Si tu no vas ellos vuelven

A la luz de las encuestas, pocas veces nuestro voto individual, puede llegar a ser tan decisivo como el del próximo domingo. Quizás la alcaldía de Granada, la de nuestros pueblos y ciudades y la presidencia de la Diputación, vaya a depender de nuestro voto particular; de ahí lo importante de que vayamos a votar y de a quien otorguemos nuestra confianza.

Si hace tan solo un mes, llenar las urnas, era cuestión de vida o muerte para nuestros derechos sociales, para conseguir un país igualitario en el que los servicios públicos lo fueran de verdad y para todos; un país de acogida en el que nuestra orientación sexual no supusiera un estigma; un país feminista y ecologista; llenar las urnas el domingo es igual de importante, para que nuestros ayuntamientos sean de verdad, la puerta más cercana a la que llamar para cada uno de nosotros y para que Europa no se convierta en ese nido de la serpiente de la ultraderecha, que ya ha comenzado a ser.

El próximo domingo su voto puede decidir si Granada se inclina por la luz de Lorca y Manuel de Falla, de Manuel Fernández Montesinos, del general Herrera, de los 091, Lagartija Nick y Enrique Morente, de Luis García Montero, Juan Vida y Marite Martín Vivaldi, del Duque de San Pedro de Galatino, de Miguel Ríos y Carlos Cano, del PTS, del nodo andaluz de células madre, del acelerador de partículas, de una de las universidades más prestigiosas de España … O bien por la caspa y el gris de la “Gran Nada” que nos propone uno de los herederos principales, de “la peor burguesía de España”.

Porque no se nos olvide que eso es, ni más ni menos, lo que nos jugamos dentro de tres días. Los 13 años de Gobierno municipal del presunto delincuente José Torres Hurtado, han conseguido lo imposible: convertir una ciudad única, maravillosa e irrepetible como Granada, en una ciudad ordinaria, triste, vulgar e irrelevante.

Trece años de desafueros, de gobernar para la “famiglia”, ya fuera esta sanguínea, política o económica, que acabaron la vergüenza de ver, como el alcalde de la “muy noble, muy leal, nombrada, grande, celebérrima y heroica ciudad de Granada”, era introducido como un vulgar chorizo, en un coche policial y las tres cuartas partes de su Gobierno, imputado como presuntos delincuentes.

Que nadie se equivoque. Por más que el odio jupiterino entre Pepe y Sebas, pueda servir como cortina de humo, en todos y cada uno de aquellos trece años de la infamia, el actual candidato Sebastián Pérez, estaba allí, como el dinosaurio de Monterroso.

Por eso y con independencia de que milagrosamente aún no haya sido imputado, alguien con semejantes “credenciales” jamás debería haber sido candidato. Ningún partido en su sano juicio propondría a Sebas como posible alcalde de una ciudad como Granada y, visto que en el PP no han querido, sabido, o podido evitarnos ese sonrojo, ahora está en sus manos ahorrarle a nuestra ciudad otra vergüenza, como la de poder tener como primera autoridad a semejante “personaje”.

Cuando Federico García Lorca calificó a la derecha granadina, como “la peor burguesía de España”, sabía lo que decía, lo que no podía imaginar es que 83 años después de su asesinato, esa definición seguiría siendo triste y perfectamente válida.

Granada se merece recuperar la dignidad perdida en esos trece años; volver a adquirir la categoría de ciudad imprescindible para la cultura, la creación y las vanguardias; su espacio como ciudad de acogida, de encuentro y de mestizaje; en definitiva como el icono que siempre ha sido … Por eso es fundamental que el domingo volvamos a acudir a las urnas, con la ilusión y la determinación con la que lo hicimos el pasado 28 de abril … Porque si nosotros no vamos, ellos vuelven.

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