El atraco de Albolote (1995)

El viernes 30 de junio de 1995 fue un día propio de verano; un día caluroso en el que buena parte de la población comenzaba a preparar un fin de semana de playa y descanso. A pesar de la bronca política desencadenada por la dimisión forzada de Serra y García Valverde, ministros del último gobierno de Felipe González, puede decirse que en el país todo transcurría con normalidad. Más aún en Granada y en la tranquila localidad de Albolote. Ninguno de los cinco empleados de la cooperativa de muebles CEA que terminaban la jornada de trabajo imaginaban que pocos minutos antes de cerrar iban a ser víctimas de un sangriento crimen. Tres encapuchados romperían la monotonía de la jornada.

El asalto

Los atracadores, dos de ellos armados con una escopeta de cañones recortados y una pistola, irrumpieron en el establecimiento a las 20.00 horas. La sorpresa y el miedo se apoderaron de los cinco trabajadores que se encontraban trabajando. En el local solo se oían las exigencias atribuladas de los atracadores: ¡El dinero!, ¡Arriba las manos, abran la caja fuerte! La escena se tornó atroz. Los asaltantes eran tres, pero solo dos habían penetrado en el almacén. Uno, Raúl L.A., apodado el «Pitufo», de 17 años de edad, portaba una pistola (de fogueo); el otro, José Roberto, alias el «Robert», de 26 años de edad, que portaba una escopeta de cañones recortados que había cargado minutos antes de llegar al establecimiento dentro del coche a la vista de los otros dos compinches, dirigía la acción. El tercero, José Antonio P.G., alias el «Bola», de 19 años de edad, el verdadero cerebro de la operación quedó a la puerta al mando del vehículo en el que habían llegado preparado para facilitar la fuga. Los tres ocultaban la cabeza cubiertos con pasamontañas.

Cuando irrumpieron, los trabajadores de la cooperativa que quedaban en el establecimiento se encontraban concluyendo sus actividades. Bajo el hueco de la escalera, dos de ellos, escuchaban por la radio una retransmisión deportiva. Uno sentado tras una mesa y el otro de pie con las manos apoyadas en la misma. Los otros tres se encontraban en distintos lugares del interior de la oficina del almacén. Al entrar inesperadamente los asaltantes la pacífica situación se tornó en atroz escena, cuando uno de ellos, el «Robert», que portaba la escopeta, comenzó a proferir gritos con las indicaciones de: “¡arriba las manos u os mato!», y, “¡dónde está el dinero! ¡Abrid la caja fuerte!”.

Ni llaves ni claves

Según consta en la documentación de la Guardia Civil sobre el suceso, al parecer, fue Francisco José Contreras Ruiz, el encargado del almacén, quien manos en alto respondió a los encapuchados que era imposible acceder a sus peticiones porque la caja fuerte donde se guardaba el dinero, situada en la parte de arriba, estaba cerrada y ninguno de los empleados que se encontraban en ese momento en la empresa conocían la clave para su apertura.

Pero las razones ofrecidas por Francisco no fueron suficientes. Empujones, forcejeos y amenazados a punta de escopeta y pistola, fueron obligados a arrojarse al suelo. Ninguno podía imaginar la secuencia que se iba a producir en se momento.

El encapuchado armado con la escopeta disparó a sangre fría en la cabeza a Francisco José Contreras causándole la muerte en el acto por estallido del cráneo y pérdida de toda la masa encefálica. Algunos perdigones del mismo disparo alcanzaron a Rafael Barragán Palma, de 17 años, que corrió al interior de la oficina manando sangre por el ojo izquierdo y después se arrojó al suelo.  Había sido seguido de cerca por el atracador, el «Robert»,  que seguidamente le dijo colocándole los cañones en la espalda: «no te muevas de ahí́ o te mato». El pánico se había desatado entre los empleados que fueron conminados también a punta de escopeta a que dijeran dónde estaba la caja fuerte, para lo cual el asaltante dio un violento pisotón a uno de ellos en la espalda. Este le indicó que la caja estaba tras el biombo de la parte superior que era el lugar donde se había refugiado el gerente de la empresa. Allí se dirigió el Robert que comenzó a golpearlo repetidamente con la escopeta en la cabeza para que abriese la caja a pesar de que este le explicaba de que no tenía las llaves ni las claves para abrir la caja. Entre tanto el otro atracador permanecía en la puerta de la oficina sin pronunciar palabra alguna vigilando al resto de los trabajadores.

Dice el relato de los hechos que “los asaltantes al ver que era imposible conseguir botín alguno, emprendieron la huida en un coche Ford Escort, de color gris metalizado, que había sido robado en Granada el día anterior y cuya sustracción había sido denunciada a la Guardia Civil”. Unos minutos después el vehículo fue abandonado en la cercana localidad de Maracena.

En el interior del establecimiento quedaba la terrible escena del crimen. Francisco José Contreras Ruiz, víctima mortal de la tragedia, yacía muerto con la cabeza volada por un disparo. El muchacho era muy querido por todos los que le conocían. Además de encargado del almacén de la empresa de muebles atracada, era jugador del Marcena Club de Fútbol, equipo granadino de la Tercera división (grupo IX).

No fue improvisado

Contrariamente a lo que podría pensarse por el resultado del crimen, el atraco de Albolote no fue improvisado. Fue algo preparado desde varios meses atrás. Eso desveló la investigación del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil tras la detención de los autores del robo y asesinato perpetrado en las oficinas de Albolote de la cooperativa CEA. En el suceso participaron cinco personas, resultando condenados por distintas circunstancias, cada uno de ellos.

A primeros de abril de 1995 y al menos en tres días distintos, “Gabriel”, mayor de edad y sin antecedentes penales, facilitó al «Bola», un delincuente habitual que había sido condenado anteriormente por sentencia firme de fecha 25 de octubre de 1993 por tenencia ilícita de armas, una serie de datos para llevar a cabo un atraco en la nave almacén de CEA, situada en el Polígono Industrial Juncaril de Albolote, sobre la distribución interior de la oficina, personal que trabajaba en la misma, sistema y métodos de vigilancia, existencia de una caja fuerte y otros pormenores que había conocido por haber trabajado en la construcción del edificio y luego personarse en varias ocasiones para hacer efectivos ciertos cobros.

La preparación y el Pitufo

Fruto de esta información y de la obtenida por la observación directa del lugar, «el Bola» decidió concertarse con José Roberto G.B. alias «Robert» y “Pablo”, de 20 años de edad, sin antecedentes penales, para perpetrar un atraco en la empresa utilizando armas y disfraz. A tal efecto la noche del día 9 al 10 de abril de 1995, el «Bola» y “Pablo” sustrajeron un vehículo marca Volkswagen Golf GTI estacionado en el interior de un garaje comunitario que más tarde aparcaron en Maracena donde los esperaba, el «Robert», con un coche de su propiedad en el que regresaron a Granada. Seguidamente, entre los días 10 y 14 de abril, los tres visitaron al menos en dos ocasiones, a bordo del Golf (que sería recuperado por la Guardia Civil el día mismo día 14) las inmediaciones de la empresa dispuestos a cometer el atraco si las circunstancias eran favorables. Iban provistos de guantes, pasamontañas y armas de fuego, pero tuvieron que posponer la ejecución del plan al no encontrar ocasión propicia.

Resueltos a perpetrar el crimen, el «Bola» y el «Robert» decidieron prescindir de “Pablo” y contactaron con Raúl L.A., alias el «Pitufo», de 17 años de edad, que a pesar de no tener antecedentes era conocido en determinados ambientes por su decisión y arrojo, para la comisión del atraco. A tal fin, la noche del día 29 de junio de 1995 sustrajeron otro turismo marca Ford Escort, matrícula ML-6438-D, de color plateado, que se encontraba aparcado en la calle Arabial de la capital granadina y se lo llevaron a Maracena donde lo estacionaron en una calle, a la espera de manejarlo al día siguiente. Así, ya todo preparado, la mañana del viernes 30 de junio de 1995 merodearon varias veces por las inmediaciones del almacén a bordo del vehículo, y, ya por la tarde, provistos de una pistola de fogueo propiedad del «Bola» y de una escopeta de cañones recortados llegaron hasta la puerta de la cooperativa de muebles para robar los caudales de la misma.

Detención, juicio y condena

Las pesquisas de la Policía Judicial bajo la dirección del Juzgado de Instrucción núm. 3 de Granada tardaron en dar resultado. La tarde del 16 de noviembre de 1995, fruto de una ardua investigación, fueron detenidos el «Robert» y el «Pitufo», y al día siguiente el «Bola». Los siguientes 18 y 20 fueron detenidos, fruto de la investigación, “Pablo” y “Gabriel” que pasaron a disposición judicial por su participación en distintos grados, en el atraco de Albolote perpetrado en la cooperativa de muebles CEA y la muerte de José Francisco Contreras Ruiz.

Acusados de los delitos de robo con homicidio, lesiones, tenencia ilícita de armas y utilización ilegítima de vehículo de motor ajeno, los cinco encausados fueron enjuiciados por la Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Granada, el día 6 de mayo de 1999, en medio de una gran expectación.

Tras tres días de sesión los procesados fueron condenados a distintas penas. José Antonio P.G., el «Bola», fue condenado a 29 años de reclusión mayor y accesorias, José Roberto G.B., el «Robert», le fue impuesta la pena de 30 años de reclusión mayor y accesorias, y a Raúl L.A., por su minoría de edad las de 1 año y 8 meses por el delito de robo con violencia con la atenuante de minoría de edad y 9 años, 11 meses y 29 días, por el resto de los delitos. A los denominados “Gabriel” y “Pablo”, les correspondieron penas muy inferiores de 10 meses y 8 meses de arresto, por considerarse cómplice el primero de un delito de robo con violencia en grado de tentativa y el segundo como autor de otro de sustracción de vehículo de motor al segundo. El pírrico atraco de Albolote había quedado sentenciado.

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