Bilingüismo y educación

Sí, aunque parezca extraño, no vamos a tratar sobre las negociaciones de gobierno, o las crisis territoriales de este nuestro país, nación, nación de naciones, estado, o como Vds. prefieran llamarlo. Estos asuntos se los dejaremos a nuestros políticos y a esos acólitos que se asoman cada día a los medios de comunicación rasgándose las vestiduras en pro de los “unos”, y en contra de los “otros”.

Hablamos de la formación educativa de nuestras futuras generaciones, y la solución a todos nuestros problemas educativos, EL BILINGÜISMO. Este ha llegado como un tsunami; de forma rápida, y al parecer, sin orden, ni concierto. Y no es que rechace la propuesta, que busca sacarnos del furgón de cola de conocimiento de lenguas extranjeras; donde nos encontramos junto a países tan ilustres como el Reino Unido. Todo lo contrario, soy un firme defensor del conocimiento de lenguas extranjeras.

Sin embargo, la fórmula escogida para ponerlo en práctica y el desarrollo que se está dando al mismo hace que miles de familias, y de profesionales del sector clamen porque aparezca algo de cordura entre los políticos y los altos funcionarios que nos gobiernan. Y es que, aunque parezca mentira, ni se aprende adecuadamente inglés (al parecer, el único idioma que vale la pena aprender), ni se aprenden ciencias naturales, sociales, o matemáticas. Pues mientras nuestros niños aún no saben conjugar el verbo to be, reciben lecciones sobre el sistema digestivo, o la fotosíntesis. Lecciones que se imparten exclusivamente en inglés por profesores que, en muchos casos, a duras penas llegan al B2; profesores a los que desde la administración no se les ofrecen opciones para mejorar su formación.

Así, todas las tardes los sufridos padres se encuentran ante el arduo trabajo de suplir las carencias educativas ayudando a sus hijos a responder ejercicios cuyo enunciado no entienden; o contratando profesores particulares o academias que les ayuden. O directamente viendo como sus hijos quedan segregados al no poderles ayudar de ninguna de estas maneras.

Y es que la formación plurilingüe conlleva una reforma completa en la programación y la práctica educativa, ya desde preescolar; buscando que en el momento de impartir asignaturas en el segundo idioma el niño tenga una formación que le permita escribir y leer en dicho idioma (ahí están los planes de estudio en Alemania, Finlandia, o Polonia). En caso contrario nos encontramos con la situación actual donde los niños estudian palabrejas que no entienden y que olvidan tras el correspondiente examen; exámenes que se reducen a unir con flechas, o colocar palabrejas en los sitios señalados.

Y es que, aunque los resultados reflejan que los alumnos de centros bilingües tienen mejor nivel al acabar la secundaria, en torno al B1, sus conocimientos de las materias estudiadas son inferiores a la de los alumnos en centros no bilingües. Claro que, para poner cafés en la Costa del Sol, o cervezas en un pub de Birmingham, tampoco es necesario conocer el nombre de los músculos, o que es la fotosíntesis. No olvidemos que nuestro desarrollo se debe al turismo, y no hay intención de cambiar nuestro sistema productivo.

Ah, por cierto, ¿saben que nuestra querida Junta de Andalucía ha reducido las horas del tercer idioma para aumentar las horas de religión?; será para que nuestros retoños intenten atraer a los hijos de la pérfida Albión a la fe verdadera mientras les sirven cervezas……

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