El dinero de todos

En estos últimos días del año, se han aprobado tanto los Presupuestos Generales del Estado (PGE), como los Presupuestos de la Junta de Andalucía.

Se trata del dinero público, y ese dinero es el dinero de todos, el cual se obtiene a través de los impuestos.

Podemos partir de cuatro premisas básicas:

1º) A nadie le gusta pagar impuestos.

2º) Los impuestos son necesarios para costear los servicios que las Administraciones Públicas prestan a los ciudadanos (sanidad, educación, pensiones, seguridad ciudadana, defensa, dependencia, infraestructuras,…).

3º) Los impuestos deben ser equilibrados, progresivos y justos, y buscar el desarrollo económico y la cohesión social para todos los ciudadanos del país. El exceso de impuestos es tan malo como el defecto en su recaudación. En el primer caso provocarán la paralización económica del país, y en el segundo provocarán la reducción de la calidad y la cantidad de los servicios públicos. Es decir, deben de estar ajustados a la realidad económica y a las necesidades del país.

4º) Los gastos de las Administraciones Públicas deben estar equilibrados con sus ingresos. Un incremento constante del déficit público a través del endeudamiento es “pan para hoy y hambre para mañana”. La deuda tendrá que ser pagada y esto solo significa una hipoteca para el futuro del país. Es una losa para nuestros hijos.

La presión fiscal en España se sitúa en torno al 43,5% (2022), aproximadamente en línea con la media de la Unión Europea y la OCDE (alrededor del 43%).

Soy un liberal clásico (abomino del“humo” del neoliberalismo especulativo), por lo que creo que el dinero debe de estar en el bolsillo de los ciudadanos y no en las arcas del estado. La actividad económica de la sociedad es la que genera la riqueza de la nación y facilita su redistribución.

Los Presupuestos Generales del Estado aprobados contienen elementos positivos y otros negativos.

Es acertado que la recaudación extraordinaria del IVA sea destinada a ayudas sociales, movilidad o subvencionar el combustible del transporte. Así mismo, es positiva el impulso a los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica PERTEs), que utilizan los Fondos Next Generation de la UE, para apoyar las iniciativas privadas en los campos de las nuevas tecnologías y facilitar el cambio del modelo productivo.

Pero son unos presupuestos más pensados para las elecciones generales que tendrán lugar a finales de 2023, que el bien común.

Obvian en las ayudas a las mayoritarias clases medias (auténtica base del sostenimiento de la estructura social y de la economía), centrándose en ayudas a los colectivos sociales y culturales de su cuerda política, buscando mantener su apoyo electoral.

Un elemento especialmente negativo es el incremento de la deuda pública y el déficit del estado. No son unos presupuestos equilibrados.

Otro aspecto negativo son los nuevos impuestos a las eléctricas y a los bancos. Al final, estos serán trasladados a los clientes, como pasa también con el “tope al gas”.

Finalmente, es completamente inaceptable y una demostración de la baja catadura moral de este gobierno, el haber aceptado la eliminación del Delito de sedición y la reducción de penas por Malversación de fondos públicos a cambio del apoyo de los independentistas catalanes y vascos a los Presupuestos.

Igualmente, los Presupuestos de la Junta de Andalucía presentan aspectos positivos y negativos.

Por ejemplo, es falsa la acusación de la oposición de izquierdas de que se reduce las partidas destinadas a sanidad, educación, gastos sociales o infraestructuras (especialmente es positivo en este caso los gastos destinados a aguas y medio ambiente). Otra cosa es que este se produzca realmente y sea eficiente en su aplicación, y no se quede solo en un número en el papel.

Es muy positivo que en vez de ayudar exclusivamente a los colectivos más vulnerables de la sociedad, como hace el Gobierno de España, la Junta de Andalucía va a aplicar la deflactación del IRPF, medida que favorece a todos los andaluces, y muy especialmente a las clases medias y trabajadoras.

Como elemento negativo, hay que señalar que estos presupuestos tampoco son equilibrados, sino que también incrementan el déficit público.

Así mismo, no apoyo la supresión del Impuesto del Patrimonio. Es cierto que solo se recaudaba alrededor de 90 millones de euros de unos 100 contribuyentes, de un presupuesto que supera los 45.000 millones, pero “granito” a “granito” se construye una montaña. Además, dudo que ninguna empresa o millonario vaya a venir a Andalucía por este motivo. Más bien hay que crear un ambiente favorable a la inversión y la actividad económica por parte de la Administración andaluza.

Sinceramente, me gustaría tener que pagar este impuesto.

Esto no quita, para considerar que la actitud del Gobierno de España con la creación del Impuesto a las Grandes Fortunas, que solo afectará a Andalucía y Madrid,es un ataque a la autonomía financiera de Andalucía (quizás sea inconstitucional), y otro peaje impuesto por los partidos políticos catalanes, que ven mermar la economía catalana en beneficio del resto de España. Estoy completamente convencido que si esta medida la hubiese tomado la Generalitat catalana, Pedro Sánchez no se habría opuesto.

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