Lamento desesperado por Gaza

Ante el horror absoluto, ¿qué se puede decir?, pero también ¿cómo no hablar, para exorcizar dicho horror y tratar de entenderlo? La violencia nunca es admisible, excepto cuando es la única forma de conseguir establecer negociaciones para solucionar un conflicto enquistado. La violencia , como decía H. Arendt , es siempre instrumental , es decir, busca un objetivo y pretende tener una cierta justificación, a no ser que se parta de la idea del mal absoluto, lo cual elimina la necesidad de preguntar. ¿Por qué A hace el mal? Porque es malo, se acabó la discusión. Otra respuesta que impide seguir preguntando es “porque nos odia”, el fundamentalismo islámico odia a occidente porque es infiel. Estas respuestas tienen la ventaja de que descargan a uno de toda responsabilidad en lo que pasa. Los pacíficos habitantes israelíes de los kibutz que están cerca de la franja son atacados por unos animales no humanos,como ha dicho un portavoz israelí, que sin ningún motivo los matan o los secuestran. Estos hechos no son defendibles en ningún caso , pero si exigen cierta explicación, por qué un miliciano se juega su vida y la de su familia para asesinar o secuestrar israelíes si no es por un odio acumulado durante largo tiempo y que algo tendrá que ver con la situación que llevan arrastrando desde hace tantos años. Cuando alguien arriesga su vida se supone que lo hace buscando algo mejor para él o para los suyos. Ya Tomás de Aquino decía que todas las acciones se ejecutan “sub ratione boni”, en búsqueda de cierto bien. Nadie hace el mal por el mal, ni siquiera el propio diablo.

Arendt insiste en estas ideas cuando recalca que “la violencia ni es bestial, ni es irracional”. La rabia como causa de la violencia surge, según la autora judía, cuando se sospecha que se pueden modificar las condiciones injustas imperantes y se impide su modificación. Por otra parte, “bajo ciertas circunstancias, la violencia -actuando sin argumentación ni palabras y sin consideración a las consecuencias-es el único medio de restablecer el equilibrio dela balanza de la justicia”. La violencia puede ser racional en tanto que sea efectiva para conseguir un fin que pueda justificarla. En el caso de Hamas hay que preguntarse por el fin buscado, según han declarado, vengar la opresión de los palestinos y las ofensas a la mezquita Al Aqsa, ese fin parece justificado así, como otro fin, no declarado pero latente, que es el de sabotear una cooperación entre Israel y los estados árabes moderados que obvia la cuestión palestina. Habría que preguntarse si para esos fines en principio justos ha sido eficaz la violencia desatada, y respecto a este tema la cuestión es más compleja ya que aparte de los crímenes de guerra cometidos contra civiles israelíes está también la cuestión de los estragos que la respuesta israelí iba a provocar sobre los propios palestinos. Se plantea aquí la tradicional cuestión de la sustitución de la lucha política colectiva por las acciones armadas por parte de un grupo que se arroga la representatividad de los oprimidos. Pero es verdad que nadie habla por los gazaties, ni la Autoridad Palestina, ni los países árabes, ni la izquierda global, lo que deja un vacío que aprovechan los violentos. Y los propios gazaties no tienen un ámbito político medianamente democrático donde puedan expresar sus quejas ante lo desesperado de su situación, ya que los únicos que les hacen caso, la ONU, no ven sus resoluciones cumplidas por el boicot de los países occidentales y la apatía de los países árabes. Solo una opinión pública internacional crítica podría retomar estas quejas y amplificarlas para que sean atendidas. La violencia en el caso que nos ocupa podría “servir para dramatizar los agravios y llevarlos a la opinión pública”, como nos recuerda de nuevo Arendt. A veces la violencia puede ser un medio, el único medio , para “lograr una audiencia a la moderación”. Pedir lo imposible a veces es la única forma de obtener lo posible.

El éxito fundamental de la actuación de Hamas tendría que ser el haber puesto sobre la mesa que no se puede pacificar Oriente Medio a costa de los palestinos mediante acuerdos de Israel con los sátrapas árabes de Egipto, Jordania, Marruecos, Emiratos, Arabia Saudí,etc. y el haber sacado del congelador el plan delos dos estados, israelí y palestino, olvidado por la derecha israelí apoyada por sus aliados occidentales y que los déspotas árabes solo tienen como objetivo propio de manera retórica para contentar a sus poblaciones. Por último, traer al primer plano la situación insostenible de Gaza.

Para entender el actual estallido de violencia en primer lugar hay que distinguir entre principio (histórico) y comienzo (temporal), el comienzo está definido, pero el principio en tanto que origen y causa que acompaña todo el proceso desde su comienzo temporal es más complejo. Por eso no podemos analizar los actuales acontecimientos en Gaza iniciando el relato el 7 de octubre, sino que hay que remontarse al principio. Y el principio remoto se encuentra en el antisemitismo que ha acompañado a Europa durante toda su historia. En nuestro caso la expulsión de los judíos y la conversión forzada de los musulmanes acompaña en 1492 el surgimiento de nuestro país como Estado y quizás también como nación. En el siglo XIX surge en Europa el sionismo como la reivindicación de un estado para los judíos. Alentado este proyecto por los gobiernos europeos, como nos ha recordado Alba Rico,queprefieren que los judíos se vayan fuera de Europa que integrarlos como ciudadanos de pleno derecho en sus países. Esta aspiración va cobrando cuerpo tras la segunda guerra mundial y se concreta con el surgimiento del estado de Israel en 1948 que es el resultado de varios factores heterogéneos: las aspiraciones sionistas alentadas por la Gran Bretaña como potencia ocupante de Palestina; la mala conciencia europea todavía traumatizada por el holocausto; la necesidad para el imperialismo, primero británico y francés, posteriormente estadounidense, de consolidar un baluarte no islámico en Oriente Medio para ampliar todavía más la división del mundo árabe y asegurarse una base política y militar en la zona; la debilidad de los palestinos diezmados por el terrorismo sionista; la hipocresía de los regímenes árabes solidarios solo en apariencia delos palestinos, pero realmente ocupados primordialmente en defender sus propios intereses. El surgimiento de dicho estado se hace en las tierras de la palestina histórica sin ninguna legitimación que no sea la teológica ,derivada de una lectura sesgada de las promesas de Jehová a su pueblo hace miles de años.

Este nacimiento se da en una zona en la que tras la Gran Guerra y el desmembramiento del imperio turco se van configurando diversos estados árabes enfrentados entre si e impulsados por Gran Bretaña rompiendo el sueño de una única nación árabe con el que Lawrence de Arabia desplegó la lucha contra los turcos e ilusionó a las tribus árabes. La política de Inglaterra y Francia, potencias coloniales en la zona , fue siempre potenciar a las facciones más atrasadas y tradicionales en los distintos países en detrimento de las capas más ilustradas y modernas, por no decir nada del incipiente socialismo. El objetivo era construir un mosaico de naciones divididas por rencillas tribales y religiosas y dificultar y retrasar en lo posible los incipientes procesos modernizadores presentes en el mundo árabe. Procesos que solo con el socialismo árabe de Egipto, Siria e Irak se desplegaron contando con el apoyo de la URSS en tanto que aliados anti imperialistas en la zona. El socialismo árabe no era socialista en un sentido estricto pero al menos eran regímenes laicos y nacionalistas que tenía un cierto control, sobre sus recursos naturales, especialmente sobre el petróleo y desplegaban una política opuesta al imperialismo. Precisamente el fundamentalismo islámico es un producto occidental utilizado en clave antisoviética para meter en callejones sin salida a los proyectos nacionalistas y antimperialistas de estos países.

Con esto llegamos al principio próximo de la actual crisis: el momento en el que ante la corrupción de la autoridad palestina y la impotencia de su vía negociadora y pacifica con Israel Hamas gana deforma abrumadora las elecciones en Gaza en 2006. Hamas había sido potenciada por Israel precisamente para agrietar la unidad del pueblo palestino en torno a Al Fatah, un movimiento revolucionario laico, con militantes árabes y cristianos, sin fundamentalismo religioso. Desde la victoria de Hamas en Gaza y la ruptura con la Autoridad Palestina que controla Cisjordania, Palestina quedó dividida en dos entidades geográficas y políticas con casi nula conexión entre sí. Gaza fue abandonada por Israel retirando los colonos , muy escasos, que allí había, pero el control directo se sustituye por un control indirecto que cerró la franja al contacto con el exterior por tierra, mar, y aire, (el aeropuerto, construido con ayuda europea fue destruido en 2001 por el ejército israelí), mediante una valla perimetral que cierra todo el territorio. La salida y entrada en el enclave palestino está muy restringida y está en manos de los controles israelíes. La mayor parte delos habitantes de Gaza, con la densidad más alta del planeta,depende de la ayuda humanitaria y de las obras sociales que ha hecho Hamas para congraciarse con la población.

Y así llegamos al 7 de octubre, una operación militar magistral que se ha visto ensombrecida por los crímenes de guerra perpetrados durante la misma . Bien es verdad que en esta guerra la distinción entre militares y civiles es complicada, ya que los civiles israelíes están armados y organizan por su cuenta razias contra los palestinos cuando les apetece y los civiles palestinos odian al ocupante israelí y en ese sentido cooperan con las milicias armadas. Pero lo que no se puede hacer es hablar de civiles israelíes y de terroristas palestinos cuando se contabilizan los muertos. Ni todos los civiles israelíes son puramente civiles ni todos los muertos palestinos son terroristas. No se puede decir que Hamas y Hizbola no son Palestinay luego decir que las acciones de estas milicias las van a pagar el conjunto de la población palestina, como no se cansan de proclamar los responsables israelíes. Si Israel masacra la población civil en su conjunto no puede quejarse de que las milicias armadas palestinas traten a sus civiles como objetivos militares. El objetivo fundamental de Israel no es acabar con las milicias armadas sino destruir lo máximo posible las infraestructuras palestinas, pagadas en su mayor parte por Europa que tendría que pedir compensaciones por estas pérdidas a Israel, para dificultar todo lo posible la viabilidad del estado palestino futuro. Si Hamas busca la destrucción de Israel los ultraortodoxos israelíes ahora en el gobierno no ocultan que quieren matar o expulsar a todos los palestinos delo que ellos consideran su patria sagrada.

Antes de concluir hay que denunciar dos falacias que esgrimen continuamente los defensores sin matices del estado de Israel. Primero, identificar las críticas a las actuales actuaciones de dicho Estado que pueden ser calificadas de crímenes de guerra e incluso de genocidio por tratarse de medidas indiscriminadas contra la población en su conjunto, cayendo en lo que critican en las actuaciones de Hamas, con un segundo nivel : el antisionismo que pone en duda la legitimidad del Estado judío,y sobre todo con el tercer nivel que sería el antisemitismo propiamente dicho como rechazo de la religión y la forma de vida judía en su conjunto. La inmensa mayoría de las críticas de izquierda al estado de Israel se sitúan en el primer nivel, es decir se acepta la existencia del Estado de Israel, aunque se recuerde sus orígenes terroristas y se pida cierta compensación a los palestinos expulsados de sus tierras desde 1948 hasta el día de hoy, y solo se critican sus actuaciones indiscriminadas y desmedidas contra la población civil sin atacar el valor de la cultura judía que se reconoce como fundamental en la tradición cultural de Occidente. Por eso denominar antisemitas las criticas a las actuaciones actuales del Estado de Israel es una desinformación deliberada que hay que denunciar. Dichas criticas no solo no son antisemitas sino que ni siquiera son antisionistas propiamente porque lo que se rechaza no es la existencia del estado de Israel sino sus crímenes de guerra, sin olvidar los crímenes de guerra de Hamas. La segunda falacia es insistir en el carácter democrático del estado de Israel olvidando el giro teocrático que ha emprendido con los cambios constitucionales últimos y el predominio en el gobierno de judíos ultraortodoxos que ponen en cuestión el laicismo del Estado y lo hacen derivar peligrosamente hacia una teocracia, en la que no solo los palestinos del exterior sino incluso los árabes israelíes son discriminados en sus derechos civiles.

¿Qué habría que hacer ahora?y deahí mi desesperanza, en primer lugar firmar un alto el fuego inmediato que permitiera la llegada de ayuda humanitaria a la franja; al mismo tiempo liberar los rehenes civiles en manos de Hamas y establecer un canje de los rehenes militares, por una parte considerable de detenidos palestinos en Israel, la mayor parte de los cuales no han sido juzgados y han sido detenidos sin pruebas. En un segundo paso, reanudar las conversaciones en dirección al establecimiento de un estado palestino viable, retirando los colonos de Cisjordania en un calendario creíble supervisado por instancias internacionales, y facilitando las conexiones entre los diferentes enclaves palestinos hoy aislados por el ejército y los colonos. Al final establecer una cooperación económica entre los dos estados, el israelí y el palestino. Esta solución que es la única que se adecúa a la legislación internacional y a las resoluciones de la ONU no se hará mientras la extrema derecha gobierne en Israel, y los imperialismos europeo y americano se sigan aprovechando del papel de Israel como gendarme local delos intereses imperialistas camuflados como intereses occidentales. Tampoco contribuyen a esta solución los intereses de los gobiernos árabes que prefieren colaborar con Israel que apoyar un estado palestino laico democrático y viable económicamente. Por último tampoco le interesa esta solución al fundamentalismo árabe que perdería una de su razones retóricas de ser: la pretendida defensa dela causa palestina. Cuando a la mayor parte delos actores no le interesa y sus posibles beneficiarios no tienen apoyos sólidos la probabilidad de que esta solución o alguna otra racional y justa se imponga es muy escasa. De ahí la desesperanza ante la falta de ecuanimidad en los juicios y el distinto rasero para considerar los muertos israelíes y los muertos palestinos, tan asesinados de forma injusta los unos como los otros.

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