Ucrania, no es un país para trabajar

No lo vas a encontrar en los medios de la “prensa libre”, ni lo habrás escuchado en los noticieros ni tertulias, pero el 14 de Enero se manifestaban los trabajadores y trabajadoras de Ucrania contra la reforma laboral que estaba acometiendo el gobierno de Volodymyr Zelensky.

Entre tiros y bombas, Zelensky, no solo ha ilegalizado a todo partido político que se le opusiera y requisado sus bienes, sino que, ha aprovechado la situación para reformar el mercado laboral.

No te confundas, no es una consecuencia más de la guerra, es un proceso iniciado mucho antes y propio de un régimen muy autoritario. El Código Laboral en vigor y elaborado en tiempos (1971) de la extinta URSS, era, a juicio de la patronal, ahora se utiliza el término empleadores, demasiado proteccionista con el trabajador y eso, en un país abierto al mundo libre, rompiendo lazos con Rusia y renegando del socialismo, era imprescindible reformarlo y se pusieron a ello, eran unas leyes anacrónicas decían.

En 2004 con la “revolución naranja” promovida por EEUU y la petición del nuevo gobierno de ingresar ya en la OTAN y diez años después, con un golpe de estado que conocemos como “revolución del Maidan,” y también para hacernos felices la llamaron “revolución de la dignidad y Euromaydan”, situaron las piezas en el tablero para hacer esas reformas laborales necesarias.

Primero fueron los funcionarios, en 2019, el Gobierno promulga una ley que reducía los derechos laborales de este sector y limitaba la protección sindical para buscar mejoras e impedir la aplicación de esa ley.

Un grupo de trabajo estaba redactando las nuevas reformas ya en estas fechas y aunque se mantenían al margen de todo debate, información y negociación con las organizaciones sindicales de Ucrania, se filtraron algunos documentos, los suficientes para que la OIT, la CSI y CES les advirtieran de los postulados tan antidemocráticos que se estaban recogiendo en ese borrador, además del ocultismo con el que se estaba elaborando, un país, con unas normas en el mundo del trabajo así, no podría entrar en la UE, donde los derechos laborales y sindicales deben respetarse de conformidad con las normas Comunitarias.

Pero llegó la guerra. El Gobierno de Zelensky aprueba la Ley 2136 en Marzo, sobre las relaciones laborales en condiciones de guerra. Hasta aquí parecería lo normal, si no fuera porque las soluciones que se proponen eliminan ya los derechos de los trabajadores y trabajadoras, dando libertad al empresario para aplicar medidas de explotación sobre sus empleados, como ahora veremos. La ley le permite al empresario suspender el contrato de trabajo, de manera que no estás despedido pero tampoco te pagan, da derecho al empresario a no pagar los servicios prestados, alegando falta de liquidez en tiempos de guerra.

Pero la puntilla definitiva llegó el 12 de Julio de 2022, la Rada (el parlamento ucraniano) aprueba las Leyes 5371 y 5161 que dejaron el mundo del trabajo en Ucrania, convertido en un mundo de esclavos laborales. Pero tampoco esta vez, fue noticia en ningún medio.

Las protestas de sindicatos, como el FPU, Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania, no solo les van a servir para ser ilegalizados, también para que sus bienes sean confiscados. Y las advertencias de la OIT no han servido ni para ser debatidas, han sido ignoradas.

La Ley 5371, que estaba prácticamente elaborada desde hacía dos años, nos deja interpretaciones como estas:

Desregulación del mercado de trabajo, las relacionas laborales quedan reguladas por el contrato de trabajo y no por ninguna ley laboral. Esto se aplicará en las empresas menores de 250 trabajadores, que son cerca del ochenta por ciento del total, y ya adivinamos que, las que superen ese número, se desdoblarán para ser empresas afectadas por esta norma de esclavos. El empresario podrá despedir sin ninguna justificación. La jornada laboral será de doce horas a la vez que se iguala el valor de la hora normal y la hora extra. Se elimina el concepto de descanso en la jornada laboral. Se anula el derecho a días de descanso adicional en aquellos trabajos de riesgo, como venía ocurriendo hasta ahora. El empresario, unilateralmente, puede renunciar a cualquier convenio también sin necesidad de justificarse. Se pretende reducir el número de sindicatos, con uno o dos sería suficiente y se condiciona su legalización a que tengan un número mínimo de afiliados.

Me resulta difícil de comprender que, en momentos como este, en el que el país necesita unidad y solidaridad, el Gobierno de Volodymyr Zelensky considere prioritario aprobar una ley como esta, que recorta derechos laborales, se olvida que reconstruir Ucrania, su futuro, dependerá de sus trabajadores y trabajadoras, del nivel de protección de sus derechos.

Y para terminar dos anotaciones a modo de reflexión: Desde las democracias occidentales, denunciamos el bloqueo a la información que se emite y podría ser conocida por los ciudadanos rusos y de esos otros países de regímenes autoritarios, pero yo, estos días, me he encontrado con páginas bloqueadas que no he podido consultar y no es información de los pérfidos rusos, sino, del periodismo independiente. Los gobiernos de Occidente también bloquean la información.

Y la otra, en todas las guerras siempre hay dos bandos, los que se benefician de la guerra y se hacen más ricos y poderosos y los que ponemos los muertos, que siempre somos los mismos, los pobres y los trabajadores y trabajadoras.

¡Hay que parar esta guerra!

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