El coloquio de los lerdos

Primo. Dime, cuñado. Penetremos en la taberna de Mahudes, donde al amparo de su penumbra y el calor de una botella de vino, podremos gozar sin ser oídos de este no visto don que por naturaleza albergamos. Entiendo cada una de tus palabras por estar dichas en la misma lengua que vengo platicando desde antes incluso de tener uso de razón, mas me invade la incertidumbre por estar hilvanadas de manera que no sé a qué don te refieres ni cómo podríamos conversar sin que nadie nos oiga en tan concurrida tasca. Permite que este elixir se derrame por nuestras gargantas y pronto verás cuánta verdad hay en lo quiero contarte. ¡Salud! Relata por lo menudo. Me refiero al don de hablar con discurso, discernimiento y juicio, que bien sabes ando doctorado en las más diversas disciplinas. Me consta, cuñado, pero a lo de… ¿No ser oídos? A eso. Pues es bien simple: en este país nadie escucha, por eso no se aprende; da igual la gravedad de tus palabras; tu agudeza de ingenio ni el énfasis de tu oratoria, solemos esperar a que el interlocutor termine, eso si no es interrumpido antes, para rebatir y sentenciar, pasando por alto todos y cada uno de sus argumentos. Eso te lo compro como cierto. Regalado te lo doy. Pues pasa adelante y no te diviertas.

Verás, primo, ¿qué es para ti la política? De eso sé yo un rato largo, pues ando leído y versado en tan puntillosa materia, y de las muchas acepciones que no voy a enumerar y son contempladas como buenas por la RAE, me quedo con el arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados, así como la actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo.

Eso está muy bien, pero se me antoja en extremo romántico, ilusorio si lo prefieres, porque a la presente, ¿en qué consiste la política?, lanzando la cuestión de otra manera; no, no, no digas nada, que ya te lo digo yo. Nuestros próceres se desviven por ocupar la poltrona, se pisan el cuello unos a otros aun dentro de sus propios condominios, se asesinan, políticamente hablando; no sé si lo captas. Lo capto, lo capto… Y ese es para ellos su medio y su fin, todo consiste solo en ganar elecciones, panegíricos a su persona y filípicas al oponente… Mentir y más mentir, permíteme insertar, cuñado, y prosigue con tu discurso, no sin antes solicitar al señor tabernero otra botella de este néctar, que no es de los peores. Obra como te pluguiere que yo sigo con mis pláticas; decía que se matan entre ellos, no por gobernar, sino por estar al mando, que el que parte y reparte… ¡Salud! Prometer hasta meter y toda vez metido…

Dime, primo, qué fue de aquel de la coleta que se erigió mesías de los nuevos tiempos, el que arengaba a las masas con un discurso de horizontalidad, que subió tan vertical y henchido de vanidad que al primer pinchazo se desinfló como odre seco.

Cierto es, cuñado. Qué le ha sucedido al que venía a renovar aires para el mejor vuelo de la gaviota, los mismos que lo aclamaban para dirigir los destinos de todo el país de pronto lo empujaron al vacío más absoluto, ayer héroe y hoy villano. Y todo por…

¿Por qué, cuñado? Porque el sentir amenazado su cargo y zozobrar su ánima fue todo una misma cosa, denunció un supuesto caso de corrupción que lo afianzara al sillón a vista de todos y provocó el efecto contrario. ¿Supuesto o presunto? Tanto da, que ya te he dicho que nadie nos escucha; en definitiva, que los trapos sucios hay que lavarlos en casa; ay…alma de cántaro. De buena nos hemos librado; el que ahora lo suple parece más listo, cuentan que se andaba con narcos pero no lo sabía. ¿No lo sabía? Lo desmintió. ¿Y no mintió? Ya dije antes que mienten y mienten. ¿Y qué embuste debemos tomar por verdadero entonces? Ninguno, por cierto. Me pierdo. Escancia pues otro chorreón y sigo. ¡Salud! La cosa es que nos meten el miedo en el cuerpo con los extremos, ya sean de izquierdas o de derechas. Ya están aquí los comunistas… El fascismo está a las puertas… Y eso lo dicen sobre todo los que hasta ahora vienen gobernando, que son los culpables de esta o cualquier situación. Partidos de Estado los llaman. Los llamen como los llamen, tanto estos como los anteriores, están ahí porque los votantes así lo quieren.

¿Otra botella, cuñado? Sí, pero que nos pongan tapa. Eso.

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