Las mochilas de Marifrán

Cada vez más pesadas e incómodas se le están haciendo a Marifrán, la candidata del PP a la alcaldía de Granada, las mochilas que sobre sí lleva (o sobrelleva) desde que fue ungida para tal menester. No es nada extravagante que, en política, alguien tenga que cargar con algo en la mochila, producto propio o derivado de su gestión anterior o de la gestión de su grupo político. Es algo que se suele llevar ( o sobrellevar) con la mayor dignidad posible. Pero en el caso de Marifrán, a la vista está, que las mochilas que le ha tocado cargar sobre su espalda están resultando más difíciles de lo previsible. O de lo que le habían contado a la candidata. Hagamos un repaso.

En primer lugar, tenemos su propia mochila, la que ella lleva por ser quien es. Una desconocida para buena parte de la ciudadanía granadina, pese al dispendio de cartelones a tamaño doble del natural con que se ha poblado la ciudad desde hace tiempo. Cartelones que expresan un deseo, que no una realidad, pues la denominan «alcaldesa», cuando lo único que es, es candidata. Cada día se acredita que más a palos que por gusto. Cartelones que han llegado a asustar a más de un granadino o granadina cuando se bajaban despreocupados de un vagón del metro (el que durante años, el PP torpedeó y boicoteó inmisericordemente) y se topaban con una sonriente cara que más parece anunciar la temporada de otoño de unos grandes almacenes. Además de eso, una ignorante de la verdadera realidad de la ciudad, lo que se demuestra con el señuelo de «estamos escuchando», que lo único que intenta es ocultar la carencia absoluta de ideas o propuestas que ofrecer a la ciudadanía. En política, es importante escuchar, claro que sí, pero a 2 meses de las elecciones, igual también es importante, ofrecer, aportar y proponer cosas al electorado. Pero es que no tiene nada que ofrecer. Lo habrán comprobado todas las personas que asisten (en muchos casos atónitas) a los actos en los que aparece Marifrán «metida a calzador», sólo para estar y para sonreir. Vayamos a que si habla mucho, se equivoque de barrio en el que está o de sector ciudadano, o reivindique algo que ya está hecho.

En segundo lugar, lógicamente, está la mochila bien grande del PP. Alguien que aparece rodeada de consejeros y consejeras y dirigentes del PP a todas horas, debe arrastrar esa pesada mochila. Por un lado, la de la gestión de su partido en la Junta de Andalucía, que ya sufren miles de granadinas y granadinos. Y de otro lado, la mochila que supone la gestión y la actuación del PP en el ayuntamiento, desde 2015, por no retrotraernos demasiado. Gestión desastrosa, además de dañina, lamentable espectáculo con un alcalde saliendo esposado de las dependencias municipales, descomposición interna, etc. Les fastidia, y mucho, a las gentes del PP, que se hable de que el PSOE ha venido dos veces, dos, al rescate de la ciudad. Pero yo les reto a que propongan un calificativo al hecho de que, interesándoles mucho Granada, se demostrara que les importaba más Murcia y Málaga. Al hecho de que tras perder muchos meses hablando del 2+2 o 3+3 y tras desertar (o huir) de sus responsabilidades de gobierno y dejar a la ciudad tirada, el PSOE viniera a hacerse cargo del desaguisado. Si no es rescate, se le parece mucho. Aunque les fastidie. De hecho, no son pocos los dirigentes y miembros del PP que saben (y reconocen) que esa deserción de sus responsabilidades, les pasará factura electoral.

A la vista del elevado peso de las mochilas que debe arrastrar, parece que a Marifrán le van a adelantar el momento de dejar la Consejería. Será antes de lo previsto. Parece que al PP le resulta más favorable que su candidata deje el boato y la cobertura que ofrece ostentar la consejería (es decir, deje esa mochila), aún a riesgo de que su visibilidad pública disminuya. No hay que ser un experto en estos temas para palpar que en el ambiente diario de la ciudad, Marifrán, «no carbura», no cuaja, está pasando con más pena que gloria por este momento de pre-campaña, sin despertar ningún tipo de entusiasmos ni emociones. Presencia plana, actividad forzada, declaraciones públicas de manual, declaraciones privadas de ritual.

Obviamente, el PP no va a cambiar, a estas alturas, a su candidata, pese a sus mochilas. Pero se hace evidente, que tendrán que prepararle una candidatura en la que mirarán con lupa quien va de número 2. Mas que nada, porque esa persona contará con muchas posibilidades de ser quien se quede 4 años en la fría y dura oposición. Al tiempo.

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