Contaminación de las empresas europeas

Estamos en plena crisis climática. En un macro estudio de la revista The Lancet en 2023 se muestra que los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), no solo son responsables del cambio climático a consecuencia de los gases de efecto invernadero que emiten cuando se queman, sino que también expulsan unas nocivas partículas que cada año producen millones de muertes prematuras en el planeta. En la última cumbre del clima de 2023 en Emiratos Árabes Unidos, se ha marcado el camino para empezar a abandonar los combustibles fósiles. Pero, no solo hablamos de calentamiento global, sino de otros agentes contaminantes que se vierten a diario a las aguas, a las tierras o al aire, y que hacen que nuestro planeta esté cada vez más contaminado y la vida en el mismo sea cada vez más insostenible.

Nicholas Stern fue el clarividente economista que en 2006 supo ver y analizar los efectos del cambio climático también en la economía. Por ello, tanto por razones económicas como ambientales, medir el desempeño medioambiental de las empresas es fundamental.Esta fue la idea de la Unión Europea cuando desarrolló la iniciativa legal encaminada a que la información sobre estas emisiones estuviera disponible en unos inventarios, denominados Pollutant Release and Transfer Register (PRTR), que detallan cada una de estas emisiones, para consulta de gobiernos, industrias y público en general.

Como ya se explicó en un artículo anterior, para poder hacer más manejable esta amplísima base de datos, surgió el proyecto de investigación del grupo ISDE de la Universidad de Granada, Toxic Environmental Risks Analytical Intelligence (TERAIN) (https://terain.org), aún activo, que ha creado un prototipo de cuadro de mando inteligente sobre emisiones contaminantes de las empresas europeas, que permite medir el nivel de contaminación en el agua, en el aire y en la tierra, a nivel de fábrica, empresa y región, sintetizando los 91 elementos contaminantes medidos en estos registros PRTR de la Unión Europea, en 9 índices, para 97.783 fábricas; 52.116 empresa y 3.012 regiones de Europa, distribuidos a lo largo de los años, desde 2007 hasta 2020. Consultar esta base de datos es muy aconsejable.

Con la colaboración del matemático, estadístico y economista César Pérez, profesor de la Universidad Complutense de Madrid e investigador del Instituto de Estudios Fiscales, hemos querido hacer un estudio algo más global de esta impresionante base de datos, para intentar visualizar algún tipo de patrón de conducta del desempeño ambiental de las empresas europeas.
Lo primero que hemos observado es que las emisiones contaminantes de las empresas europeas al aire, agua y tierra muestran una senda descendente desde 2007, con un ligero repunte en 2017, que rápidamente se corrigió. Sin embargo, la transferencia de estos contaminantes a empresas externas a las compañías declarante se mostró constante a lo largo de los años, pero ascendente desde 2016 a 2019. No obstante, el balance medio de todos estos indicadores es descendente a lo largo de estos años, lo cual es bastante positivo y nos hace vislumbrar un futuro más sostenible.

Pero también hemos querido ver qué ocurría por países, y si era posible construir algún tipo de conglomerado o clúster.A través de varias técnicas diferentes, pudimos comprobar que aparecían cuatro grupos claramente diferenciados. El primer grupo estaba constituido solo por Malta. El segundo correspondía a la República Checa. El tercer grupo lo formaban conjuntamente Estonia y Grecia. El cuarto lo formaban el resto de los países. Es decir, salvo en los tres grupos de países separados, el desempeño ambiental de las empresas europeas en los otros 28 países era aparentemente muy similar.

Avanzando algo más, quisimos analizar si aparecía algún tipo de conglomerado o grupo homogéneo a nivel de provincias o regiones, dentro de cada país. Y los resultados también han sido muy interesantes. De los 32 países estudiados, hemos podido llegar a distinguir varios grupos diferenciados. Un primer grupo lo componen aquellos países en los que apenas se distinguen internamente grupos de provincias o regiones diferentes. Es decir, el desempeño ambiental de las empresas es muy similar en todas las regiones, quizás debido a que tanto su climatología como su nivel de industrialización son análogos en todas las partes. Es el caso del Reino Unido, Austria, Serbia, Bulgaria, Alemania, Irlanda, Estonia y Polonia. El segundo grupo lo forman aquellos países que suelen tener dos tres conglomerados. Es el caso de Francia, Finlandia, Bélgica, Hungría, Suiza, Croacia, Italia o Eslovenia. El tercer grupo es el de aquellos países en los que hay cuatro o más conglomerados similares internamente. Aquí se incluyen Suecia, Rumanía, Portugal, Holanda y España.

El caso de España es especial, pues aparecen ocho conglomerados, muchos más que en el resto de los países, reflejo de la enorme diversidad existente y de lo complejo que resulta una gestión coordinada del desempeño medioambiental de sus empresas. De los ocho grupos, los más homogéneos son aquellos en los que aparece sólo una ciudad, como es el caso de Tenerife. También otros en los que aparecen ciudades portuarias, como Barcelona o Pontevedra, añadiendo Girona, Albacete, Córdoba y Valladolid, sin una aparente similitud industrial. En otro grupo aparecen Burgos, Alicante, Valencia, Málaga y Gran Canaria. Los tres siguientes serían Alaba y Bizkaia; Asturias y Cádiz; Menorca, Ceuta, Ciudad Real y Guipúzcoa. A continuación, un grupo más numeroso y heterogéneo, compuesto por Rioja, Murcia, León, Coruña, Navarra, Cantabria y seis provincias andaluzas. El resto lo compondría otro grupo con 24 provincias. Todos con comportamientos diferenciados en cuanto a contaminación del aire, agua, tierra o transferencia de contaminación a otras empresas, que habrá que analizar detenidamente para detectar similitudes o diferencias relevantes.

Aunque seguiremos informando de las potencialidades de esta útil herramienta de trabajo para descubrir e investigar todo lo relacionado con el desempeño ambiental de las empresas, de momento nos quedamos con la positiva evolución de las emisiones contaminantes en Europa desde 2007, como decíamos al principio. También con la riqueza y variedad cultural e industrial, que se refleja en el caso de España, que nos debe hacer comprender la complejidad de su gestión económica y política.

Buenos datos para finalizar 2023, que también nos servirán para comenzar con ilusión y esperanza medioambiental el Nuevo Año 2024. ¡Feliz Año Nuevo!

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