Barbie, la muñeca diabólica

Hollywood, cuando hay sequía de creatividad o los trabajadores hacen huelga, echa mano de lo fácil, de lo que lleva un siglo haciendo con garantía de éxito. Un producto de pasado triunfal puede volver a generar dinero, basta con limpiar el escaparate, renovar el neón, envolver la antigualla en celofán, colocarle un pomposo lazo de seda y ponerle una pegatina dorada con la palabra «nuevo». La sociedad consumista no deja pasar ocasión para comprar todo lo publicitado, aunque sea innecesario y una estafa evidente.

En periodos de crisis, el imperio yanqui dispensa píldoras ideológicas que sumen a media humanidad en un sueño de fantasía primero y frustración después. Habitualmente recurre a mitos artificiales y al anestésico de Hollywood para revertir la pesadilla y potenciar el “american way of life” en el mundo. Así ha reinventado a Barbie, apelando al sueño olvidado y a los bolsillos de una generación, ya camino del ocaso, que no dudará en contagiar a sus nietas con el virus al igual que lo hicieron con sus hijas a poco de infectarse ellas.

Barbie es mucho más que un negocio. La maquinaria neoliberal inunda el mundo con la muñeca como eficaz instrumento a la vez económico e ideológico, respondiendo al concepto de negocio redondo que obtiene beneficios a cambio de ideas, que vende intangibles, que cambia recursos naturales por biblias. El kit completo de Barbie va más allá de horteras modelos de ropa, insufribles complementos y un mundo tan artificial como inalcanzable de lujosos chalets, presuntuosos automóviles y novios esculpidos.

Barbie siempre fue un modelo para cosificar a la mujer, hoy más que nunca. Lo primero que muestra es su canon de belleza destinado a las niñas: 175 cm de altura, 91 de pecho, 46 de cintura y 84 de caderas (91–46–84) a escala 1/6, un modelo talla 38 que aprieta el chocho. Un estudio del Hospital Universitario Central de Helsinki concluye que carece de grasa corporal en porcentaje del 17 al 22%, necesario para que una mujer tenga la menstruación. Todo ello acompañado de maquillaje y estilismo al gusto de Kent.

Barbie es ideología neoliberal que no se limita a moldear el aspecto exterior, sino también el pensamiento de las niñas. En 1992, salió al mercado Teen Talk Barbie, que reproducía frases como «Me encanta ir de compras», «¿Tendremos alguna vez suficiente ropa?», «¿Quieres tener una fiesta de pizza?», “Vamos a planear la boda de nuestros sueños” o «La clase de matemáticas es muy difícil». El grupo activista “Barbie Liberation Organization” cambió la grabación por la de G.I. Joe y Barbie dijo: “¡La venganza es mía!”.

La Barbie de 2023 es activista pro mujer sumisa. En esta época en que la extrema derecha global ha emprendido una cruzada contra el feminismo y la igualdad de las mujeres, Barbie es ideal para inculcar el modelo de mujer patriarcal. Su cuerpo de plástico ABS y su cabeza de PVC blando esconden la abolición del aborto, el blanqueo de la violencia machista, la sumisión, la doble jornada laboral dentro y fuera de casa, un salario inferior, los cuidados no remunerados o la reproducción como destino “natural”. ¡¡Cuidado!!

 

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