Venta a pérdida y especulación, las conductas del mercado que desploman el precio del aceite
- La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos clama por la caída de precios pese a las cifras históricas de producción que se han alcanzado este año en la provincia de Granada y en el resto de Andalucía
La campaña de producción de aceite de oliva da todavía sus últimas señales de actividad en las comarcas más tardías, pero ya se puede hacer balance. Los agricultores la califican como histórica, superior en cifras al pasado año, con 150.000 toneladas más, según datos da la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Sin embargo, la buena marcha a nivel de producción sigue lejos de traducirse en precios adecuados para los productores. «No se alcanzan ni los dos euros por el litro de aceite de oliva», denuncia Nicolás Chica, secretario general de UPA en Granada.
La caída del precio desde que arrancara la campaña alcanza el 30% y los agricultores señalan a diversos factores que explican dicho desplome. Por un lado, el comportamiento especulativo de las distribuidoras, que según Miguel Cobos, secretario general de UPA Andalucía, «provoca que el aceite de oliva se venda a pérdida en los supermercados con el objetivo de crear campañas ‘gancho’ de atracción de clientes e incentivar la compra de terceros productos». En este capítulo, llaman a la responsabilidad de los consumidores. «El aceite es un producto de valor y como tal hay que considerarlo, estas políticas de venta reducen su calidad».
Otro elemento clave es el almacenamiento. La escasa capacidad del sector para cobijar el aceite a la espera de un momento adecuado de acceso al mercado, como las temporadas cortas menos productivas. Es decir, dejar fluir el producto cuando más se necesita y ‘cerrar el grifo’ cuando se produzcan excedentes, aumentando así el valor. «Los agricultores no se pueden permitir aguantar el producto porque no hay tesorería suficiente, los jornales quedarían sin pagarse y además, tampoco existe la infraestructura adecuada. Por eso, tienen prisa por venderlo y darle salida», lamenta Miguel Cobos.
El almacenamiento es la herramienta clave sobre la que UPA espera que pueda pivotar el sector, pero no la única vía de optimización. «No podemos autorregularnos», asegura Cobos. Opción que pasaría también por aumentar la capacidad de control sobre los precios. «La normativa nos impide retirar aceite del mercado en los años de excesiva oferta, lo que contribuye a tirar los precios. Poder ejercer esa potestad ayudaría a equilibrar la demanda».
UPA exhorta a los productores a ganar en unión y concentración de la oferta, estrategia que podría permitir una más eficiente capacidad de negociación ante intermediarios y distribuidores.
La posición de España a nivel internacional
Italia es un país de influencia histórica en el mercado del aceite español. Este año, han aumentado la compra del virgen extra andaluz porque su producción se ha estancado en las 200.000 toneladas, cuando necesitan al menos 400.000 para cubrir su demanda interna. Eso sí, el comportamiento de los precios en la nación vecina responde a patrones bien diferentes. Si en España el virgen extra apenas roza los dos euros, los italianos lo comercializan por encima de los cinco euros.
A nivel global se producen 3.100.000 toneladas de aceite entre los principales países productores: España, Italia, Grecia, Turquía o Túnez, siendo el motor español la propulsión principal con 1.800.000 toneladas durante la campaña 2018/2019. Andalucía es el eje gracias a las 1.500.000 toneladas que alcanzará al cierre de temporada.
El hecho de que el producto español también deba asumir el déficit de producción de otros países preocupa a los agricultores, que defienden una mayor apuesta por el mercado interno y por hacer fuerte el aceite de oliva en las redes de venta españolas.
«Tres euros, es el precio justo», resume desde UPA Andalucía Miguel Cobos. En torno a esa cantidad el mercado se estabiliza también a favor de los agricultores y el acceso de los clientes al aceite no resultaría inasumible.
