La España Mariana

El nacionalcatolicismo se asentó, se asienta, en dos miedos reales y cientos de falacias. Miedo real a la muerte y miedo real a la vida. Miedo al sufrimiento en vida y miedo a la amenaza del infierno. Sus falacias se compilan en libros supremos sin rigor ni validez más allá de condenas y castigos, así en biblias y como en constituciones. Las falacias mitológicas se complementan hoy con bulos y falsas noticias recibidas como evangelios por la masa de fieles que optan por disfrutar de ciegas esperanzas.

La fe es un negocio privado que aspira a beneficiarse de lo público mediante el miedo y la mentira. Cuando el poder político se alinea con el religioso tiene lugar una involución social que afecta negativamente a las libertades cívicas individuales y colectivas. Es lo que sucedió, lo que sucede, con el nacionalcatolicismo y las teocracias radicales que en el mundo operan. Lo que se conoce como Occidente vive un proceso de radicalización muy semejante al de los llamados países islámicos. Y no digamos Israel.

La radicalidad se incrusta en la (in)cultura popular como la roña en las uñas: aunque se cubran con un postizo de tradición, ahí está. La educación concebida como antídoto eficaz contra imposiciones dogmáticas, se convierte en objetivo principal del nacionalcatolicismo que busca sustituir saber y razón por adoctrinamiento. El control de la educación y su negocio es la mayor amenaza que acecha a la Democracia. De nuevo mujer, diversidad sexual, cultura y ciencia son los objetivos de la oscuridad.

Es vox populi que los resultados de la Escuela Pública son mejores que los de la privada, a pesar de los esfuerzos de las derechas por deteriorar una en favor de la otra. En mayo, el Defensor del Pueblo Navarro constató que hay colegios privados que inflan las notas de su alumnado en bachiller para hacer trampas a la hora de elegir estudios universitarios. Las notas emitidas por esos centros contrastan con las obtenidas por el mismo alumnado en la EVAU, más bajas pero suficientes para subir la media.

Más reciente y surrealista es lo publicado en su Facebook por la Archicofradía de la Virgen de Araceli de Lucena: “BAJO EL MANTO DE LA VIRGEN | La próxima semana se desarrollarán los exámenes de selectividad, en los que cientos de jóvenes depositan sus esfuerzos de cara a labrar su futuro. Igualmente, tendrán lugar oposiciones a diferentes cuerpos a las que acuden numerosos aspirantes con el objetivo de obtener una plaza. Por eso, la Real Archicofradía ha habilitado un enlace en el que pueden inscribirse los nombres de las personas por las que queremos pedir a la Santísima Virgen de Araceli. El listado quedará colocado debajo del manto de la Señora”.

Desde Semana Santa, vírgenes y santos se han multiplicado para arropar a los candidatos de las derechas, han salido a las calles “ad petendam pluviam” y ahora se ofrecen para que el alumnado apruebe exámenes y oposiciones. En unas semanas, nueva Cruzada para agitar el miedo al comunismo separatista y mentir a favor del nacionalcatolicismo. La España Mariana es ancestral, conservadora e involucionista, una sociedad fósil en el siglo XXI, donde el sueño de la razón sigue produciendo monstruos.

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