La UGR lidera una propuesta internacional para lidiar con el aumento de la intensidad y frecuencia de los incendios forestales

La UGR lidera una propuesta internacional para lidiar con el aumento de la intensidad y frecuencia de los incendios forestales

  • Incendios de sexta generación, como el que se ha producido en Sierra Bermeja (Málaga), se ven acuciados por la transformación humana de los ecosistemas y el cambio climático y son más virulentos e impredecibles
  • Un grupo internacional de científicos respalda esta hoja de ruta para prevenir las consecuencias negativas de los incendios y favorecer los aspectos positivos

Un grupo internacional de científicos liderado por el investigador de la Universidad de Granada (UGR) Alexandro B. Leverkus ha propuesto una lista de soluciones para prevenir las consecuencias negativas del aumento en la intensidad, frecuencia y extensión (en su conjunto denominados el régimen) de los incendios forestales, como el que se ha producido en Sierra Bermeja (Málaga) que ha afectado casi 10.000 hectáreas.

Las propuestas, publicadas en la revista Environmental Research Letters, se fundamentan en la elaboración de planes regionales de manejo de incendios a través de un proceso de toma de decisiones resumido en ocho puntos, de los cuales siete son independientes de la ocurrencia de un incendio en particular.

“Este escrito amplía un reciente llamado a la humanidad suscrito por más de 15.000 científicos para dar solución a algunos de los problemas ambientales más acuciantes de la actualidad, y aborda tanto los incendios como otros tipos de perturbaciones ecológicas como las plagas y las tormentas”, subraya el coordinador de este trabajo, Alexandro B. Leverkus.

El primer paso consiste en la identificación y mapeo de zonas donde se esté alterando la frecuencia e intensidad de los incendios o haya riesgo de dichas alteraciones, por ejemplo, por el aumento constatado de la temperatura y ciertos cambios de uso de suelo como el abandono del pastoreo.

“En caso de no constatarse dichas alteraciones, si los ecosistemas se encuentran en buen estado de conservación o tienen alto potencial de regeneración (entre otras cosas, por la alta abundancia de plantas rebrotadoras), deben intensificarse las tareas de conservación, ya que los ecosistemas bien conservados y con un régimen de perturbaciones constante escasea”, explica Leverkus, que es investigador del departamento de Ecología de la UGR. Para mantener estos ecosistemas, también ha de favorecerse el régimen natural de incendios en cada sitio, que puede incluir quemas controladas de baja intensidad y extensión con cierta frecuencia.

En ecosistemas fuertemente alterados, se propone favorecer la abundancia de especies nativas, que son las mejor adaptadas al régimen local de incendios, en particular las plantas rebrotadoras en áreas donde los incendios son frecuentes.

Dos evaluaciones adicionales

En aquellos sitios donde se percibe o prevé una alteración en el régimen de incendios, los expertos recomiendan dos evaluaciones adicionales. La primera es la existencia de especies para las que el cambio en el régimen de incendios suponga un riesgo particular de conservación (como es el caso del pinsapo en el reciente incendio de Sierra Bermeja). Para dichas especies se requieren planes específicos de manejo que incluyan, por ejemplo, el refuerzo poblacional y actuaciones intensas de conservación. “En algunos casos será necesario el establecimiento de nuevas poblaciones -la translocación de especies en nuevas zonas, aunque no sin riesgos asociados- y la conservación de individuos en jardines botánicos o zoológicos”, detalla Leverkus. Resulta también imprescindible, según el análisis de los investigadores, la creación de más espacios protegidos y corredores ecológicos que los unan, así como la expansión de las actuaciones de conservación a zonas gestionadas de forma privada (mediante incentivos fiscales y certificaciones ecológicas).

La segunda evaluación adicional pasa por analizar si es evitable la alteración profunda de los ecosistemas (también denominada “cambio de estado”) debida al cambio en el régimen de incendios. En caso de ser evitable, los científicos consideran imperativo reducir la cantidad de factores que afectan a estos ecosistemas, incluyendo la tala, el sobrepastoreo o la construcción de nuevos caminos. Asimismo, se propone aumentar la resistencia a los incendios mediante el favorecimiento de la biodiversidad, la creación de barreras de combustible y el aumento de la diversidad del paisaje.

La identificación de lugares que se hallen en el caso más dramático, el de ecosistemas que no podrán mantenerse bajo el cambio en el régimen de incendios, también se apunta como clave. En tales casos, se considera oportuno suavizar la transición a otro tipo de ecosistemas, por ejemplo, favoreciendo a las especies nativas adaptadas a las condiciones que se esperan en un futuro y, potencialmente, importando especies mejor adaptadas, “aunque este paso no debe ser ejecutado a la ligera”, detalla Leverkus.

Una vez ocurrido un incendio concreto, los científicos recomiendan la protección de los ecosistemas incendiados para favorecer la regeneración natural y la biodiversidad asociada a la madera muerta y a los estadíos tempranos de la regeneración. “En ecosistemas con escasa capacidad de regeneración natural, los incendios pueden suponer una oportunidad para restaurar comunidades más diversas y resilientes que las que había antes. Es decir, el incendio puede algunas veces ayudar a la restauración de ecosistemas previamente degradados”, explica el investigador. En caso de cambios en el régimen natural de incendios, se propone la restauración activa con especies adaptadas a las condiciones nuevas y futuras.

Finalmente, los investigadores consideran que se debería invertir en la divulgación de los aspectos ecológicos positivos que pueden tener los incendios bajo condiciones naturales. “En particular, los ecosistemas mediterráneos pueden beneficiarse de la diversificación del paisaje, la apertura de espacios para especies que requieren más luz y el aumento de la biodiversidad de insectos asociados a la madera muerta. Comprender la importancia del fuego en los ecosistemas y las diferencias entre los efectos de ‘un incendio’ y el impacto del ‘cambio en el régimen de incendios’ nos ayudará a tomar mejores decisiones acerca del manejo y conservación de los ecosistemas, evitando acciones desesperadas como la tala extensiva de bosques incendiados o las repoblaciones forestales masivas tras el fuego”, concluye Alexandro B. Leverkus.

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