Enjambre político

Hace unas semanas supimos que la sucesión de terremotos sufrida en Granada, recibía el nombre técnico de «enjambre». Pues bien lo que ayer vivimos en la vida pública de nuestro país, también puede denominarse con el mismo término, toda vez que se sucedieron varios terremotos políticos, en Madrid, Murcia y Castilla y León, teniendo como principales protagonistas al PP, PSOE y Ciudadanos.

Cómo no habrán sido de potentes los seísmos, que la escala de Ritcher se ha quedado pequeña, hasta el punto que Moreno Bonilla y Juan Marín, no dudaron en cometer el «sacrilegio» de interrumpir la emisión del programa vespertino de Juan y Medio en Canal Sur -lo que no había ocurrido jamás de los jamases- , para prometerse amor eterno y decir a los andaluces, con miradas arrobadas, que nada de lo que pase al norte de Despeñaperros, o al este de Huéscar, puede afectar a las feromonas que intercambian Bonilla y Marín, cada vez que se cruzan sus «tiernas» miradas.

No ha llegado a tanto el alcalde transitorio de Granada y no porque por esa «egregia» cabeza no hayan pasado explicaciones dignas de darse en el programa de Oprah Winfrey, sino porque el hombre no tiene a quien dárselas, ni en su partido, ni en los ajenos. Y no será porque no le esté poniendo «ojitos» a sus primos del PP, sino porque visto su currículum, no parece que el futuro sea muy alentador, para quien tanto esperaba de sí mismo. No obstante, Salvador también aseguró que lo ocurrido en Madrid y Murcia, no pasará en Granada, aunque curiosamente él sea alcalde, precisamente por lo que pasó hace dos años con Murcia.

Mientras escribo estas líneas escucho al inefable vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, intentar «explicar» por qué lo que en Murcia es posible -desalojar del Gobierno autonómico y del Ayuntamiento de la capital al PP-, no lo es en Andalucía y al margen de la vergüenza ajena que provoca el personaje, resulta incomprensible como semejante prócer haya podido llegar a ser vicepresidente andaluz.

Al margen de los múltiples análisis que provoca una situación tan compleja como la desatada ayer, lo que sin duda es una realidad, es que la posición de Ciudadanos empuja al PP a los brazos de la extrema derecha.

La guerra desatada entre los naranjas y el PP no parece que vaya a tener cuartel y anoche mismo el «irrepetible» numero dos de los populares, Teodoro García Egea, verbalizaba el conflicto «animando» a cuadros y militantes de Ciudadanos, a pasarse a sus filas, mientras que el vicepresidente  cesado de la Comunidad de Madrid, emplazaba a Ayuso a un duelo al amanecer en la Asamblea autonómica.

Con semejantes posiciones y mientras Arrimadas continúe al frente de su formación, el PP va a tener muy difícil poder contar con los apoyos que hasta ahora les hace posible gobernar numerosas comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones, situación que no les deja otra salida que conseguir mayorías absolutas, cosa muy poco probable en la actual situación política, o bien pactar con Vox, formación que ha humillado a los de Casado en las elecciones catalanas, que ya consiguió ser primera fuerza de la derecha en varias provincias andaluzas y que según todas las encuestas, podría disputar seriamente al PP la hegemonía de ese espacio político.

En absoluto es lo mismo gobernar con el apoyo de la utraderecha, pero sin ella en el gobierno, que hacerlo compartiendo ejecutivo. Esa foto, de la que tanto ha intentado huir el PP, al menos en los últimos meses, es la única vía que parece quedarle a los populares para intentar gobernar ayuntamientos, comunidades, o incluso el país.

Vox ya ha advertido que en esta nueva etapa no piensa quedarse como «pagafantas» de gobiernos populares, sino que exigirán entrar en los mismos, lo cual ha provocado un agudo ataque de urticaria en los de Juanma Moreno, hasta el punto de ocultar datos demoscópicos, que colocarían a los de Abascal, muy, muy cerca del PP, disputándole y ganándoles varias provincias, nos sabemos si con Macarena Olona como candidata a la presidencia … ¿Se la imaginan como vicepresidenta de la Junta de Andalucía?

El panorama se le complica endiabladamente al PP, ya que su única alianza posible con la ultraderecha, se traducirá inevitablemente en una movilización al máximo de los votantes progresistas y de izquierda, que hace dos años se quedaron en casa y con su abstención posibilitaron que, aún con los peores resultados de su historia, el PP consiguiera desalojar a los socialistas de la presidencia de la Junta. Imaginar a Vox en San Telmo tendrá más capacidad de movilización para los votantes de izquierda que el mejor de los candidatos.

Así pues el tsunami murciano-madrileño-castellano-leonés, bien podría perfectamente saltar de Despeñaperros, por mucho que Bonilla&Marín intenten que miremos para otro lado.

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