Ahora que la llamada “Curva del coronavirus” parece ir descendiendo, o estabilizándose; los datos al menos dicen que cada vez hay menos personas infectadas, más curadas y un menor número de fallecidas. Ahora que un porcentaje increíblemente alto de españoles hemos logrado la licenciatura, por redes sociales, en Medicina, amén de doctorarnos en Epidemiología, no precisamente honoris, por desconocer la causa, la mayor preocupación que nos invade es la crisis económica, el irremediable batacazo, que no nos espera, pues ya nos lo hemos dado. Por lo tanto, y entre tanto seguimos criticando la gestión del Gobierno, que criticable es, desde luego, vamos a cambiar de especialidad y de un salto nos situamos en el aula magna de Facebook para obtener un master en economía, que el que más y el que menos sabe llevar las cuentas de su casa y su negocio, además de conocer la profundidad de su bolsillo. Por eso yo, que hace tiempo aprendí a sumar y asumo con resignación cuando me restan, me he atribuido este doctorado y me atrevo a discrepar con el prestigioso economista Gay de Liébana, no por llevarle la contraria en sus afirmaciones, sino porque mi perspectiva, aun sin ser única ni la mejor, se me antoja diferente. Me vengo a referir a ciertas afirmaciones que este profesor de la Universidad de Barcelona, subió a YouTube hace unos días, con el respaldo de La Vanguardia, en las que, añadiendo la ironía y el sarcasmo que suele, instaba a Pedro Sánchez a aprender de Donald Trump, que por lo visto y según dice Gay de Liébana, para la reconstrucción económica de EEUU ha creado un comité de expertos, en el que podemos contar a los más notorios dueños de las grandes entidades financieras; de las multinacionales más destacadas; hasta el señor de Facebook anda por ahí, además de algún líder sindicalista, que no se diga. Y ya están trabajando en ello, que diría aquel, pues no hay cosa más importante que la economía. La de ellos, deduzco, pues me da a mí que no van a contar para dicho comité con alguien que represente a los millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza, (que oscila entre el 15, el 25 y hasta el 43 %, dependiendo del estado y de las fuentes), ni a quien se pronuncie por otros tantos que gozando de un estatus algo superior, podrían darse por muertos si contraen el dichoso coronavirus, ni de aquellos que tendrían que empeñar vida y hacienda para pagar la cuenta del hospital. ¿Será por eso que el país más rico del mundo es el que tiene el mayor número de infectados y víctimas? No lo sé, juzguen los epidemiólogos recién doctorados.

Pero en fin, expuestas mis discrepancias y puestos a ser osados, y hasta profano si cabe, quisiera llamar la atención de los pudientes granadinos, es decir: políticos, empresarios, emprendedores, visionarios, influencers, etc… que todos tienen, o tenemos algo que aportar, es más, creo que estamos en la obligación de hacerlo, no solo para afrontar lo que se nos viene encima, sino para sentar las bases de una economía local, con vistas a que en un futuro no dependamos de un único pilar como sustento de todo nuestro tejido económico, evidentemente, me refiero al turismo. Qué necesidad tenemos de promocionar uno de los monumentos más conocidos en todo el mundo: la Alhambra, si vienen más visitantes de los que se permite albergar, a qué fomentar con un concurso de ideas, cosa que está haciendo la Federación de Hostelería, una ciudad que los fines de semana se peta, o se petaba antes de la crisis del coronavirus, de criaturas con ansiedad de ocio para el negocio de hoteles, restaurantes, bares y demás establecimientos. Por qué no invertir el tiempo y el dinero en otros posibles recursos que ofrezcan a los granadinos nuevas y diversas formas de encontrar trabajo y actividades lucrativas para que llegado un imprevisto como el que estamos padeciendo, podamos continuar con un ritmo dependiente de nosotros mismos. Qué tal si nos reinventamos en cierta medida con nuestra Vega, otrora una de las mayores de Europa. Y si nos subimos al tren de las energías renovables. Valgan estos ejemplos para iniciar una nueva ruta, que nos preocupa a todos, la más que reinante crisis económica y las que vendrán después, porque al igual que en el país, dicen, más rico del mundo, gozamos de una salud de hierro

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