La campaña de Marifrán

La apertura del telón muestra sonrisas estudiadas, poses medidas, vestimenta ad hoc, en el escenario más adecuado, a la hora convenida con la prensa y con un coro de secundarios para resaltar al personaje principal. Berlanga se queda corto, o quizás no. Como en las sagas de subproductos muy comerciales, pero alejados de las artes escénicas, asistimos al rodaje de “Elecciones 15”, “16” ó “17”, ¡qué más da! Entre unas y otras apenas hay diferencias más allá del casting de candidatos y los guiones son copiados.

Al público infantil le gusta visionar decenas de veces los mismos dibujos animados, las mismas películas (Disney sabe mucho de eso) y series de preadolescentes, productos con guiones ingenuos y una potente carga subliminal de ideología. La película de las elecciones se mueve en estos parámetros para un público variopinto adicto a las pantallas y a la ley del mínimo esfuerzo en cuanto al uso neuronal. Una mayoría de la ciudadanía hace uso del derecho al voto como quien elige la ropa para asistir a un evento.

Llama la atención la campaña del Partido Popular cuya candidata en Granada está bajo sospecha, nada novedoso en un partido de natural sospechoso y condenado por sus abusos en el arte de amañar campañas. El partido va dopado de dinero negro a las elecciones, sabedor de que la Junta Electoral Central y el Tribunal de Cuentas no osarán ir más allá de dar un tirón de orejas, si acaso, al conserje de Génova 13. Es la prerrogativa del partido apóstol de la transición con túnica rojigualda, amén de corrupto.

Llama la atención la campaña de Marifrán en pleno pufo de unos contratos bajo su gestión que evocan los tiempos de Torres Hurtado aquí, Aguirre en Madrid, Camps en el País Valenciá, Pedro Antonio Sánchez en Murcia o los Baltar en Galicia. Marifrán lleva un mes de campaña cuando falta un mes para la campaña y dos meses para las elecciones. No es una campaña cualquiera, no. La ciudad de Granada ha sido empapelada con su persona, ocupando los mejores y más caros espacios publicitarios. Pero no pide el voto.

¿De dónde saca tanto dinero Marifrán? Lo de saltarse la ética competitiva ha sido esbozado en el párrafo tercero, pero ¿de dónde sale ese dinero? Habrá gente muy mal pensada que apostará por la empresa gaditana sin trabajadores ni actividad, receptora de unos millones administrados por el dedo de Marifrán. Es el modus operandi de la banda. Habrá quien señale a esa patronal de la sanidad que ha sembrado Andalucía de chiringuitos privados. Habrá “gente de bien” que diga que todos los políticos son iguales.

Marifrán lo sabe, sabe que la política de su partido es legislar a cambio de dinero bajo cuerda y sillas giratorias. También sabe que la soberbia y la altanería de sus huestes, desde el penoso Feijóo hasta el último concejal de aldea, se volcarán en repetir sus bulos hasta hacerlos verdad, auxiliados por una mal llamada prensa corrompida por las dádivas presupuestarias que reciben a dedo de las instituciones controladas por la banda, la misma práctica que lleva a cabo en Andalucía el jefe de Marifrán. Y ella misma.

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COMENTARIOS

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    Manuel Cruz Santaella 2 años

    Lo de Maria Francisca es copia exacta de Ayuso,Camps, Enciso y demás prebostes peperos. Nada nuevo y que sus votantes asimilaran sin duda.

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