Sonrisas y… ¿lágrimas?

No me imagino yo a Ana Orantes posando sonriente, tras una de las múltiples palizas que José le propinó hasta acabar con ella, el 18 de noviembre de 1997, quemándola viva en el patio de su casa de Cúllar Vega, en presencia de uno de sus hijos de tan solo 14 años. Tampoco me imagino a ninguna de las 12 mujeres asesinadas este mes de julio -tres a la semana, una cada dos días y medio-, dibujando una luminosa sonrisa, en soportes publicitarios, supuestamente diseñados contra la violencia machista.

La presidenta de Mujeres Supervivientes de Violencia de Género, Antonia Ávalos, ha lamentado la campaña “fallida” contra la violencia de género promovida por la Junta de Andalucía, asegurando que “esos rostros tan alegres y sonrientes de esas mujeres, modelos, no corresponden a la realidad cuando se es víctima de violencia de género”.

Alguien debería haberles dicho a los creativos de esta campaña, que las mujeres víctimas se encuentran en situación de alerta constante y esto supone un enorme desgaste físico y psicológico. Algo muy alejado de las esplendorosas expresiones, con las que la consejería de “Igual da”, como ya se la conoce, pretende concienciarnos contra los “malos tratos”. “Jamás podemos aparecer en esos momentos felices y alegres como si se tratará de una situación de Disney, dice Antonia Ávalos, la realidad es otra”.

Es cierto que cualquier empresa de publicidad puede tener un mal día y presentar a su cliente una campaña desafortunada; es igualmente cierto que cualquier cliente, puede tener otro mal día y aceptar esa campaña y ponerla en circulación; pero lo que es absolutamente inaceptable es que los responsables políticos de semejante despropósito, pretendan ponerse estupendos, siguiendo aquel principio de “sostenella y no enmedalla”, más propio de Guillem de Castro, en su obra del siglo XVIII sobre las Mocedades del Cid, que de una administración pública en pleno siglo XXI.

No sé que produce más repugnancia, si que nos intenten colar a un grupo de actrices con espléndidas sonrisas, como víctimas de violencia machista -La campaña dice que esas mujeres lo son-, si que recupere el antidiluviano concepto de “malos tratos”, o si que desde las poltronas populares y ciudadanas, se haya salido en tromba intentando criminalizar las críticas a semejante bazofia.

La campaña en cuestión, bien podría haber sido diseñada por el Opus Dei, los Kikos, Hazte Oir, o por los Legionarios de Cristo y claro está, con Rocío Monasterio como protagonista estelar, porque sin duda es consecuencia directa del acoso de Vox, contra todo lo que tenga que ver con el terrorismo machista. Si lamentable es la campaña, peor son las surrealistas “explicaciones” de la consejera.

Si Moreno Bonilla y Marín Lozano, estuvieran más preocupados por la tragedia de que son víctimas las mujeres de Andalucía y España que de contentar a su “primo de Zumosol” de Vox, habrían pedido disculpas, retirado la campaña y encargado una distinta, que parece evidente debería ser consensuada previamente, con los colectivos de mujeres y de víctimas de violencia machista. No lo harán. Es el regalo veraniego a Vox por los servicios prestados hasta la fecha.

Pero no nos equivoquemos. Con ser grave, que lo es, esta campaña es solo una actriz secundaria, del auténtico drama que se está viviendo en Andalucía, con un Gobierno arrodillado ante las exigencias de Vox, muy especialmente  en el terreno de la Igualdad, con mucho, la parcela con más presión, porque concentra todas las políticas sobre las que Vox ha fijado su línea de actuación: el desmantelamiento de las leyes de igualdad de género y la de los derechos del colectivo LGTBI, la lucha contra la violencia machista -que el grupo ultra ha rebautizado como violencia intrafamiliar- o el propio debate sobre la brecha salarial de género.

Vox ya ha ganado la batalla del lenguaje y esta ganando la ideológica, en las políticas de igualdad de la Junta. Como consecuencia ya se han cobrado las cabezas del número dos de la consejería, quien dimitió por “diferencias irreconciliables” con su consejera; al igual que la secretaria general técnica de Igualdad y la directora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) … Que no se cobren además la verdad de los hechos.

 

 

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