Salvador game over

Llegó el día y Sebas no defraudó. Tal y como hace semanas escribimos en esta columna, el otrora todopoderoso presidente del PP, no estaba dispuesto a consentir la afrenta que su no hace mucho aliado, Luis Salvador y su propio partido, le estaban infligiendo. Primero privándole de ser alcalde hace dos años, cuando como candidato de la formación de derecha más votada, todo el mundo daba por hecho que lo sería, y después impidiendo que lo fuera ahora, cumpliendo así el pacto del dos más dos, que acordarse parece que se acordó, aunque cambalaches posteriores lo hayan negado, a mayor gloria del alcalde más inane de la historia democrática de Granada.

Ya advertimos que, aunque Sebastián Pérez, sabía que él ya no sería alcalde de Granada, no estaba dispuesto a consentir que lo siguiera siendo su íntimo enemigo, un arribista nacido políticamente en el PSOE, pero trasplantado allá donde pueda conseguir beneficio personal, se llame Ciudadanos hoy, o se llame mañana PP.

Lo que esta columna adelantó, con el escepticismo de buena parte de los observadores políticos de la ciudad, fue confirmado ayer punto por punto, por quien hoy tiene la sartén de la alcaldía, por el mango de su voto. Dijimos que Sebas se cobraría la pieza del alcalde menguante y ayer aseguró que lo hará. Dijimos que su primera opción para el relevo en el despacho de la Mariana, sería la de un candidato de su partido y ayer así lo mantuvo y dijimos que, en el caso de que el PP no moviera esa ficha para salvaguardar sus pactos territoriales con Ciudadanos, estaría dispuesto a apoyar una hipotética moción de censura que retornara la alcaldía al socialista Paco Cuenca, quien no se nos olvide, fue quien hace dos años ganó holgadamente las elecciones municipales, y también ayer apuntó en esa dirección.

Hasta ayer el PP se ha resistido a creer que su expresidente, estaba dispuesto a hacer cumplir aquel pacto del dos más dos, cayera quien cayera. Resulta sorprendente, que un partido como el popular, no haya sido capaz de darse cuenta que alguien que sabe que su carrera política está amortizada, se siente lo suficientemente libre, como para tomar decisiones, guiado tan solo por sus sentimientos. En este caso, por una dignidad herida y ninguneada, una palabra traicionada y una confianza vendida.

Como vimos ayer, Sebas se va a cobrar la pieza de Luis Savador, sí o sí y en manos de su partido está que el alcalde de Granada sea del PP, porque si en Andrés Segovia no mueven ficha y Bendodo no se lleva a la Junta de Andalucía, al otrora socialista de pro y hoy naranjito mutante hacia el azul gaviota, será Pérez quien haga uso de su voto para quitarlo de en medio.

Quien como el expresidente de los populares granadinos, ha rechazado suculentas ofertas de su todavía partido, para mantenerle en el redil, a cambio de ser delegado de la Junta en Madrid o presidente de una autoridad portuaria, es que ha tomado una decisión en la que prima más la dignidad personal que el interés político o económico. Ayer así lo explicitó anunciando además su salida del partido de toda su vida.

Hace poco más de un mes, Juan Marín y Elías Bendodo, afirmaban que la Alcaldía de Granada no se movería y seguirá con Luis Salvador al frente, pese a las palabras del PP granadino, en las que aseguraba trabajar ya en recuperar el despacho de la Mariana. Ya entonces advertimos de la miopía y el patetismo de ambos personajes, dando por hecho algo que no estaba en sus manos, ya que Sebas y solo Sebas, tiene en las suyas el futuro de una alcaldía que, lo que sí es seguro, es que no seguirá en manos de Salvador. Ayer quedó claro que quien decidirá el nombre del próximo alcalde, se siente traicionado, por unos y por otros, y no está dispuesto a que su inmolación política le salga gratis a quienes la han propiciado.

El terremoto provocado solo puede minimizarse políticamente para el PP, con la designación de un candidato que Sebastián Pérez, esté dispuesto a votar y créanme que no es misión fácil, dado el encaje de bolillos murciano-malagueño, tejido hace dos años y causa de este efecto mariposa. También cabría la posibilidad de que algún ser superior, fuera capaz de convencer a Salvador, de que debe hacerse un lado para salvar la alcaldía para la derecha. El monstruoso ego del alcalde caducado es el principal enemigo de esta posibilidad.

Al otro lado del escenario, cautela, mucha cautela. El que pudiera ser principal beneficiario de este tsunami, Paco Cuenca, se ha limitado a publicar un tuit en el que podía leerse: «Hace dos años, 36.000 personas convirtieron nuestro proyecto de ciudad en ganador de las elecciones municipales. Fuimos la opción de la coherencia, del cambio tranquilo, de la estabilidad. Hoy día seguimos representando el mismo proyecto, seguimos trabajando por Granada». A buen entendedor …

Aunque aún no podamos decir quien será el alcalde de Granada para los dos próximos años, lo que sí podemos asegurar, es que, como decían aquellas máquinas recreativas de hace algunos años, Salvador game over.

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