Fallecimiento por fusilamiento

Tal día como hoy de hace 83 años, las tropas africanas del entonces teniente coronel golpista, Juan Yagüe Blanco, asesinaban a más de cuatro mil republicanos en la toma de Badajoz; unos días antes, el 11 de agosto, el considerado padre de la Patria Andaluza, Blas Infante, era fusilado en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona y unos días después, la madrugada del 18 de agosto, Federico García Lorca, caía bajo las balas cobardes de la envidia, disparadas por la “peor burguesía de España”, en el Barranco de Víznar. Cada día desde el fatídico 18 de julio fueron miles los asesinados en cunetas y barrancos de los pueblos y ciudades de toda España, en aquella sinrazón en que se convirtió nuestro país, tras el brutal golpe de Estado comandado por Francisco Franco.

A pesar de ser una de las contiendas más estudiadas y documentadas, no solo por historiadores españoles, sino por otros internacionales de la talla de Paul Preston, Hugh Thomas, Gabriel Jackson, Antony Beevor, Elliot Paul, o Ian Gibson y después de 40 años, durante los cuales solo fue posible conocer la versión de los vencedores, hasta la llegada de Vox parecía existir un cierto consenso sobre los hechos históricos, que parece haber saltado por los aires con la entrada en la escena política de la troupe de Abascal, que parece haber impuesto a la “derechita cobarde” y a la “derechita veleta”, un inicio de negacionismo, que ha sido acogido con auténtico entusiasmo por unos y otros, lo que en el fondo demuestra que tanto PP, como Ciudadanos, se encuentran más a gusto en la Avenida del 18 de julio que en la de los Derechos Humanos.

Sirva esta introducción para llamarles la atención sobre la forma en que azules y naranjas, parecen haber abrazado las verdes teorías, no solo sobre la inmigración o el feminismo, sino también sobre la historia más dolorosa de este país, llegando a caer en el ridículo de definir el asesinato de Blas Infante, como “fallecido por fusilamiento”. Semejante majadería no fue utilizada por cualquiera de los muchos cretinos ultras que pululan por la redes sociales, sino nada menos que por el Parlamento Andaluz, en sus redes sociales.

Miedo da imaginar la forma en que el community manager de la Cámara Andaluza, pueda describir dentro de tres días, el asesinato de García Lorca, aunque ya sabemos que en tiempos del inefable ministro Wert, en los libros de texto de la editorial Anaya, dirigidos a alumnos de primero de Primaria, se explicaba que “Lorca murió cerca de su pueblo” y “Machado se fue a Francia con su familia”. Enorme preludio para lo que ahora parece una campaña perfectamente orquestada por los herederos ideológicos de quienes protagonizaron aquellas barbaridades y aceptada gustosamente, por quienes mendigan sus votos para hacerse con el poder en las instituciones.

Estamos comprobando como responsables del PP y de Ciudadanos, han adoptado, sin que se les caiga la cara de vergüenza, la terminología impuesta por Vox, de manera que vemos como la Consejería de “Igual da”, habla en sus campañas de “malos tratos”, en lugar de “violencia machista”, vemos como ya es común escuchar el vomitivo concepto de “violencia intrafamiliar”, incluso, como se pone en marcha un teléfono para tal astracanada. Semejante escalada es además de una infame cobardía, una brutal irresponsabilidad por parte de quienes, parecen no dar importancia, a llamar de una forma u otra a hechos objetivos, con tal de no molestar a sus primos políticos.

En su libro “LTI: La lengua del Tercer Reich”, el filólogo e historiador Víctor Klemperer analizó la importancia que tuvieron las palabras a la hora de imponer el nazismo en la sociedad alemana. En su texto da numerosos ejemplos que muestran como la elección de determinadas palabras o frases y su continua repetición se convirtió en una de las principales técnicas de manipulaciónen la época. La lengua envenenó las mentes, convirtiendo gradualmente ideas que el imaginario colectivo consideraba repulsivas en conceptos aceptables … Aunque les parezca una exageración, algo parecido parece estar empezando a pasar en nuestra sociedad.

En nuestro tiempo, los de arriba llaman “indemnización en diferido” a una nómina que se sigue pagando a un tesorero despedido que amenaza con contar secretos; “tiquet moderador sanitario” a pagar por ir al médico de la sanidad pública; “cese temporal de la convivencia” a un divorcio en la familia real; “desaceleración” a una crisis económica brutal; “medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas” a las amnistías fiscales para los ricos; “Ministerio de Defensa” al que se encarga de mandar al ejército a otros países y “devaluación competitiva de los salarios” a las bajadas de sueldo. Y ahora “fallecido por fusilamiento” a quienes fueron asesinados por el fascismo en nuestro país. La elección de las palabras sigue siendo decisiva: los que nombran la realidad controlan cómo entendemos el mundo. No les permitamos que nos lo cuenten como les dé la gana..

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