Un concurso para la Alhambra

La fulminación completa del grupo municipal del partido popular en el ayuntamiento hace que resuenen nombres de algunos de los aniquilados para su reubicación en la dirección del patronato de la Alhambra y el Generalife. Como si eso no fuera nada.
Designar al órgano de dirección y gestión de uno de los primeros monumentos del mundo no es cuestión baladí. Actuar otra vez del modo en que se hizo para nombrar a la anterior directora sería una nueva frivolidad que no se puede permitir.

La Alhambra como conjunto es un bien patrimonial de titularidad estatal, cuya gestión está transferida a la Junta de Andalucía. Es desde Sevilla, desde el Gobierno autonómico, desde donde se rige realmente el monumento. Desde 1984 ha sido así, pero en los últimos años se han ido efectuando modificaciones de los estatutos del ente público —antes organismo autónomo y hoy día agencia administrativa de régimen general—, que han debilitado la posición del Ministerio de Cultura y del Ayuntamiento de Granada, hasta el punto de que su presencia en el órgano rector de la Alhambra ha quedado reducida a ser algo testimonial.

Con la llegada del Partido Popular al Gobierno autonómico, a partir de 2019 la representación electiva de la Junta de Andalucía pasó del 45 al 60 por ciento. Actualmente, de los 20 miembros del consejo rector, del Patronato, 12 son designados por la Junta de Andalucía —por Sevilla—, 3 por el Gobierno de España, 4 por el Ayuntamiento de Granada, 1 por la Universidad de Granada. De los 9 miembros de la Comisión Técnica, la Junta de Andalucía designa el 56% de sus miembros, es decir, 5; el 22% de los miembros los designa el Gobierno de España a través de sus ministerios, esto es, 2; y el Ayuntamiento de Granada designa otros 2, por corresponder solo otro 22% de la representación. La conclusión es que la Alhambra es hoy, como ya sucedió con Sierra Nevada, más de Sevilla que nunca. Más ajena a Granada que nunca.

Por JxG se ha elaborado un estudio detallado de esta composición y un estudio comparativo de la Alhambra con otros museos y conjuntos patrimoniales de su relevancia internacional, como el El Prado, El Louvre, el Museo Británico y el MOMA, principalmente. Su lectura produje sonrojo por como se hacen aquí las cosas, tanto por la paupérrima presencia de la ciudad que acoge la Alhambra, como más especialmente por quién y cómo se designan los miembros de sus órganos. Y no se diga ya de la cualificación que se exige y que deben reunir los posibles candidatos elegibles.

Lo que ha sucedido en Granada, con la Alhambra, tras la llegada del Partido Popular al Gobierno de Andalucía, ha sido realmente incalificable. Se ha convertido al Conjunto y sus órganos en un espacio de relleno político y para la política. La prueba es la designación de la última persona encargada de su dirección, de nula cualificación profesional para la gestión y menos aún para la gobernanza de un conjunto patrimonial de la importancia universal de la Alhambra. Una persona sin trayectoria en el panorama administrativo-patrimonalístico, de exclusivo perfil político, que fue designada para responder a la estrategia que exigían los cambios del tablero de la política local. Lo notablemente paradójico es que la designada, previamente había reclamado —con video incluido que difundieron los medios de comunicación—, compromiso con la relevancia del monumento. Exigió siendo concejal popular del Ayuntamiento de Granada la convocatoria de un concurso internacional para la designación del director de la Alhambra y el Generalife, lo que olvidó inmediatamente cuando fue ella la nombrada de modo dactilar.

Ahora se ha de producir el nombramiento de un nuevo director de la Alhambra, uno de los primeros bienes culturales más importantes del mundo, que no debe olvidarse otra vez. Esperemos que el Gobierno andaluz con compromiso y responsabilidad, convoque un concurso acorde con la importancia del Conjunto, para que sea elegida, con transparencia y altura, la persona que haya de ocupar la dirección del mismo, y no nombre a un vástago político, a un conmilitón por sólo ser eso, perpetuando la Alhambra como lugar de reposicionamiento político.

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COMENTARIOS

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    Enrique Poveda Lozano 12 meses

    Vergonzoso. Antes se llenaban la boca diciendo que la Alhambra se tenía que gestionar desde Granada.
    Ha sido timar el control de la Junta, para olvidarse y » mangonear «, desde Sevilla.
    Esto es así, y lo que nos espera…..

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    Crítico de arribistas 12 meses

    Que casualidad , cuando coqueteabas con ser el designado a dedo  , llorabas por las esquinas 

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    Lucas de Mor 12 meses

    Cuando tú  te auto postulabas por los bajuna política y la prensa , no pensabas igual y te dedicabas a llorar e intrigar por las esquinas ,  anda ya .. falso 
    Además intentastes trepar en Sevilla y no te dejaron 

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