Sociedad y empresas

«In memoriam» de mi padre.

Mi padre falleció el pasado 2 de mayo (no de coronavirus). Tengo que reconocer que he sido afortunado por tener el padre que he tenido, y lo considero mi modelo a seguir.

Orgullosamente explico en mi presentación como docente (a instancias del coordinador de turno) en los cursos y masters en los que participo, que soy empresario, hijo de empresario, nieto de empresarios y biznieto de empresarios.

Desde pequeño he vivido lo que es tener negocios y los problemas que estos tienen asociados. No todo el mundo sirve para ser empresario (o médico, maestro, fraile…) Los empresarios nos jugamos nuestro patrimonio personal y económico con nuestra actividad. Arruinarnos conlleva nuestro hundimiento personal y de nuestras familias. Por eso, la iniciativa de la Ley de Segunda Oportunidad que presentó CIUDADANOS en las pasadas legislaturas creo que es muy necesaria.

De mi padre aprendí a ser honesto, coherente, comprensivo, la ética del trabajo, cumplir con la palabra dada y las leyes (aunque no nos gusten, o en caso contrario esto sería la Ley de la Selva), y a mantener una relación de simbiosis (todos ganamos) con nuestro entorno (en todos los ámbitos de la vida social, incluido el económico)… Como bien me decía, “que puedas ir con la cara bien alta por la calle” (me suena a cierta reminiscencia del antiguo hidalgo español).

También de él aprendí que hay que rodearse de buena gente y alejarse de la gente “tóxica”. No todo vale en la vida (ni de forma general, ni específicamente en lo económico).

Desde aquí quiero mostrar mi reconocimiento y solidaridad con todos los empresarios/emprendedores de este país, ya sean autónomos o con formas societarias, en estos momentos económicos y sociales tan duros debido a la crisis económica generada por la Pandemia del Coronavirus.

A lo largo de mis treinta años de actividad profesional/empresarial, he podido constatar que los empresarios y directivos andaluces están al mismo nivel y capacitación que el resto de correligionarios españoles y europeos. Solo tenemos un problema: en Andalucía tenemos menos empresas y empresarios que en otras regiones de nuestro entorno europeo.

En este mismo sentido, la estructura empresarial española y andaluza está abrumadoramente constituida por microempresas y pequeñas empresas (menos de 10 empleados). Más del 95% en España y más del 97% en Andalucía. No somos esos “capitalistas” que algunos imaginan.

Las sociedades modernas están fundamentadas en el equilibrio de los diferentes agentes socioeconómicos que las constituyen, quedando el estado como órgano fundamentalmente de regulación, control y redistribución para asegurar el bien común de los ciudadanos. En ningún caso, el fin del gobierno debe ser el ejercer de empresario. Quienes creamos los empleos somos los empresarios/emprendedores.

Es decir, una sociedad viva y fuerte necesita, entre otros elementos, tener una estructura empresarial viva y fuerte, equilibrada con unas organizaciones de trabajadores vivas y fuertes.

Especialmente en estos momentos de grave crisis social y económica debido a la pandemia, es más necesario que nunca apoyar a las empresas de este país, porque solo a través de ellas podremos recuperar el empleo y cubrir los gastos derivados de la solidaridad social. Nadie se puede quedar atrás.

Por eso, es desconcertante la beligerancia del sector populista del macrogobierno de España hacia todo aquello que “huele” a empresa, con constantes intentos de nacionalizaciones y controles de empresas (en realidad, de todo aquello que signifique “Poder”, no como medio sino como un fin en sí mismo). La desconexión con la realidad socioeconómica de España es muy preocupante, aunque tampoco hay que sorprenderse mucho teniendo en cuenta el “curriculum” de la inmensa mayoría de los ministros. En este sentido, tengo que reconocer que afortunadamente la Ministro de Economía y Empresa, Sra. Nadia Calviño, es una persona preparada y que me inspira confianza.

Originalmente iba a escribir un artículo de apoyo a las empresas en estos momentos de crisis por la Pandemia, pero me he atrevido a redirigir esta línea utilizando la reivindicación de la figura de mi padre como ejemplo de empresario. Pido perdón por haber utilizado esta tribuna pública para escribir de un tema tan personal.

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