La misma mosca de ayer

¿Hasta qué punto una cosa no es la misma cosa? ¿Por qué la historia siempre se repite? ¿El beso que ayer te di no es el beso que hoy te doy? Creo que fue el inmaterialismo de George Berkeley quien aseguró que la idea de algo representa ese mismo algo genéricamente. Así, por poner un ejemplo, si vemos una rosa es la misma rosa de siempre, o sea, el concepto se impone ante la individualidad (a pesar de Heráclito).

«La verdad es que el más insignificante objeto de la Creación está encerrado el secreto de todas las creaciones», escribía Henry Miller en ‘La hora del hombre’, texto que se incluye en ‘Inmóvil como el colibrí’ (1962).

Mujica Lainez en Bomarzo (1962, qué coincidencia) recuerda que «desde 1513, a raíz de una constitución de León X en el Concilio Luterano, se ha establecido la inmortalidad e individualidad del alma, contra los que aseveran que no hay más que un alma para todos los hombres».

En este sentido, Francisco Umbral, en ‘Los placeres y los días’, su columna habitual en El Mundo (10 de marzo de 2001) comentaba: «Todos los fanatismos son el mismo y nacen de una percepción del mundo como hostilidad». El mismo Umbral, en su desgarradora novela de 1975, ‘Mortal y rosa’ (a la que Félix Grande denominó: «El poema del infierno y el retrato del infierno»), había escrito: «Se parecen todos los niños como se parecen todos los folklores y todas las culturas primitivas». Más adelante especifica: «todos los niños son el mismo niño, como todas las rosas son la rosa». Esther Tusquets publicó en 1997 su primera novela ‘El mismo mar de todos los veranos’, la misma visión, el mismo azul…

Aunque la idea puede entenderse de forma contraria. Leemos en Tomas de Quincey, en ‘El coche correo inglés’ (1849): «El trueno y el relámpago no son el trueno  y el relámpago que yo recuerdo» (aquí sí nos acercamos al concepto heracliteano). Decía Péguy al respecto: «Homero es joven cada mañana y el periódico de ayer es ya terriblemente viejo».

En un sketch sobre ‘los inventos’ el humorista y dibujante español Miguel Gila (1919-2001) advertía que todos los orientales se parecían y explicaba: «Por eso duró tanto la guerra del Vietnam, porque los americanos mataban siempre al mismo».

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