Bochorno

Y no precisamente por las altas temperaturas que se nos anuncian para estos días, sino por el vomitivo espectáculo que las tres derechas nos están ofreciendo desde el pasado sábado.

Cuando esta mañana el alcalde de Granada reciba sobre sus hombros el collar de la ciudad -por cierto “inventado” por el gran José Miguel Castillo Higueras-, para desfilar en la procesión del Corpus, habrán pasado cinco días desde que fuera elegido primer edil de la ciudad, en uno de los “mamoneos” más impresentables que se recuerda en el municipalismo patrio y sin duda, en el gatuperio más vergonzoso vivido en Granada, desde que aquel 3 abril de hace cuarenta años, se celebraron las primeras elecciones municipales de la democracia.

Cada nueva “explicación” que este Trío Calavera ofrece, me lleva más al convencimiento de que Salvador, Pérez y Miralles, nos toman a los granadinos por gilipollas integrales y lo malo es que empiezo a pensar que no les falta una cierta razón, porque ¿A quién se le ocurre dar nuestros votos a dos personajes como Sebas y Luis, que han acreditado en su vida pública los peores vicios de la política?

Créanme que en 38 años de ejercicio periodístico, nunca imaginé asistir a una situación tan vergonzosa, como en la que desde hace cinco días, se encuentra la ciudad que adoro, porque el nombre de Granada está en las escaletas de todos los medios y en boca de todos los tertulianos, pero no porque estemos a punto de estrenar un maravilloso Festival de Música y Danza; ni porque en seis días llegue por fin un AVE de medio pelo, del que hablaremos otro día; ni por su Feria del Corpus; ni por su Universidad, su sierra, o su costa; sino porque dos vividores de lo público, han decidido convertirla en el estercolero, donde arrojar lo peor de la política y de los políticos.

Cinco días después del bochorno vivido el pasado sábado en la Plaza del Carmen, aún nadie le ha explicado esta ciudad qué, quiénes, cómo, dónde y cuándo, se ha pactado este chalaneo; a qué se compromete cada uno y sobre todo qué va a suponer para la ciudad durante los próximos cuatro años.

Partiendo del hecho de que los pactos electorales son absolutamente legítimos, lo que estamos padeciendo en Granada, es una auténtica inmoralidad política, que atenta contra los más elementales principios de la ética pública y del buen gobierno y que desde luego, sepulta para siempre la “reputación” de los partidos que lo están propiciando y de los políticos que hasta ahora, no han demostrado otra cosa, que su interés por colgarse el collar que hoy lucirá Luis Salvador y sentarse en el despacho de la Mariana (Que me temo se tapará la nariz para no aspirar el aroma del “Eau de Vergogna”, que desde el sábado se respira en esas dependencias).

Créanme que lo de menos, aún siendo bochornoso, es que en el chalaneo se hayan, o no repartido la alcaldía, dos y dos años; que esta olla podrida se haya cocido en Madrid, que el alcalde electo, sea el que menos apoyo haya recibido en las urnas, de todos los que hemos tenido en los últimos cuarenta años; que para conseguirlo se dé o no acceso al gobierno de la ciudad, a la ultra derecha de Vox; que se vayan a perder irremediablemente cuatro años cruciales para Granada; o que nos estén tomando por el pito de un sereno. Lo peor, créanme, es el enorme daño que están haciendo a la imagen de una ciudad que no se lo merece y por supuesto, al noble arte de la política, cuya imagen va a sufrir un golpe, quizás irreparable para muchos granadinos.

Los protagonistas de este sainete han hecho de la política una forma de vida y buscan cualquier tipo de excusa para continuar en el cargo y para “sacrificarse” por todos nosotros.

Decía el filósofo polaco Zigmunt Bauman que la respuesta de los indignados es emocional, pero para convertirla en algo positivo, hace falta pensamiento y actuación. Para eso se supone que están los partidos, pero para que una sociedad se sienta reflejada en ellos, tienen que cambiar para hacerse transparentes y participativos, si se quiere que sigan siendo útiles a la sociedad y no la profesión de unos pocos. Todo lo contrario que está ocurriendo en nuestra ciudad.

¿Pero saben lo peor de todo? que estoy casi seguro, de que a pesar de este circo de tres pistas que nos han montado los pimpollos, si el domingo volviéramos a las urnas, los resultados no diferirían mucho de los que nos han traído hasta aquí.

Posdata:
Si hoy regresará a Granada el poeta mejicano, Francisco de Asís de Icaza, probablemente sus versos más reconocidos podrían ser un poco distintos a los que conocemos:
Dale limosna mujer
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
alcalde de Granada

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