El joven que apuñaló a un menor en Carrera de la Virgen recurre su condena ante el Supremo

El joven que apuñaló a un menor en Carrera de la Virgen recurre su condena ante el Supremo

  • Le asestó «un machetazo en la espalda» aprovechando «la situación de indefensión» del otro chaval, de 17 años en la actualidad

El joven condenado a 13 años de prisión por apuñalar a un menor de edad por la espalda poniendo en riesgo su vida, en el entorno de la Carrera de la Virgen de Granada capital en la noche del sábado 4 de agosto de 2018, va a recurrir ante el Supremo después de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) confirmara la sentencia que le impuso la Audiencia Provincial.

Fuentes de la defensa del joven han indicado que ya ha sido presentado ante el TSJA el anuncio de recurso de casación, partiendo de la base del voto particular de uno de los miembros del tribunal que vio la sentencia de la Audiencia recurrida.

En este voto particular, no se cuestiona la naturaleza de los hechos pero sí la extensión de la pena impuesta, que debería ser, a juicio de este magistrado, según estas mismas fuentes, de «ocho años y medio».

Sea como sea, el TSJA ratificó la condena por tentativa de asesinato a 13 años de prisión impuesta por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Granada al joven.

En la sentencia de la Sala de lo Civil y Penal del TSJA, el tribunal rechaza que el acusado no tuviera, como mantuvo su defensa en su recurso, «intención de matar a la víctima cuando le asestó el golpe con el machete».

Se remite, en este sentido, a «la correcta valoración probatoria» en que la sentencia de la Audiencia «sustenta su conclusión de que el recurrente, autor confeso de la agresión con arma blanca, actuó con un dolo, cuando menos eventual, de causar la muerte del agredido».

«El empleo de un arma blanca de alta potencialidad vulnerante, la fuerza puesta en el ataque que demuestra la penetración alcanzada y la evidente importancia vital de la zona a la que se dirigió el golpe son otros tantos factores que evidencian que el acusado no podía dejar de representarse el altísimo riesgo que creaba con su acción de terminar con la vida del agredido», añade la sentencia del TSJA, de fecha de 13 de mayo de 2020.

La Audiencia consideró probado que el veinteañero, enjuiciado el pasado octubre y también condenado al pago de una indemnización de 12.500 euros y a una prohibición de aproximación y de comunicación por 23 años a la víctima, la abordó, tras una breve discusión, «con intención de acabar con su vida o aceptando que el resultado mortal se produjese» con un machete de aproximadamente 20 centímetros de hoja.

Con dicha arma le asestó «un machetazo en la espalda» aprovechando «la situación de indefensión» del otro chaval, de 17 años en la actualidad, y cuya muerte se evitó «gracias al rápido traslado» al Hospital del Parque Tecnológico de la Salud de Granada.

El tribunal se remitió a la declaración tanto de acusado como de los testigos de que el primero «sale corriendo acto seguido a haber herido» al otro, «consciente de la gravedad del hecho». «Tan consciente era que estuvo en paradero desconocido hasta el día 8 de octubre» de 2018, agregó en la sentencia, fechada el pasado 16 de octubre.

Asimismo, advirtió de que «no es creíble que el corte lo diese con el machete enfundado», como el procesado, que ha estado en prisión provisional por estos hechos, mantuvo en su declaración en la vista oral.

Admitiendo su culpabilidad, añadió también que no se dio «cuenta» porque iba «borracho» y pasaba una «mala racha». Además, explicó que, después de intercambiarse con el grupo de la víctima unas palabras cuando se cruzaron en la calle, se fueron a un callejón en el que dijo que se sintió «acorralado», y que, por la «inercia», agredió al chaval que «tenía menos culpa» sin darse «cuenta».

«En ningún momento he querido hacer daño a esa familia», aseveró en su declaración ante el fiscal. La víctima, que declaró tras una mampara, explicó que sólo conocía al acusado del día de los hechos, y que no se había dado por «aludido» cuando él, que iba con su novia, o su acompañante varón se dirigieron a un amigo suyo, después de que salieran de misa, diciéndole «qué miras».

Ya en el callejón, al que les dijeron en principio de ir a «hablar», vio un «gesto intimidatorio» con la navaja que sacó del bolsillo o una riñonera el acusado, que le dio un corte en la muñeca. «No creo que la use», mantuvo que pensó. Sin embargo, luego, cuando se estaban marchando, le «clavó la navaja» una vez y «salieron corriendo».

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